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El mundo|Miércoles, 11 de diciembre de 2002

La paz de Jimmy Carter contra la guerra de Bush

En la ceremonia de recepción del Premio Nobel de la Paz, el ex presidente norteamericano Jimmy Carter criticó el concepto de “guerra preventiva” y específicamente los planes declamados por la Casa Blanca de guerra contra Irak. También se refirió a Medio Oriente.

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“La guerra puede ser un mal necesario. Pero siempre es mala, nunca es buena”, dijo Carter.
Por Suzanne Goldenberg*
Desde Washington

El ex presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, recibió ayer el Premio Nobel de la Paz y utilizó la ceremonia para increpar al presidente norteamericano George Bush respecto de su doctrina de guerra preventiva y lo instó a respetar el rol de la ONU en Irak. Fue la segunda vez que estos comentarios fueron usados como un medio de crítica por los preparativos de Estados Unidos para una posible guerra contra el régimen de Saddam Hussein.
En un discurso en el que deploró la emergencia del terrorismo y el auge de los conflictos sectarios desde el fin de la Guerra Fría, Carter dijo que las Naciones Unidas, aunque imperfectas, seguían siendo la mejor manera de asegurar la armonía global. “La guerra puede ser a veces un mal necesario. Pero no importa cuán necesaria sea, siempre es mala, nunca es buena. No aprenderemos a vivir juntos en paz matando los hijos de unos a los de los otros”, dijo Carter. Si existían dudas de que Carter estaba hablando directamente a los halcones de la administración Bush, que han sostenido que un ataque a Irak es esencial para eliminar a Bagdad como una amenaza nuclear, el ex presidente las disipó.
“Que países poderosos adopten el principio de una guerra preventiva puede muy bien sentar un ejemplo que puede tener consecuencias catastróficas”, dijo. Carter aconsejó la mediación a través de la ONU como una solución a problemas tales como el medio ambiente, así como Irak. El año pasado, el comité del Nobel le dio al secretario general de la ONU, Kofi Annan, 950.000 dólares. Carter también le pidió a Bagdad que cumpliera con las demandas de la ONU y eliminara las armas de destrucción masiva. Si no lo hacía, la guerra sería bastante probable, admitió.
Aun así, los comentarios de Carter, y la implícita crítica al presidente Bush, amenazaron con desatar una segunda ola de controversias sobre el Premio Nobel de la Paz de este año. Los jueces del Comité Nobel de Oslo ultrajaron la opinión conservadora en Estados Unidos hace dos meses al decir que su elección era una deliberada “patada” para Bush. Aunque la presidencia de Carter a fines de la década de 1970 fue a menudo calificada de ineficaz, sus actividades durante las dos últimas décadas han sido consideradas como un modelo para una carrera pospresidencial.
El centro homónimo de Carter en Atlanta emergió como un jugador activo en la resolución de conflictos y en el monitoreo de elección en el mundo en desarrollo, y en los últimos años ha cobrado un creciente interés para combatir las enfermedades en Africa. Menahem Begin y Anwar Sadat ganaron el premio en 1978 por el acuerdo de paz en Camp David entre Israel y Egipto, en el que Carter fue mediador. Ayer, Carter también puso de relieve el conflicto israelí-palestino, y le pidió a Israel que se retirara de los territorios ocupados de Cisjordania y Gaza. Dijo que estaba desilusionado porque los presidentes que lo sucedieron no lograron capitalizar los acuerdos de Camp David.
“Uno de los factores clave que provoca intensos sentimientos de animosidad en el mundo es el problema en la Tierra Santa, la ocupación israelí de Cisjordania y Gaza y la inhabilidad de Israel de vivir en paz con sus vecinos,” dijo.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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