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El mundo|Jueves, 1 de abril de 2010
Mientras matan a doce personas en Dagestán, la insurgencia chechena se adjudicó los ataques del lunes en Moscú

Un nuevo atentado suicida conmueve a Rusia

Un hombre disfrazado de policía hizo estallar explosivos que llevaba en el cuerpo mientras la policía investigaba otro atentado con coche bomba, matando transeúntes y agentes, incluyendo al jefe de policía local. Acusan a Georgia.

Por Shaun Walker *
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Investigadores encapuchados inspeccionan el lugar donde ocurrió el doble atentado de Kislyar, en la república de Dagestán.

Desde Moscú

Un nuevo atentado suicida golpeó a la región de Dagestán, ubicada en el sur de Rusia, en la jornada de ayer. Tan sólo dos días después de los ataques en el subte de Moscú que dejó 39 muertos y 65 heridos, dos nuevas explosiones en el centro de la ciudad de Kislyar terminaron con la vida de una docena de personas, al tiempo que más de 29 resultaron heridas. Horas después, un jefe de la insurgencia islamista chechena, quien se hace llamar “el Emir del Cáucaso”, se adjudicó la responsabilidad por los atentados suicidas que azotaron el metro de Moscú este lunes.

En la mañana de ayer, un auto estacionado a unos 300 metros de los edificios del Ministerio del Interior de la ciudad estalló ocasionando el pánico entre los habitantes de la sureña república. Unos 20 minutos después, mientras los investigadores y transeútes rodeaban la escena del atentado, un segundo artefacto explotó accionado por un suicida vestido de policía, logrando la muerte de doce personas, entre ellos el jefe de la policía local.

“Un acto terrorista más se cometió en Dagestán. No descarto que el mismo grupo haya cometido este crimen”, aseguró el primer ministro Vladimir Putin en declaraciones realizadas durante el inicio de su reunión de gabinete. “No es importante para nosotros dónde se cometió el atentado, ni de qué nacionalidad o confesión sean las personas que cayeron víctimas de estos criminales. Estos ataques son un crimen contra Rusia”, sentenció el premier, para luego pedir al ministro del Interior, Rashid Nurgalíev, por un refuerzo en la seguridad policial en el Cáucaso Norte y primordialmente en la región de Dagestán. Fuentes de seguridad del gobierno ruso han indicado que una célula con más de 20 suicidas entrenados podrían continuar con los ataques a lo largo y ancho del país. “Los atentados del lunes y de ayer son eslabones de una misma cadena. El objetivo de los terroristas es desestabilizar la situación del país, destruir la sociedad civil y provocar miedo y pánico entre la población. Nuestro gobierno no lo permitirá. Los criminales serán eliminados”, indicó el presidente Dmitri Medvedev, en consonancia con los dichos de su premier.

Mientras tanto, en un video de cuatro minutos y medio, colgado en una página web del movimiento separatista (www.kavkazcenter.com) el líder identificado como Doku Umarov afirmó que los ataques fueron realizados en represalia por los asesinatos de civiles cometidos por tropas rusas en la aldea de Arshty, el pasado 11 de febrero.

“Los atentados –que no serán los últimos– fueron realizados por orden mía. Lo hicimos en represalia por la masacre de invasores rusos a los residentes más pobres de Chechenia e Insushetia, que sólo recogían ajo en el poblado de Arshty para alimentar a sus familias y fueron brutalmente asesinados”, afirmó Umarov en la grabación, vestido con campera militar y con su cabeza tapada. “Les prometo que la guerra llegará a sus calles. La sentirán en su vida y la sufrirán en carne propia”, advirtió el líder rebelde.

Según trascendió en las últimas horas, se espera que la gravedad de los ataques den un nuevo impulso a los sectores políticos rusos que plantean reestablecer la pena de muerte para los actos de terrorismo, un castigo que en Moscú se eliminó en 1966, pero que aún cuenta con una importante aceptación popular.

En este contexto, la investigación para esclarecer las circunstancias del doble atentado en el subte de Moscú sigue su curso, aún sin pruebas concluyentes que conduzcan a dar con los responsables. En una entrevista realizada ayer por el diario Kommersant de Rusia, el jefe del Consejo de Seguridad ruso, Nikolai Patrushev, acusó directamente al gobierno de la ex nación soviética, la República de Georgia, por actuar en complicidad con los terroristas. Según indicó el funcionario, la insurgencia del Cáucaso Norte, supuesta responsable de los atentados, habría recibido ayuda del exterior.

“Georgia y su líder, el presidente Mikheil Saakashvili, tienen un comportamiento impredecible”, afirmó el ex jefe de la FSB (agencia de inteligencia sucesora de la KGB). “El empezó una guerra en el pasado, y no podemos excluir que no lo vuelva a hacer. Tenemos información que indica que ciertos empleados del servicio secreto de Georgia han mantenido contactos con organizaciones terroristas del Cáucaso Norte”, agregó.

Georgia y Rusia estuvieron en guerra en el año 2008, durante el conflicto armado en Osetia del Sur. Las declaraciones del funcionario moscovita rememoran las quejas hechas hace una década atrás por la dirigencia rusa, indicando que los insurgentes chechenos usaban las montañosas regiones de Georgia como base para sus ataques.

La mayoría de los analistas desestiman que las denuncias contra la ex nación soviética tengan fundamento y advierten que éstas podrían ser utilizadas como pretexto para iniciar una nueva incursión armada contra Georgia. El ministro de Asuntos Exteriores georgiano, David Jalangania, fue contundente en su respuesta: “Con estas declaraciones los representantes del Kremlin tratan de evitar su responsabilidad por su impotencia e incompetencia profesional”.

* De The Independent de Gran bretaña. Especial para Página/12.

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