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El mundo|Jueves, 21 de enero de 2010
Peligra la mayoría especial de los demócratas

Avance republicano en el Capitolio

Por David Usborne *

Desde Washington

De pronto sin confianza política, la Casa Blanca y los líderes demócratas en el Capitolio estaban evaluando anoche sus opciones para mantener vigente su reforma de sistema de salud y otras prioridades de política claves frente a la increíble victoria del republicano Scott Brown en la elección especial del Senado en Massachusetts. Su evaluación más urgente era el daño hecho a los esfuerzos por la reforma del sistema de salud. Aunque los demócratas todavía tendrán una mayoría de 59 a 41 en el Senado, la pérdida de la banca de Massachusetts los priva de la llamada supermayoría de 60 bancas que les impide a los republicanos obstaculizar. Ayer fue un día de júbilo para los republicanos, que ahora tienen una real oportunidad para completar la misión en la que se embarcaron hace unos meses atrás: detener la reforma del sistema de salud. Decir que los demócratas estaban apesadumbrados no describiría su estado de ánimo adecuadamente. Lo peor era que el revés de Massachusetts involucraba una banca que había sido casi ininterrumpidamente de Kennedy desde 1953.

Tampoco pasó desapercibido que el revés de la elección del martes que pasó al año del juramento del presidente Barack Obama. El fervor de la anticipación y la esperanza que irradiaban sus partidarios de entonces fueron reemplazados por la desilusión, la frustración y hasta la recriminación, parte de ellas dirigidas a la perdedora demócrata, la fiscal general de Massachusetts, Martha Coakley.

No hay mucho tiempo para reagrupar y revertir a los demócratas en su caída en popularidad. Una fecha límite es el discurso del Estado de la Unión que Obama dará en ambas cámaras del Congreso –y a la nación– el próximo miércoles. Obama, quien ganó en Massachusetts por un porcentaje de 26 puntos hace 14 meses, necesitará calibrar hasta qué punto cambia de curso o no, después de la derrota de la elección de esta semana.

La otra fecha en la mente de los demócratas electos es la de noviembre, cuando cada miembro de la Cámara de Diputados y un tercio del Senado se enfrentarán a los votantes en la elección de mitad de mandato. Muchos estarán ahora reevaluando su relación con Obama y los riesgos que conlleva el apoyar su agenda.

“La gente está cansada de la política de siempre”, dijo Brown de su victoria. Aunque no dijo que la carrera era un referéndum sobre Obama o la reforma del sistema de salud, subrayó los “tratos anónimos” que aseguraron el apoyo de algunos senadores para que la ley de reforma esté donde está ahora. “Cosas así vuelven loca a la gente. Lo más importante que quiere es un buen gobierno de vuelta y ser parte del proceso.”

La reforma del sistema de salud, que extenderá la cobertura a 30 millones de estadounidenses no asegurados e intentaría cubrir los costos de salud, está muy cerca de convertirse en ley. Lo que falta es reconciliar las dos versiones separadas aprobadas por ambas cámaras en el Congreso. Pero la pérdida de la mayoría de 60 bancas significa que la versión reconciliada puede ser obstaculizada en el Senado.

En teoría un número de prestidigitación podría ser empleado por el liderazgo demócrata para tratar de pasar la ley de todas maneras, incluyendo una movida para convencer a la Cámara de Diputados de que acepte la versión del Senado, lo que haría innecesarios los votos de los senadores. Pero cualquier cosa que parezca chicanería o ignorar la voluntad de los votantes podría provocar enormes riesgos.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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