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El mundo|Jueves, 28 de enero de 2010
En el discurso del Estado de la Unión, Obama se mostró esperanzado por el futuro de su país

“La prioridad No 1 será crear empleo”

El presidente norteamericano prometió mejorar la situación de los trabajadores y dijo que no renunciará a la reforma de la salud. La otra gran promesa de la noche fue una reforma financiera seria y profunda.

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El mandatario Barack Obama repitió las palabras juntos, unidos y cooperación.

Con un tono firme y una actitud convincente, el presidente Barack Obama le quitó dramatismo a la caída de su popularidad y dio un discurso del Estado de la Unión cargado de optimismo. “Nunca he estado más esperanzado acerca del futuro de Estados Unidos que esta noche. A pesar de nuestras penurias, nuestra unión es fuerte. No nos rendimos. No renunciamos”, sentenció el mandatario, inspirando un aplauso sonado de sus aliados en el Capitolio. Obama no ahorró palabras para expresar su compromiso con la reforma de salud que impulsa en el Congreso desde hace más de seis meses.

“Cuando haya terminado de hablar hoy (por ayer), más norteamericanos habrán perdido su seguro médico. Millones lo perderán este año. Los precios aumentarán y los copagos también. Se les negará tratamiento a muchos pacientes. Pequeños empresarios dejarán de pagar directamente los seguros médicos de sus empleados. No voy a abandonar a estos norteamericanos. Y ninguna de las personas dentro de esta Cámara debería hacerlo”, aseguró. La aprobación del plan sanitario se ha convertido en el mayor de sus desvelos. “No abandonen la reforma de salud ahora, no justo cuando estamos a punto de conseguirla”, exhortó a los legisladores.

Ayer fue el primer discurso del Estado de la Unión de Obama como presidente. Recordando viejas amistades de sus años de senador, el líder demócrata saludó a aliados y rivales con la misma emoción y afecto al entrar a la Cámara. En uno de los balcones la primera dama Michelle Obama lo escuchó atentamente junto con uno de los invitados especiales de la pareja presidencial, el embajador de Haití en Washington, Raymond Joseph. “Tenemos que reconocer que afrontamos algo más que un déficit de dólares ahora mismo. Afrontamos un déficit de confianza, dudas profundas y corrosivas que han crecido durante años sobre la forma en la que funciona Washington”, reconoció Obama.

El discurso televisado en cadena nacional llegó en uno de sus peores momentos políticos desde que asumió el poder hace un año. Mientras que en la campaña presidencial de 2008 había aprovechado el clima de frustración ciudadana, dos años después se convirtió en una nueva víctima de la desafección social. Quedó demostrado en las urnas en Massachusetts la semana pasada, cuando los demócratas perdieron la histórica banca del Senado de Ted Kennedy, y en las encuestas a lo largo y ancho del país.

Anoche el presidente intentó volver a ganarse la confianza de la mayoría de los estadounidenses. Adelantó que hoy viajará a Tampa, Florida, para anunciar una inversión de ocho mil millones de dólares para la construcción de rieles de tren de alta velocidad, un proyecto que promete crear cientos de puestos de trabajos. “La creación de empleo debe ser la prioridad número uno. Por eso hoy propongo crear una nueva ley de empleo”, sugirió. Con el mismo tono optimista dijo que en los próximos cinco años se duplicarán las exportaciones. Y agregó un elemento que generó algún abucheo: los tratados de libre comercio. Obama pidió que se aprueben los TLC con Panamá y Colombia.

Con indirectas poco sutiles se dirigió a la oposición y le pidió cooperación. “Es tentador mirar hacia el pasado y creer que nuestro progreso era inevitable. Pero no es así. Hubo momentos en que el futuro era cualquier cosa menos certero. Estados Unidos sobrevivió porque nos mantuvimos unidos como un solo pueblo. Debemos responder al llamado de la historia, otra vez”, reclamó. Una y otra vez el mandatario repitió las palabras juntos, unidos y cooperación frente a la adversidad. “Todos odiamos el salvataje a los bancos (risas). Yo lo odié, ustedes lo odiaron. Pero cuando yo me presenté como candidato dije que haría lo que hace falta, no lo que era popular. Si no hubiésemos rescatado al sistema financiero, hubiésemos perdido muchos más puestos de trabajo y estaríamos peor de lo que estamos ahora”, aseguró el líder demócrata.

También hizo hincapié en otros temas que comparte con los republicanos, la reducción del déficit fiscal y el recorte de impuestos. Prometió congelar el gasto público durante tres años con excepción de las áreas en salud, educación y seguridad. Sobre lo segundo se hizo propaganda. “Extendimos el seguro de desempleo a 18 millones de personas y, además, le bajamos los impuestos al 95 por ciento de las familias de clase trabajadora”, recordó. Al finalizar el repaso de sus iniciativas económicas sugirió algunas nuevas. Recortes impositivos a los pequeños negocios y a las grandes compañías que no tercericen el trabajo fuera de las fronteras, y una nueva ley que transfiera el dinero del salvataje que ya devolvieron algunos bancos a las pequeñas entidades financieras que estén dispuestas a dar préstamos a baja tasa a familias y pymes.

La otra gran promesa de la noche fue una reforma financiera seria y profunda. “Tenemos que asegurarnos que los consumidores y las familias estadounidenses estén bien informados de los riesgos financieros, para que no queden en la calle o en bancarrota de nuevo. Si me llega una ley que no representa una verdadera y profunda reforma financiera, la devolveré”, prometió Obama.

En el cierre, se esperanzó por la proximidad del fin de la guerra de Irak. “Las tropas regresarán en agosto.”

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