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El mundo|Martes, 13 de octubre de 2009
Tren, puente y uranio, de remate

Brown privatiza

En Gran Bretaña, si el fisco tiene necesidades, la solución es privatizar. Ayer, el gobierno laborista encabezado por el primer ministro Gordon Brown anunció un plan destinado a poner a la venta una serie activos públicos con el objetivo de recaudar unos 17.600 millones de euros y de ese modo reducir el gigantesco déficit público. “Con la primera ronda de ventas de activos no financieros esperamos recaudar unos 3300 millones de euros a lo largo de los próximos dos años. Alentaremos a las autoridades locales y municipales, a su vez, para que hagan lo propio en sus distritos”, precisó Brown en un discurso pronunciado ayer desde el corazón mismo de donde, seguramente, saldrán los compradores: la City (centro financiero) de Londres. De acuerdo con el primer ministro británico, las privatizaciones serían fundamentales para apoyar el proceso de crecimiento y sostener la incipiente generación de empleos.

Según la oposición, sin embargo, los motivos son otros. “Creemos que vender activos para pagar la deuda, teniendo en cuenta el estado en el que estamos, es razonable. Pero, en realidad, esto tiene que ver con salvar al primer ministro. Brown está desesperado y busca titulares. Sabe que su futuro político está acabado”, señaló Philip Hammond, vocero del opositor Partido Conservador, favorito para ganar las elecciones el año próximo y acabar así con casi diez años de gobiernos laboristas.

En concreto, el gobierno pondrá a la venta la cadena de agencias de apuestas Tote, la línea ferroviaria que opera a través del Canal de la Mancha y el puente Dartford, que atraviesa el río Támesis en el este de Londres. En el programa de privatizaciones –que se planificó con una extensión de cuatro años– también se prevé la venta del 33 por ciento de la participación que tiene el gobierno en Urenco, una compañía de enriquecimiento de uranio que provee a plantas nucleares de varios países. El déficit público británico está estimado en unos 192.000 millones de euros para los próximos dos años. El jefe de gobierno, hace algunos días, señaló que el Reino Unido aún se encuentra a mitad de camino en el proceso de superar la recesión provocada por la crisis financiera internacional y, por eso, advirtió que existe un riesgo de entrar en una depresión si se recorta el gasto público muy rápidamente, tal como plantean los conservadores.

“Hay una división fundamental en la política británica. Algunos darían marcha atrás ahora mismo con nuestra política fiscal expansiva; algunos detendrían el flujo de fondos destinados a fortalecer al sistema financiero. Eso pondría en peligro la recuperación”, explicó Brown.

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