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El mundo|Jueves, 5 de noviembre de 2009
Hizo campaña en dos estados, pero su magia no alcanzó para salvar a sus candidatos

Obama quiso minimizar la derrota

El presidente dijo que los temas locales definieron los comicios, pero los líderes del Partido Republicano presentaron sus victorias en Nueva Jersey y Virginia como el inicio de un cambio significativo en la arena política nacional.

Por David Usborne *
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No fue una jornada feliz para Obama y los demócratas, aunque salvaron dos bancas legislativas.

Desde Nueva York

En un intento por eludir los primeros frescos que llegan con el otoño, la Casa Blanca salió ayer a minimizar las derrotas de los dos candidatos demócratas en las elecciones para gobernador en los estados de Nueva Jersey y Virginia. Según la visión oficial, en ambos casos los comicios giraron mucho más en torno de temas locales que alrededor de la figura de Barack Obama.

Los líderes del Partido Republicano, por su parte, presentaron sus victorias como el inicio de un cambio significativo en la arena política nacional. Su alegría, sin embargo, no fue completa: perdieron dos elecciones para cubrir vacantes en la Cámara de Representantes, incluyendo la de un distrito en el norte del estado de Nueva York que había estado bajo control de los republicanos desde la Guerra Civil.

Más allá de las particularidades de la jornada, es el propio Obama el que, doce meses después de pronunciar su discurso de victoria en Chicago, hoy se encuentra a la defensiva. El mandatario hizo campaña personalmente tanto en Virginia como en Nueva Jersey a lo largo de las últimas semanas y, en ambos casos, perdió.

Si bien es cierto que su imagen personal continúa siendo relativamente alta en ambos estados, también es cierto que a Obama le faltó la magia necesaria para salvar a Creigh Deeds y Jon Corzine contra sus adversarios republicanos Bob McDonnell y Christopher Christie.

Robert Gibbs, el vocero presidencial, insistió con que en ambas elecciones los votantes estuvieron influenciados principalmente “por cuestiones locales que no involucran al presidente”. Y, señalando que a los votantes también les importaba la marcha de la economía, agregó: “No creo que el presidente necesite una elección o una encuesta de opinión para enterarse de eso”.

Michael Steele, presidente del Partido Republicano, no estuvo de acuerdo. “Con estas victorias nuestro histórico partido se puso en movimiento nuevamente”, afirmó. David Carney, ex consejero político del ex presidente George Bush, coincidió con el diagnóstico. “Estos resultados son noticias maravillosas para el futuro del partido”, estimó.

Lo cierto es que el fracaso de Obama en salvar, al menos, al gobernador Corzine en un estado mayoritariamente demócrata como Nueva Jersey podría tener implicancias serias entre la bancada de legisladores oficialistas en el Capitolio. La mayoría de ellos buscará su reelección en las legislativas de mitad de mandato previstas para el año que viene y la derrota en Nueva Jersey bien podría provocar una baja en el entusiasmo de los congresistas por impulsar la agenda progresista del presidente, en la cual se encuentra tanto la reforma de salud como todo lo relacionado con el cambio climático.

Corzine perdió en Nueva Jersey por un amplio margen de 5 por ciento de los votos, en lo que se suponía iba a ser una elección cabeza a cabeza, mientras que Deeds, calificado de antemano como un candidato débil e indisciplinado, perdió por 20 puntos en el estado de Virginia.

La noche del martes también consagró a Michael Bloomberg, el magnate financiero, como alcalde de la ciudad de Nueva York para un tercer período consecutivo. Su victoria sobre su rival demócrata William Thompson, sin embargo, fue por un margen más estrecho que el previsto. “Todavía no han visto nada”, les dijo ayer Bloomberg a los neoyorquinos tras conocer su triunfo.

Las elecciones norteamericanas produjeron, también, un retroceso considerable para los activistas por los derechos de los gays y las lesbianas en el estado de Maine. Allí, los votantes optaron por derogar una ley que, hacía tan sólo seis meses, había legalizado el matrimonio entre personas del mismo sexo. Sin dudas, fue una gran victoria para los grupos conservadores y activistas cristianos que llevaron adelante la campaña en contra de la legislación. Maine había sido el sexto estado de Estados Unidos en legalizar el matrimonio homosexual.

Para los demócratas, quedó el tenue brillo de sus victorias para cubrir las vacantes en la Cámara de Representantes. El partido eligió resaltar, en particular, la obtenida en el distrito número 23 del estado de Nueva York. Allí, Bill Owens derrotó al conservador de línea dura Doug Hoffman. Hacía menos de una semana, Dede Scozzafava, la candidata republicana moderada, había retirado su candidatura por no poder competir con Hoffman, quien había recibido el respaldo explícito de otras figuras nacionales del Partido Republicano como Sarah Palin.

La disputa entre los dos candidatos conservadores, además, simbolizó la lucha intestina que se está llevando adelante entre los republicanos: por un lado, un conjunto de dirigentes que, como Palin, buscan revitalizar al partido a partir de una vuelta a los valores conservadores clásicos de la derecha; por el otro, una dirigencia mucho más moderada que opera desde Washington y que busca evitar alejarse del centro.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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