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El mundo|Lunes, 5 de octubre de 2009
Georges Papandreu será premier, como lo fueron su abuelo y su padre

Grecia da un nuevo giro al socialismo

Las semillas de la derrota conservadora fueron varias: la corrupción, la incompetencia, la falta de audacia y una economía en estado lamentable. Pero siguen latentes las causas de la ola de protestas que sacudieron al país a fines de 2008.

Por Daniel Howden *
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“Estamos aquí para que cambie el rumbo del país”, dijo el ganador y representante de la dinastía Papandreu.

Los socialistas griegos volvieron al poder. Tras cinco años de gobierno conservador, el líder partidario Georges Papandreu reconquistó el Partenón para los suyos y, de este modo, al igual que su abuelo y su padre, se convertirá en primer ministro del país mediterráneo. Con más del 40 por ciento de las mesas escrutadas, su partido, el Movimiento Socialista Panhelénico, Pasok, derrotaba al cierre de esta edición a la derechista Nueva Democracia del primer ministro Kostas Karamanlis con un 43,7 por ciento de los votos frente a un 37,2 del lado de los conservadores. “Estamos aquí para que cambie el rumbo del país hacia un espacio respetuoso de la ley, del medio ambiente y del progreso. Con estos valores podemos volver a unificar a los griegos”, aseguró ayer Papandreu frente a una multitud reunida en Atenas. “Pero el camino no será fácil”, advirtió de inmediato. “No quiero tolerancia sino participación, porque el futuro del país es cosa de todos y tengo fe en la capacidad de todas esas fuerzas que hasta ahora estaban reprimidas por la corrupción y el despilfarro”, lanzó el político de 57 años.

De prevalecer esta tendencia en los sufragios, el Pasok no sólo volverá al poder luego de su derrota en las legislativas del 2004, sino que además contará con una mayoría absoluta en el Parlamento unicameral griego, conquistando al menos 159 escaños sobre un recinto de 300. “Se trata de una gran victoria histórica, de una victoria personal de Georges Papandreu”, aseguró ayer Evangelos Venizelos, dirigente socialista.

Las semillas de la derrota conservadora del partido del premier Karamanlis fueron varias: la corrupción, la incompetencia, la falta de audacia y una economía en estado deplorable, es decir, casi los mismos factores que lo llevaron a él mismo al poder hace cinco años. Por ese entonces, Karamanlis enfrentaba a los socialistas que, encaramados en el poder desde hacía 15 años, brillaban por sus políticas de favoritismos e ineficiencia generalizada. Había que purgar, esa fue su promesa de campaña. Anoche el premier renunció a la dirección de su partido.

Lo cierto es que las dos grandes tribus políticas griegas, el Pasok y Nueva Democracia –fundadas por el abuelo y el tío de los actuales contendientes– son pobres de ideas, lo que se reflejó en una campaña que no se molestó siquiera en intentar animar a un público desencantado.

Ni siquiera la actitud del primer ministro a mitad de campaña de querer mostrarse “sincero” y confesarle al pueblo griego que se venían tiempos duros de austeridad por delante lograron elevar la temperatura de la disputa electoral.

Por eso, en realidad, el socialista Papandreu ganó por default. Para ello, lo fundamental fue haber mantenido el liderazgo de su partido, algo que logró en buena medida gracias a tener una imagen pública más favorable a la de los camaradas que compitieron frente a él. Grecia tendrá la posibilidad de evaluar si este ex ministro de Exteriores y actual presidente de la Internacional Socialista puede sorprender a todos.

No obstante, con unas finanzas en estado calamitoso y un sector exportador y de servicios tan estancado como la política, el margen de maniobra no será mucho. Las causas profundas de la ola de protestas y la violencia callejera que sacudió al país a comienzos de este año no han desaparecido, y pocos de los que participaron en las revueltas, seguramente, se dejarán convencer por los resultados de ayer para deponer su actitud.

Los buenos resultados obtenidos por partidos pequeños como el bloque ecologista de los Verdes y los neofascistas de Laos vienen a resaltar el deseo por parte de la población de encontrar chivos expiatorios para explicar la caída continua en el nivel de vida, así como la constatación tardía de que el “desarrollo” llegó pero a costa de las inmensas riquezas naturales del país.

A menos que Papandreu pueda abrirse y llegar a los sectores progresistas más allá de las fronteras del Pasok y darle de ese modo un nuevo impulso de aire fresco a la política de su país, el ejército de descontentos podría paralizar al país una vez más.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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