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El mundo|Miércoles, 20 de enero de 2010
Después de un año se espera de él un cambio real para Estados Unidos

Se terminó la primavera para Barack Obama

Por Rupert Cornwell *
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El curso de la economía se escapa del control del presidente.

Ha sido duro, y a corto plazo probablemente será más duro aún. Ese es el camino que tendrá que atravesar Barack Obama mientras se embarca en el segundo año de la que, hace doce meses, era la presidencia estadounidense más ansiosamente esperada en medio siglo. El ánimo, una semana antes de que Obama dé su primer discurso del Estado de la Unión el miércoles próximo, no podría ser más diferente.

El desafío más inmediato es la reforma de salud. Para uno u otro lado, el destino de la medida se decidirá en las próximas semanas, quizás días. Obama fue electo con la promesa de traer un cambio real. Sus otras prioridades, sin embargo, de revisar la política energética de país, la regulación de sus mercados financieros y las leyes de inmigración, todas se paralizaron por el implacable foco en la reforma sanitaria.

De alguna manera el presidente debe revigorizar a su tropa. Pero aún antes que el espectro de la derrota apareciera en Massachusetts, docenas de demócratas que se enfrentan a duras batallas por la reelección en noviembre, están vacilantes. En los meses próximos, la presión por romper las filas sobre la legislación impopular en sus estados natales y distritos congresionales, solamente crecerá, poniendo más en peligro la habilidad de Obama para cumplir con su promesa de tratar problemas ignorados durante los ocho años de negligencia republicana.

Por lo menos la agenda legislativa está, hasta un cierto punto, dentro de su control. La economía, la mayor nube interna en su presidencia, no lo está. Las cifras de Obama en las encuestas está disminuyendo, y el agrio y escandaloso ánimo nacional refleja la pérdida y empleos y salarios en la peor recesión de Estados Unidos en 75 años. La recesión puede haberse originado cuando George W Bush estaba en funciones, pero –justa o injustamente– ésta es la economía de Obama ahora. Y mientras los indicadores estadísticos crecen para arriba, cada señal es que la recuperación será lenta. Técnicamente la recesión puede haber terminado, pero durante la mayor parte de 2010 no se notará. Eso sólo es una mala señal de que la dificultades continúan para la Casa Blanca.

La percepción de la política exterior es igualmente difícil. Obama puede estar reduciendo el compromiso de Estados Unidos con Irak, pero esa guerra ha sido reemplazada en los titulares por el conflicto igualmente impopular en Afganistán. habiendo decretado su propio aumento de tropas allí, la guerra incuestionablemente le pertenece a Obama. Si las bajas estadounidenses siguen aumentando, y no se hace un progreso visible –ni en el terreno ni en la calidad del gobierno de Hamid Karzai–, Obama estará bajo nueva presión.

El problema más difícil es el dilema del punto muerto israelí-palestino, e Irán y su programa nuclear. Para la administración de Obama, aún más que para la de su predecesor, la opción militar contra Teherán representa la última alternativa. Si las sanciones más duras no tienen efecto, podría verse forzado por la acción israelí. Eso, sin embargo, podría casi con seguridad provocar represalias de Irán, quizá interrumpiendo el abastecimiento mundial de petróleo y desatando nuevos ataques de Hamas y Hezbolá contra Israel, posiblemente iniciando una nueva guerra regional.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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