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El mundo|Sábado, 26 de diciembre de 2009
Una mujer franqueó la seguridad y lo hizo caer; salió ileso

El Papa, agredido en Nochebuena

El jueves a la noche no se les pidió a los fieles ninguna forma de identificación para entrar a misa, lo que hubiera facilitado detectar y detener a causantes de problemas. Ratzinger pidió ayer el abandono de la violencia.

Por Jerome Taylor *
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Miles de fieles se habían reunido en la Basílica para ver al Papa dirigirse hacia el altar principal.

Ayer se lanzó una investigación sobre la efectividad de la seguridad del Papa, después de que se supo que una mujer que había logrado saltar las barreras de seguridad y tiró al suelo al pontífice, había tratado de hacer lo mismo el año anterior. Susanna Maiolo, que tiene la doble nacionalidad suiza e italiana, logró pasar por encima de la cuadrilla de seguridad que protege al papa Benedicto durante la misa de medianoche de Nochebuena en la Basílica de San Pedro en Roma.

Trató de atacar al Papa en la misma ceremonia el año pasado, pero el ataque se frustró a pocos segundos de romper la barrera que separaba a los fieles de la procesión papal. Esta año, la mujer de 25 años fue rápidamente tirada al suelo por un guardaespalda después de saltar sobre la barrera, pero no antes que ella lograra aferrarse a las vestiduras del Pontífice, tirándolo al suelo con ella.

El Papa, de 82 años, no sufrió daño en el ataque y continuó para dar la misa de medianoche. Pero el cardenal francés, Roger Etchegaray, un prominente diplomático de 87 años, fue derribado en el alboroto y se rompió una pierna. El del jueves a la noche es el primer ataque exitoso sobre Benedicto desde que asumió, en 2005. Pero el hecho de que Maiolo ya hubiera tratado de agarrar al Papa un año antes inevitablemente provocará preguntas difíciles para los responsables de la seguridad del Sumo Pontífice, y la no menor es ¿cómo mantener al Papa seguro pero seguir permitiendo que sus seguidores lleguen a estar fisicamente cerca de él?

Ayer el Vaticano admitió que Maiolo –que fue descripta como “psicológicamente inestable”– estaba usando la misma chaqueta roja que usó durante el ataque del año pasado. Sin embargo, el padre Federico Lombardi, un vocero del Vaticano, dijo que era difícil garantizar un nivel de seguridad porque el líder de los Católicos Romanos del mundo necesita estar cerca de sus seguidores.

“Es imposible evitar toda posibilidad de que algo suceda”, dijo el padre Lombardi anoche. “El Papa quiere tener una relación directa y pastoral con la gente donde pueda tocar a los niños, dar la mano y hacer lo que quiera hacer y que la gente haga lo que quiera hacer.” Añadió que “si uno quiere una seguridad total no se puede hacer eso. Estar alejado de la gente, estar sin contacto con ella, va en contra del espíritu de la misión, de manera que siempre habrá un riesgo”. Pero los jefes de seguridad del Vaticano deberían revisar los procedimientos de seguridad para “tratar de aprender de la experiencia”, añadió.

Gerry Noel, un ex editor del diario Catholic Herald de Gran Bretaña, le dijo al The Independent que al Vaticano no le gustaría tener que rodear al Papa con tantas capas de seguridad que lo volvieran inaccesible para su seguidores. “El Vaticano reforzó su seguridad después del 11 de septiembre, pero puede necesitar reforzarla más”, dijo. “Pero no creo que de pronto el Papa se vuelva inaccesible para la gente; tendrán que evitar eso.”

Miles de fieles se habían reunido en la Basílica en Nochebuena para ver al Papa dirigirse por la nave central hacia el altar principal cuando tuvo lugar el ataque. Aquellos que entran a la Basílica deben pasar a través de detectores de metales, pero una vez adentro de San Pedro la seguridad es relativamente laxa.

Adquirir entradas para la misa papal es también fácil. Virtualmente cualquiera puede pedirlas y sus nombres son entonces puestos en una lista de espera. El jueves a la noche no se les pidió a los fieles ninguna forma de identificación, lo que hubiera facilitado detectar y detener a conocidos causantes de problemas. No se sabe si los jefes de seguridad del Vaticano usan el mismo tipo de tácticas que usa la policía británica para detectar a los hooligans del fútbol en las grandes multitudes, pero de cualquier manera Maiolo logró pasar sin despertar ninguna alarma.

Cualquier revisión de los procedimientos de seguridad del Vaticano podrá tener implicancias prácticas en la próxima visita del Papa a Gran Bretaña el año que viene, especialmente si sus guardaespaldes deciden tenerlo detrás de fuertes capas de seguridad.

Tradicionalmente el Papa está escudado por su propio ejército privado de Guardias Suizos, en la Ciudad del Vaticano. En siglos anteriores los guardias han dado su vida para protegerlo. Hoy en día, la Guardia Suiza es complementada por una policía especialmente entrenada, italiana, y del Vaticano.

En 1981 el Vaticano dio un paso atrás en la costumbre de que el pontífice ofreciera saludos en primera fila a las multitudes después de que un hombre armado turco, Mehmet Ali Agca, casi mató a Juan Pablo II. El Papa viaja ahora en un Papa Móvil a prueba de balas pero los jefes del Vaticano todavía están interesados en asegurarse de que el pontífice sea accesible al público.

En su anual mensaje de Navidad Urbi et Orbi (“ciudad y mundo”) de ayer el Papa parecía sano cuando saludaba a los católicos del mundo en 65 idiomas. No hizo referencia alguna al ataque de jueves por la noche, pero usó su discurso para hablar sobre la importancia de renunciar a la violencia y promocionar el perdón. La gente, dijo, debería “abandonar la violencia y venganza y comprometerse con renovado vigor y generosidad en el proceso que conduce a una coexistencia pacífica”.

* The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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