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El mundo|Martes, 23 de marzo de 2010
Netanyahu se reunirá hoy con Obama en un clima de desconfianza

Cumbre arreglada de apuro

En un discurso ante el lobby pro-israelí Aipac ayer, Hillary Clinton, la canciller estadounidense, advirtió que los nuevos asentamientos en tierra reclamada por los palestinos amenazaban las perspectivas de paz en Medio Oriente.

Por Rupert Cornwell *
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Protesta frente a la sede de Aipac por los nuevos asentamientos en el este de Jerusalén.

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, llegó a Washington ayer para mantener conversaciones con el presidente Obama y miembros de su administración que apunten a descomprimir las tensiones entre los dos países. Pero no parecían más cerca de una resolución a la crisis sobre los nuevos asentamientos israelíes, especialmente en la disputada Jerusalén Esta. La quinta cita entre Obama y Netanyahu llega en un momento en el que la desconfianza personal entre ambos líderes marca las relaciones Estados Unidos-Israel.

La reunión arreglada a los apurones en la Casa Blanca, que tendrá lugar hoy, no hubiera sucedido si no fuera por el voto crucial sobre la reforma de salud del domingo en el Congreso. Esta votación hizo que Barack Obama cancelara abruptamente un viaje a Indonesia y Australia en el mismo momento en que Netanyahu estaría en Estados Unidos para hablar en la conferencia anual de Aipac, el principal grupo pro-israelí aquí.

Que se haya programado es una señal del deseo de ambos lados de poner fin a lo que se ha llamado la peor crisis en décadas de las relaciones de Israel con su aliado más importante. Pero Estados Unidos todavía está molesto por el anuncio de Israel, durante una visita anterior del vicepresidente Joe Biden, a lo largo de este mes, de que construiría 1600 unidades de vivienda en Jerusalén Este.

En un discurso ante Aipac ayer, Hillary Clinton, la secretaria de Estado, advirtió que los nuevos asentamientos en tierra reclamada por los palestinos amenazaban las perspectivas de paz, y recortaban la habilidad de Washington de mediar y poner fin al conflicto. El plan de Jerusalén Este, en particular, expuso las diferencias que “otros” podrían explotar, afirmó, en una velada referencia a Irán.

“Objetamos este anuncio porque estamos comprometidos con Israel y su seguridad, que creemos depende de una paz completa”, dijo Clinton, añadiendo que era el deber de un aliado “decir la verdad cuando es necesario”.

Sus comentarios fueron recibidos con frialdad, en marcado contraste con el gran aplauso que recibió cuando habló duramente contra el régimen de Teherán. Un Irán armado nuclearmente –dijo– era inaceptable para Israel. “Es inaceptable para Estados Unidos. Es inaceptable para Israel. Es inaceptable para la región y la comunidad internacional.” Prometió que Estados Unidos buscaría “sanciones duras”.

Un día antes de que Clinton hablara, el supremo líder de Irán, el ayatolá Ali Khamenei, descartó el último mensaje de Obama en que decía que el ofrecimiento de Washington de mejores relaciones todavía estaba sobre la mesa. En cambio, el ayatolá acusó a Estados Unidos de complotar para derrocar al régimen clerical.

Durante su estadía, el premier israelí se reunirá con Clinton y cenará con Biden, cuya desgraciada visita a Israel tenía la intención de lograr un acuerdo entre Israel y Palestina para recomenzar las negociaciones “indirectas” canalizado a través del enviado de Estados Unidos a Medio Oriente, el ex senador George Mitchell.

Netanyahu ha hecho algunos gestos de concesión, ante la cercanía de las conversaciones, incluyendo la voluntad para incluir la discusión preliminar de puntos claves de contención, como el estatus de Jerusalén y el derecho de los palestinos refugiados a retornar. Pero en comentarios en una reunión de gabinete antes de su partida para Estados Unidos, el primer ministro no cedió ni un ápice en el tema de Jerusalén Este. Su política era la misma de cada premier israelí desde 1967: “Nuestra política en Jerusalén es la misma que la de todos los gobiernos israelíes en los últimos 42 años”. Además, “desde nuestro punto de vista, construir en Jerusalén es igual que construir en Tel Aviv”, dijo el premier israelí a sabiendas de que su incendiario mensaje no facilitaría las cosas en Washington.

Netanyahu parece dispuesto a defender su política hacia Jerusalén ante Obama. Aunque para ello tenga que ser más generoso en otros capítulos de la negociación. En manos de Obama está, pues, que –como pide el gobierno palestino– Netanyahu se comprometa a no levantar un solo tabique en Cisjordania o en Jerusalén oriental, al menos mientras duren las negociaciones.

La fricción entre los dos países causó una creciente preocupación tanto en Israel como en la comunidad judía aquí –en sus alas liberales y conservadoras–. “Nuestro compromiso con Israel y su seguridad ahora y en el futuro es sólido como una roca, duradero y para siempre”, dijo Clinton en Aipac. Pero las dudas están comenzando a aparecer, especialmente en Israel, un país que Obama tiene que visitar todavía como presidente, y que sospecha que instintivamente apoya menos al Estado judío que cualquiera de sus predecesores.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12. Traducción: Celita Doyhambéhère.

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