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El mundo|Sábado, 27 de marzo de 2010
Oferta de aceptar cadenas norteamericanas si no hay bloqueo

Cuba abre la diplomacia hotelera a EE.UU.

Por Gerardo Arreola *

Desde La Habana

El ministro de Turismo de Cuba, Manuel Marrero, abrió las puertas a las cadenas hoteleras de Estados Unidos para que operen en la isla, si Washington levanta sus restricciones. Una reunión de dos días de autoridades cubanas y empresarios estadounidenses desembocó en una insólita sesión de trabajo sobre una potencial “avalancha” de visitantes de Estados Unidos a Cuba, escenario que muchos creen que está cerca y contrasta con la caída reciente en los ingresos de la industria turística en la isla.

“No hay limitantes para que cadenas hoteleras extranjeras, incluidas las de Estados Unidos, puedan administrar un hotel”, dijo Marrero. Las firmas estadounidenses no pueden comerciar con la isla, pero la situación puede cambiar para las turísticas si el Congreso aprueba la libertad de viaje para sus ciudadanos, aunque persista el bloqueo económico.

Analistas consideran que los viajes de estadounidenses a Cuba son el “flanco más débil” del bloqueo, porque generarían una demanda en cascada de vuelos regulares, servicios bancarios y telefónicos, y uso del dólar, y tendrían otros impactos como el gasto personal de los visitantes. El turismo cubano creció en 2009 tres por ciento en visitantes, pero tuvo 11 por ciento de ingresos menos, como resultado de la crisis mundial, según reportes oficiales. En una llamada telefónica desde Wa-shington a la sesión, el senador demócrata Byron Dorgan, activo partidario de la libertad de viaje a Cuba que dejará su banca este año, dijo que la actual prohibición es una “política injusta”, sin resultados en los propósitos del bloqueo de cambiar el sistema político cubano, mientras que la apertura promovería “la democracia y los derechos humanos”.

Marrero recordó que la ley cubana no distingue nacionalidades al recibir inversión extranjera, pero su precisión sobre la apertura a las cadenas hoteleras estadounidenses ilustra con mayor nitidez el trato que daría la isla a un sector que fue de los primeros intervenidos tras la revolución de 1959.

Esta es la segunda vez en siete años que se realiza un encuentro como éste, al que asisten cerca de medio centenar de operadores turísticos estadounidenses, que ya trabajan o se interesan en el mercado cubano.

Pero ésta es además una cita simbólica, porque otra con similares participantes, aunque de la industria petrolera, quedó interrumpida en la Ciudad de México en 2006, cuando el hotel Sheraton expulsó a la delegación cubana, aplicando el embargo en forma extraterritorial. Ahora todo transcurre sin contratiempos en Cancún, en un hotel de propiedad española.

Ante cuestionamientos de los ejecutivos, el ministro reconoció que “no pocas veces se ha puesto en duda la capacidad” de la isla para enfrentar el momento del boom y aludió a las diversas estimaciones que circulan sobre flujos de entre 600 mil y más de un millón de estadounidenses en la isla en un primer año de libertad de viaje.

Un millón sería 40 por ciento del flujo actual. “¿Dónde dormirían, si en la temporada alta no hay cupo en los hoteles de La Habana?”, preguntó un operador turístico. Marrero explicó que no toda la capacidad instalada del país está comercializada plenamente y apuntó que una demanda mayor se puede distribuir a lo largo del año.

* De La Jornada de México. Especial para Página/12.

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