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El mundo|Sábado, 14 de noviembre de 2009
Ataque talibán en Kabul durante la gira asiática de Obama

Asaltan un convoy de EE.UU.

Mientras Obama seguía dilatando su decisión sobre el envío de nuevas tropas a Afganistán, un Toyota Corolla blanco lleno de explosivos se estrelló contra el frente del Campo Phoenix, una base norteamericana en la capital afgana.

Por Kim Sengupta *
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Soldados estadounidenses y afganos después del ataque suicida contra la base militar.

Desde Kabul

El movimiento talibán lanzó ayer un sangriento recordatorio de lo que está en juego en Afganistán, al atacar un convoy norteamericano a plena luz del día en la capital del país. Un Toyota Corolla blanco lleno de explosivos se estrelló contra el frente del Campo Phoenix, una base norteamericana en la capital afgana. Nueve soldados estadounidenses y diez contratistas que trabajaban para una empresa extranjera y tres civiles afganos resultaron heridos. Mientras tanto, en Japón, el presidente Barack Obama seguía dilatando su decisión sobre el envío de nuevas tropas. “Estoy determinado a hacerlo bien”, aseguró el mandatario, justificando la larga espera.

En el primer día de su gira por Asia, Obama reiteró que no habrá un compromiso sin fecha de salida, como lo hubo durante los gobiernos de su antecesor. Pero también destacó que Estados Unidos debe alcanzar una protección certera contra la posibilidad de un nuevo ataque terrorista. A pesar de las semanas de intenso debate en Washington, el mandatario y su equipo de asesores militares aún no revelan sus cartas ni asoman algún adelanto de cuál será su juego.

Uno de los problemas es que los asesores del presidente Obama no se terminan de poner de acuerdo. Otro, es el que puso de relieve esta semana el embajador norteamericano en Kabul, Karl Eikenberry, quien rechazó la opción de desplegar más tropas en el país, según revelaron correos electrónicos secretos, difundidos por los medios estadounidenses. Su opinión demostró el enfrentamiento que existe actualmente entre la mirada política y la militar, del comandante general Stanley McChrystal, quien advirtió con dramatismo que Washington perderá la guerra, a menos que envíe 40 mil soldados más al terreno.

En medio de ese debate, Obama sigue indeciso, pero intenta no demostrarlo. “No arriesgaré sus vidas a menos que sea necesario para proteger los intereses vitales de Estados Unidos. Y si fuera necesario... les daremos la estrategia y la misión correcta, como merecen”, aseguró Obama, ante un contingente de soldados norteamericanos asignados a una base militar cercana a Japón. “Les daremos el equipo y el apoyo que ustedes necesitan para hacer el trabajo. Y eso incluye el apoyo de los estadounidenses en casa”, agregó.

En Londres, mientras tanto, el primer ministro Gordon Brown anunciaba que gracias a sus esfuerzos sus compañeros en la OTAN habían aceptado enviar cinco mil soldados más a Afganistán. “Asumí la responsabilidad de pedirles a los otros países de Europa, e incluso de afuera del continente, que apoyen esta nueva estrategia que estamos lanzando. Necesitamos que nuestros aliados de la OTAN ayuden. Creo que vamos a conseguir cinco mil soldados”, informó, satisfecho.

Pero a pesar de la convicción que proyectó el premier británico, en los círculos de la diplomacia y Defensa, nadie estaba muy seguro. Londres ya había aceptado enviar 500 soldados más, mientras el gobierno turco también aprobaría el despliegue de otro tanto. Berlín, en tanto, adelantó ayer que podría aumentar su presencia en Afganistán con otro centenar de soldados. “No sabemos de dónde saldrán los otros cuatro mil”, reconoció un veterano oficial militar británico, quien pidió no revelar su nombre.

Las palabras de Brown también causaron sorpresa en Kabul, pero por otras razones. El primer ministro británico también había garantizado que el reelecto presidente Hamid Karzai iba a combatir la corrupción sistémica del país asiático. Los diplomáticos occidentales en Kabul, incluidos los británicos, coinciden en que el mandatario afgano no ha hecho nada para frenar la corrupción que inunda su gobierno.

Karzai va a asumir el próximo viernes y el movimiento talibán ya prometió hacer lo posible para arruinar el momento. A diferencia de Obama, no se tomaron mucho tiempo. Según los talibán, el ataque de ayer contra la base norteamericana fue el primero de una serie.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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