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El mundo|Martes, 22 de diciembre de 2009
En la madrugada, los demócratas consiguieron los sesenta votos para avanzar con la reforma

La ley de salud de Obama pasó un escollo

Los senadores aprobaron dar por terminados los debates sobre el texto que contiene el “compromiso” negociado, en las últimas semanas, en el seno de la mayoría demócrata. La votación final sería el jueves, en la víspera de Navidad.

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Barack Obama, junto a los legisladores de su partido, celebró la “gran victoria” para los estadounidenses.

El Senado estadounidense abrió el camino para adoptar, tal vez en la misma Nochebuena y tras meses de debates, la reforma del sistema de salud del presidente Barack Obama. En la madrugada de ayer los demócratas consiguieron los 60 votos requeridos para avanzar con la ley y Obama lo celebró como “una gran victoria” para los estadounidenses.

Los senadores aprobaron por 60 votos contra 40 el fin de los debates sobre el texto que contiene el “compromiso” negociado en las últimas semanas en el seno de la mayoría demócrata. Ninguno de los 40 senadores de la oposición republicana votó a favor. Así lo argumentó el líder de la minoría, Mitch McConnell. “Esta legislación equivale al rediseño de nuestra nación y el pueblo ya ha emitido su veredicto: no la quiere.”

Este primer voto muestra que el jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, dispone –a falta del apoyo de los republicanos– de los 60 votos de un total de 100 necesarios para la adopción del proyecto de ley. El Senado cuenta con 58 demócratas, dos independientes y 40 republicanos.

Otros dos votos de procedimiento para cerrar definitivamente los debates sobre la reforma están previstos para hoy y mañana. El voto final podría así tener lugar el jueves en la noche, en vísperas de Navidad.

Sin esperar ese momento, Obama felicitó a los senadores: “Estados Unidos desmontó una intervención que buscaba bloquear la votación final para la reforma del sistema de salud y anotó una gran victoria para el pueblo estadounidense”. Añadió que “el Senado nos ha acercado a una reforma que representa una diferencia tremenda para familias, ancianos, empresas y el país en su conjunto”.

El texto de la Cámara alta apunta a brindar cobertura médica a 31 de los 36 millones de estadounidenses que carecen de ella y a hacer bajar los costos de la salud, al tiempo de mejorar la calidad de la atención. En total, 94 por ciento de los estadounidenses de menos de 65 años quedarán así protegidos. Todos los ciudadanos estarán obligados a tener un seguro médico. La nueva legislación ofrecerá subsidios a las familias de bajos ingresos para que puedan hacerlo, al tiempo que prohibirá a las firmas de seguros negarse a dar cobertura debido a condiciones médicas preexistentes.

Según la oficina del Presupuesto del Congreso (CBO), el proyecto de ley reduciría el déficit estadounidense en 132.000 millones de dólares en diez años, sobre todo permitiendo economías en dispositivos como el seguro contra enfermedad para los ancianos (Medicare).

El 7 de noviembre, la Cámara de Representantes adoptó su propia versión de la reforma. Una vez que el Senado apruebe su propio texto, deberá ser fusionado con el de la Cámara, y luego enviado a Obama para su promulgación y lograr así la mayor reforma de su tipo en cuatro décadas.

Los líderes demócratas esperan hacerlo antes del discurso de Obama sobre el estado de la Unión a fines de enero o principios de febrero. Se esperan conflictos dentro de las filas demócratas en torno de las nuevas y severas restricciones al dinero federal para el subsidio de abortos, y a la decisión del Senado de retirar una “opción pública” con respaldo del gobierno para competir con las aseguradoras privadas.

Eso hizo que el presidente de la Unión Internacional de Empleados de Servicios, Andy Stern, criticara el proyecto de ley por considerar que se quedaba corto de lo que su poderoso gremio esperaba sobre la reforma de salud. “Aquí se trata de si la gente puede pagarse el seguro de salud. No se trata de Ben Nelson haciendo acuerdos. Se trata del pueblo estadounidense”, dijo Stern el domingo a la cadena de televisión CNN, en referencia al renuente senador de Nebraska que finalmente les dio a los demócratas el último voto que precisaban para aprobar la norma.

“Estoy tan decepcionado como cualquiera”, agregó.

Hasta la opinión pública apoyaba menos la norma al tiempo que el debate se hacía difuso. El principal asesor de Obama, David Axelrod, aseguró que eso es, simplemente, el reflejo de las tácticas obstruccionistas utilizadas por los enemigos de la ley y que los ciudadanos respaldarán la reforma en cuanto la puedan conocer mejor.

Aunque admitieron que, por el momento, no tenían fuerza para detener el proyecto de ley, los republicanos advirtieron que los demócratas pagarían un precio en las elecciones legislativas de medio término de noviembre de 2010.

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