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El mundo|Lunes, 8 de marzo de 2010
Mueren 38 civiles y otros 89 resultan heridos en los múltiples atentados durante la jornada electoral

Entre las bombas los iraquíes fueron a las urnas

El recuento comenzó anoche, pero es poco probable que la elección parlamentaria arroje una mayoría para un único partido o coalición de partidos. El dato crucial para la formación del nuevo gobierno será el voto de los kurdos.

Por Patrick Cockburn *
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La multiplicidad de ataques dejó zonas destruidas de Bagdad; sin embargo, millones de iraquíes se acercaron a las mesas de votación.

Entre bombas y ataques de morteros, el pueblo de Irak fue a las urnas ayer para elegir a su nuevo Parlamento. Treinta y ocho civiles murieron en los múltiples atentados, al tiempo que 89 personas resultaron heridas durante la jornada.

En lo que fue un nuevo y siniestro giro en los métodos de la insurgencia para atacar civiles, varios explosivos fueron puestos en la víspera de la elección en dos departamentos ubicados en el centro de Bagdad para posteriormente ser detonados. La novedosa táctica, empleada contra la comunidad mayoritaria chiíta, pudo iniciar una nueva ola de miedo en la capital a pesar de la fuerte seguridad policial y de las fuerzas armadas iraquíes que contaban con numerosos puestos de control a lo largo de la ciudad. En un edificio residencial en el distrito de Shaab, en la capital, 25 personas murieron producto del estallido de una bomba.

El recuento comenzó anoche, pero es poco probable que la elección para los 325 miembros del Parlamento arroje una mayoría para un único partido o coalición de partidos. El nuevo gobierno que asuma en Irak se formará únicamente después de varias semanas de intensas negociaciones entre las fuerzas de la dirigencia y en lo que será un pensado reparto de cargos y control de ministerios. El resultado de las negociaciones es probable que termine en el regreso de la gobernante coalición chiíta-kurda, pero posiblemente bajo un nuevo primer ministro, en reemplazo del actual Nuri al Maliki.

Entre tanto, Estados Unidos observa los resultados de la elección con nerviosismo. Temen que una escalada en la tensión política y en la violencia pongan en duda el plan de la administración Obama de retirar a todas sus tropas de combate para fines de agosto de este año, y los soldados que quedan para fines de 2011.

Desde Washington, el mandatario Barack Obama rindió tributo al coraje de los votantes iraquíes. “Tengo gran respeto por los millones de ciudadanos que se negaron a ser desalentados por los actos de violencia y ejercieron su derecho a votar”, afirmó el líder demócrata, al tiempo que señaló que la participación en las urnas demuestra que “el pueblo de Irak eligió dar forma a su futuro mediante el proceso político y democrático.”

El escrutinio de ayer contó con millones de personas que se acercaron a las urnas en lo que fue la primera elección parlamentaria en el país desde 2005. Contrario a lo que pasó en esa elección, la cual fue en gran medida boicoteada por la ex comunidad dominante árabe sunnita, esta vez fueron muchos los que se acercaron a votar. Incluso a pesar de las amenazas de la organización extremista Estado Islámico de Irak contra los votantes. Incluso a pesar de los ataques esporádicos con morteros que tuvieron lugar en algunas mesas de votación en las regiones de Bagdad y Fallujah. Y también, a pesar de la muerte de un representante de la provincia iraquí de Mosul, en un área de disputa entre árabes y kurdos.

“Los ataques de ayer fueron sólo ruidos para asustar al pueblo iraquí de emitir su voto”, declaró el primer ministro Maliki, líder de la coalición gobernante. Durante la campaña, el dirigente logró presentarse a sí mismo como un mandatario fuerte que devolvió la seguridad a Irak, acabando con las milicias chiítas y negociando la partida de las fuerzas norteamericanas.

Su partido, Dawa, ocupó tan sólo 10 asientos en el Parlamento anterior, pero ahora el líder espera que su situación cambie. El mandatario corre actualmente con una gran ventaja por sobre la oposición, al contar con un presupuesto cercano a los 40.000 millones de dólares y disponer cientos de puestos de trabajo en su gobierno destinados a potenciar su ya fuerte red de clientelismo.

Sin embargo, los resultados de la elección no están del todo definidos. El primer ministro puede haber sido debilitado por la serie de masivos atentados de bombas que agobian al país desde agosto pasado los cuales produjeron la muerte a decenas de civiles. Asimismo y desde enero, la campaña política en Irak estuvo dominada por el escándalo sobre la prohibición de las candidaturas de varios dirigentes en su mayoría sunnitas o chiítas, acusados de mantener supuestos vínculos con el partido Baath, del fallecido Saddam Hussein. El premier Maliki aprovechó esto para retener su apoyo central de los chiítas, pero sus acciones han acarreado el desencanto de los sunnitas.

La principal oposición de Maliki son dos coaliciones, la Alianza Nacional Iraquí, más abiertamente chiíta y pro iraní, por un lado, y la autodenominada “secular” y pro sunnita Iraqiya, por el otro, conducida por el ex ministro Iyad Alawi.

El dato crucial para la formación del nuevo gobierno será el voto de los kurdos. Representantes de un quinto de la población en Irak, sus líderes se han vuelto más hostiles a la dirigencia del primer ministro por disputas en torno del control de territorios en el norte del país, el cual incluye la petrolera ciudad de Kirkuk.

Se espera que los resultados preliminares de la elección se anuncien el 10 de marzo, con el escrutinio de un 30 por ciento de las mesas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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