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El mundo|Martes, 25 de agosto de 2009
La misión de siete cancilleres, entre ellos Taiana, permanecerá 48 horas en Tegucigalpa

La OEA pide respuestas a Honduras

La delegación le dio un plazo a la dictadura de Micheletti para que diga si acepta o no el acuerdo de San José, que incluye la restitución de Manuel Zelaya. Los representantes del presidente derrocado aceptan el acuerdo. Estados Unidos respaldó la misión.

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El canciller argentino, Jorge Taiana, llegó a Tegucigalpa junto a seis colegas y José Miguel Insulza, secretario general de la OEA.

A casi dos meses del golpe de Estado que derrocó al presidente hondureño Manuel Zelaya, una misión de la OEA compuesta por siete cancilleres del hemisferio, entre ellos el argentino Jorge Taiana, llegó ayer a Tegucigalpa con un único objetivo: convencer a los golpistas de que la única vía para resolver la crisis es la restitución del mandatario mediante la firma del Acuerdo de San José. La misión permanecerá sobre el terreno 48 horas. Sus armas son la diplomacia y la negociación. “Esperamos que en el transcurso de la tarde (de ayer) y mañana (por hoy) podamos escuchar de las autoridades del gobierno de facto que están en la posibilidad de avalar todos los puntos contenidos en el acuerdo, incluyendo obviamente la reinstalación del presidente Manuel Zelaya”, señaló Bruno Stagno, canciller costarricense. La dictadura tiene plazo. “Los cancilleres le dijeron a la Comisión del Frente de Resistencia que les darán a los golpistas hasta mañana (por hoy) a las 12 del mediodía para que digan si aceptan o no”, le dijo a Página/12 vía telefónica Juan Barahona, dirigente sindical de la resistencia. Al cierre de esta edición, versiones no confirmadas señalaban que la misión tenía planeado reunirse por la noche con el presidente de facto, Roberto Micheletti.

Pero la meta no será fácil de alcanzar. Como mensaje de bienvenida, Martha Alvarado, vicecanciller de facto, salió a marcar la cancha. “La restitución de Zelaya es innegociable”, aseguró la funcionaria. Con esa predisposición por parte de las autoridades y el informe sobre las violaciones a los derechos humanos en Honduras elaborado por la Comisión de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA bajo el brazo, el grupo de cancilleres, acompañados por el secretario general de esa organización, José Miguel Insulza, aterrizó en Tegucigalpa temprano por la mañana. Provenientes de Miami a bordo de un avión de la Armada de Estados Unidos, los diplomáticos se trasladaron de inmediato al Clarion Hotel Real de Tegucigalpa.

Y allí se atrincheraron. En la calle, una manifestación de zelayistas marchó hasta el hotel para expresar su apoyo a la misión. En la entrada, sin embargo, vallas policiales delimitaban las fronteras. Desde el interior del Clarion, los diplomáticos comenzaron a recibir a los representantes de ambas partes. Arrancaban las audiencias.

Xiomara Castro, esposa del derrocado mandatario, fue una de las primeras en traspasar las vallas. Su mensaje fue claro. “Mi marido está dispuesto a regresar al gobierno del país atado de pies y manos si ello contribuye a que retornen la paz y la tranquilidad a Honduras”, afirmó Castro. “El único arreglo posible es el acuerdo de San José. La crisis política debe terminar esta misma semana”, aseguró la mujer que, desde el derrocamiento de su esposo, se puso al frente de varias de las marchas de la resistencia.

Tras la partida de Castro, diversos miembros de la sociedad civil y del Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado transmitieron la misma voluntad. Del lado de los zelayistas, concluyó la misión, el acuerdo no presenta inconvenientes. “El día de hoy (por ayer) hemos escuchado de los grupos y sectores que representan a Zelaya su aceptación de la propuesta de Oscar Arias”, ratificó el jefe de la diplomacia de Costa Rica en un breve comunicado.

Del lado de los golpistas, la voluntad no fue la misma. El campo sobre el cual se pusieron a trabajar los diplomáticos ya había sido minado el último domingo cuando la Corte Suprema anunció que buena parte de los puntos contenidos en la propuesta de Arias eran contrarios a las leyes hondureñas. Ayer, empresarios y políticos reiteraron el mismo mensaje. La misión está integrada por los cancilleres de Argentina, Jorge Taiana; Canadá, Peter Kenneth; Costa Rica, Bruno Stagno; Jamaica, Kenneth Baugh; México, Patricia Espinoza; Panamá, Juan Carlos Varela, y República Dominicana, Carlos Morales.

Para la dictadura, ésta es una de las últimas oportunidades de negociar. “La misión de la OEA agota todas las instancias a las que se puede recurrir para resolver la crisis”, deslizó la vicecanciller de facto Alvarado.

Desde Washington, no dejaron de pronunciarse a favor de la misión. “Seguimos pensando que los hondureños se merecen una solución política y pacífica que sea negociada, y el Acuerdo de San José es el mejor camino”, señaló ayer Ian Kelly, vocero del Departamento de Estado.

Desde la delegación, a su turno, mantener el optimismo es casi un deber. “Ciertamente, lo que necesitamos es una expresión pública de las autoridades de que avalan los puntos del acuerdo”, insistió de manera diplomática el costarricense Stagno. Quedan 24 horas. Se trabaja contra reloj.

Informe: Martín Suaya.

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