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El mundo|Viernes, 11 de diciembre de 2009
LA DICTADURA LE ADVIRTIO QUE SOLO SALDRA SI PIDE ASILO, RENUNCIANDO A LA PRESIDENCIA

Zelaya no pudo salir de Honduras

El mandatario derrocado quiso abrir un diálogo fuera del país con el presidente electo, Porfirio Lobo. México y República Dominicana estaban entre los destinos posibles.

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Zelaya está recluido en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.

Después de dos meses y medio encerrado en la embajada brasileña en Tegucigalpa, el presidente derrocado Manuel Zelaya había intentado, por primera vez, salir y dejar el país. Casi lo consiguió. México había mandado un avión, que lo esperaba en la vecina nación salvadoreña, y los gobiernos de Estados Unidos y Brasil ya estaban notificados. Sólo necesitaba que la dictadura firmara el salvoconducto para él, su familia y el único asesor que sigue en la embajada, Rasel Tomé. A última hora del miércoles, cuando los rumores se acumulaban en los noticieros internacionales, el dictador Roberto Micheletti le bajó el pulgar a toda la operación. Según explicó Zelaya ayer, le habían pedido que renunciara formalmente a su cargo a cambio de su libertad. “Fue una extorsión, simplemente. Cuando ya estaban todos los trámites listos dijeron que antes de firmar el salvoconducto el presidente Zelaya debía firmar un documento. Un chantaje”, relató a Página/12 Tomé.

Honduras había vuelto a vivir el miércoles una noche de rumores, desmentidas y traiciones. Zelaya había estado a un paso de dejar el país. Aun después de las elecciones hondureñas del 29 de noviembre y la legitimación que recibieron de varios de los países de la región, Estados Unidos a la cabeza, el mandatario derrocado había negado la posibilidad de un asilo político en un país amigo. Sin embargo, los medios hondureños habían barajado la posibilidad de un exilio a la vecina Nicaragua o a Brasil, uno de sus principales aliados desde el golpe de Estado. Pero ayer Zelaya volvió a sorprender.

Cuando nadie se lo esperaba, el mandatario retomó la iniciativa e intentó abrir un diálogo con el presidente electo Porfirio Lobo fuera del país. “El presidente Felipe Calderón atendió nuestra solicitud para llegar a México en condición de huésped distinguido de esa nación, con el fin de estar en un ambiente neutral que nos permita alcanzar consensos”, aseguró Zelaya en un comunicado difundido ayer desde la embajada brasileña.

Según explicó Rasel Tomé, el único asesor político que sigue con él en la embajada brasileña, el acoso de la dictadura ha vuelto imposible cualquier negociación en suelo hondureño. “No permiten el ingreso de ninguna persona a la embajada. Hay muchas limitaciones para poder crear un ambiente propicio para iniciar un diálogo. Necesitamos un lugar neutral”, señaló.

México había sido la opción elegida por Zelaya, por su cercanía geográfica –el DF está a una hora de vuelo de Tegucigalpa, aproximadamente– y por el peso político de un país como ése. Sin embargo, hay algunas partes de la historia que no terminan de quedar claras. Ayer Porfirio Lobo, el presidente electo en los comicios del 29 de noviembre, aseguró a los medios que él planeaba reunirse con Zelaya en República Dominicana, no México.

“Yo iba para República Dominicana a hablar con él y con el presidente (Leonel) Fernández, que fue sorprendido porque no sabía que por otro lado estaban arreglando la salida a México. O sea que eso fue un medio teatro”, se quejó el líder hondureño, que continúa apoyando la dictadura de Micheletti. Tomé reconoció que el presidente de República Dominicana se había ofrecido como anfitrión de un eventual diálogo entre Zelaya y Lobo. “El presidente lo aceptó, por supuesto, pero optamos por México en principio”, señaló.

A pesar de los desencuentros y del nuevo revés que les asestó la dictadura, el asesor zelayista aseguró que seguirán impulsando un diálogo, preferentemente afuera del país. La dictadura ya le advirtió, sólo saldrá si pide asilo, lo que implicaría de hecho reconocer que no ejerce más la función de presidente de los hondureños. Un precio que, por ahora, Zelaya se niega a pagar.

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