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El mundo|Viernes, 16 de octubre de 2009
CUARENTA MUERTOS EN CINCO ATAQUES COORDINADOS EN LAHORE, KOHAY Y PESHAWAR

Avance de la fuerza talibán en Pakistán

Los ataques, que sucedieron días después de un audaz asalto a los cuarteles del ejército en Rawalpindi, demostraron que los talibán poseen la capacidad para atacar en todo el país desde su bastión en la frontera afgana.

Por Omar Waraich *
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Policías paquistaníes toman posición en medio de la batalla campal en las calles de Lahore.

Desde Lahore

Pakistán estaba tambaleante anoche después de que el talibán intensificara su sangrienta campaña de violencia, lanzando cinco ataques separados en un solo día, incluyendo el primero con combatientes femeninas. Por lo menos cuarenta personas murieron en tres ataques llevados a cabo por hombres armados sobre blancos policiales en Lahore y dos autobombas en Kohat y Peshawar. “El enemigo comenzó una guerra de guerrillas”, dijo el ministro del Interior, Rehman Malik. “Toda la nación debería unirse contra este puñado de terroristas y Dios los derrotará.”

Ayer fue el quinto día de derramamiento de sangre en Pakistán durante la última semana y media. La violencia, que se cobró más de cien víctimas y mostró el brutal alcance de los talibán en todo el país, llegó en momentos en que Pakistán lanza una serie de ataques aéreos preparando el terreno para lo que prometió será una ambiciosa ofensiva terrestre del ejército sobre el baluarte talibán.

Los muy coordinados ataques de Lahore comenzaron a las 9 de la mañana, desarrollándose simultáneamente en tres lugares separados, incluyendo la Agencia Federal de Investigaciones, el cuerpo nacional de seguridad. Representaron el ataque más sofisticado de la región desde el derramamiento de sangre de noviembre pasado en Mumbai. Como aquellos atacantes, los equipos de Lahore estaban equipados con fruta seca, aparentemente para soportar el largo recorrido.

El normalmente bullicioso Lahore se paralizó cuando las fuerzas de seguridad estuvieron horas intercambiando fuego con los militantes. El sitio más largo tuvo lugar en un lugar elitista de entrenamiento de comandos en Badian, cerca del aeropuerto. Los atacantes escalaron la pared trasera, algunos de ellos parados en el techo disparando a las fuerzas de seguridad y tirando granadas en un enfrentamiento que duró cuatro horas. “Ellos (los militantes) estaban de negro, íntegramente de negro”, dijo Inam Mansoor, un conductor de ambulancia que ayudaba a recuperar a los heridos del complejo. “Portaban armas y tenían mochilas.”

El Ministerio del Interior dijo que los atacantes incluían a tres mujeres –la primera vez que las mujeres participaron de la violencia militante en Pakistán–. Existe la especulación de la participación de las estudiantes femeninas de la madrassa de la Mezquita Roja de Islamabad, la escena del mortal sitio en julio de 2007, que viajaron a Punjab en el sur posteriormente. El teniente general Shafqat Ahmad dijo que cinco atacantes murieron en la lucha, tres murieron en el tiroteo y dos más murieron cuando se detonaron a sí mismos.

Mientras, en el centro de la ciudad, hombres armados entraron al edificio de la Agencia Federal de Investigaciones, que fue el blanco con un camión bomba hace dieciocho meses, cuando 21 personas murieron. Ayer, cuatro empleados del gobierno y un transeúnte perdieron su vida. En la academia de entrenamiento de policía Manawan, que ya fue blanco anteriormente este año, nueve oficiales de policía y cuatro militantes resultaron muertos.

Antes de que la violencia escalara en Lahore, un autobomba suicida fue detonado cerca de una estación de policía en la ciudad del noroeste de Kohat, matando a tres oficiales de policía y a ocho civiles. Para terminar el día sangriento, otro autobomba explotó en Peshawar, afuera de la residencia del conductor del jefe de ministros. Un niño de seis años resultó muerto, mientras otros nueve, especialmente mujeres y niños, quedaron muy malheridos.

Los ataques, que sucedieron días después de uno audaz en los cuarteles del ejército en Rawalpindi, provocaron temores de un mayor caos mientras que los militantes talibán basados a lo largo de la frontera afgana y el noroeste han demostrado su habilidad para atacar en todo el país. Anoche, la seguridad estaba siendo reforzada en Karachi, la mayor ciudad de Pakistán, y los residentes en la capital, Islamabad, también se preparaban para lo peor.

Una preocupación especial es el aparente nexo operacional que surgió entre el talibán paquistaní, basado en las áreas tribales, y los militantes del centro de la provincia de Punjab.

Lahore es el bastion del clan Bhutto, y de allí proviene el actual presidente, marido de la ex presidenta asesinada Benazir Bhutto.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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