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Desde Jerusalén
Los israelíes y los palestinos emprenderán la semana que viene negociaciones indirectas a través de Estados Unidos para tratar de reactivar el proceso de paz en Oriente Medio después de un año de bloqueo.
El enviado estadounidense para la región, George Mitchell, llegará mañana a la zona para terminar de acordar los términos de una fórmula negociadora que las dos partes en conflicto no emplean desde hace dos décadas. El reunir a las dos partes fue, hasta ahora, una medida de tortuosos e inútiles esfuerzos. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, dijo que Washington estaba “muy complacido” con la decisión.
Tras el trabajo preparatorio de Mitchell, la puesta en marcha del procedimiento se escenificará durante la visita a Medio Oriente que el vicepresidente norteamericano, Joe Biden, iniciará el lunes y extenderá hasta el jueves. La Autoridad Palestina (AP) del presidente Mahmud Abbas aceptó la fórmula de “negociaciones de proximidad” –título oficial del procedimiento–, tras recibir “garantías” estadounidenses. Dijeron que las garantías figuran en una “nota verbal” donde la administración estadounidense se compromete a que las negociaciones tengan como meta la creación de un Estado palestino en las fronteras de 1967, Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.
Mitchell se encargará de trasmitir a cada parte las posturas de la otra y que el diálogo se centrará en una primera fase en el trazado final de las líneas divisorias y los asuntos vinculados con la seguridad. Los contactos se retomarán después de que la Liga Arabe diera esta semana en El Cairo luz verde a la Autoridad Palestina para mantener negociaciones indirectas con el Estado judío por un período de cuatro meses. Si en ese plazo la fórmula no tiene éxito, la Liga Arabe se reunirá en julio para decidor los pasos a seguir.
Abbas se había negado a entrar en negociaciones directas con Netanyahu sin el total congelamiento de las nuevas construcciones de las colonias originariamente exigido por Washington. Aunque Abbas estuvo bajo presión de Egipto para entrar en las conversaciones, dejó en claro que no tomaría él solo la responsabilidad por hacerlo. De manera que buscó el apoyo de la Liga Arabe como una precondición para ceder a las presiones para comenzar el proceso de proximidad.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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