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El mundo|Viernes, 30 de abril de 2010
EN LA TERCERA CONTIENDA TELEVISADA PARA LAS ELECCIONES BRITANICAS DEL 6 DE MAYO

En el último debate repuntó Cameron

Los tres candidatos a primer ministro, el liberal demócrata Nicholas Clegg, el laborista y actual premier Gordon Brown y el conservador Cameron discutieron sobre economía e inmigración en la Universidad de Birmingham.

Los tres candidatos a primer ministro debaten en la Universidad de Birmingham.
Imagen: EFE.

El último debate electoral en Gran Bretaña terminó ayer con un claro ganador: el conservador David Cameron. En lo que fue la tercera contienda televisada de cara a las elecciones generales del próximo 6 de mayo, los tres candidatos a primer ministro, el liberal demócrata Nicholas Clegg, el laborista y actual premier Gordon Brown y el conservador Cameron, discutieron sobre economía e inmigración en la Universidad de Birmingham, buscando recuperar protagonismos y ganar el voto de electores indecisos. Según los primeros sondeos relámpago realizados después del enfrentamiento, el debate consolidó al candidato tory como favorito, aunque Clegg y Brown aún prometen seguir en la pelea.

La encuestadora Com Res le dio a Cameron el 35 por ciento de las preferencias, relegando a Clegg y a Brown con el 33 y 26 por ciento respectivamente. El sondeo de You Gov para el diario británico The Sun le otorgó al tory el 41 por ciento de los votos, distanciándose de Clegg con el 32 y dejando atrás a Brown, con el 25 por ciento de las preferencias. Por último, la encuestadora Angus Reed otorgó el 36 por ciento a Cameron, 31 al liberal demócrata y 23 puntos porcentuales al laborista.

En los casi 90 minutos de debate, cada uno de los candidatos defendió con uñas y dientes sus programas de gobierno, dejando amplio espacio para el cruce de acusaciones y críticas varias. Brown, en su condición de especialista en la materia, inauguró su alocución pidiendo perdón por el blooper del micrófono prendido ocurrido anteayer. “No siempre hago lo correcto”, dijo el primer ministro acerca de sus dichos poco felices dedicados a la periodista de la cadena Sky News Gillian Duffy y transmitidos a través de su micrófono en directo.

Brown apostó a su experiencia en materia económica para continuar con su discurso. “Se cómo dirigir la economía en los tiempos buenos y en los malos. No permitiremos que la economía caiga por segunda vez en recesión”, apuntó el actual premier, mientras que criticó a los tories por su propuesta de recortar en casi 7000 millones de euros de gasto público en caso de que ganen las elecciones. La tesis defendida por Brown es básicamente que el plan de reducción de la deuda debe ser progresivo en cuatro años a partir del 2011.

“David, su propuesta económica está equivocada. Son los mismos errores que gestionó el Partido Conservador en la década del ochenta y noventa”, completó el actual premier. Desde el atrio de Cameron, los dardos no tardaron en llegar. “He escuchado todo de un primer ministro al que no le queda nada positivo para decir. Su partido presidió trece años de fracaso económico, en los cuales la inequidad se empeoró y la pobreza incrementó”, espetó el tory. Cameron apostó en su discurso a una mayor regulación bancaria, una mayor presión sobre entidades financieras y un empuje a los créditos, sobre todo a las pequeñas empresas.

Mientras tanto, los comentarios de un deslucido Clegg no llegaron a crear un fuerte impacto. El liberal demócrata propuso un pacto entre partidos en materia económica y reiteró su defensa de la transparencia, en vías de una economía más justa. “Tenemos que hacer las cosas de otra manera, ser sinceros con los recortes presupuestarios que debemos afrontar y dividir nuestro sistema bancario, además de imponer un sistema fiscal más justo”, afirmó el liberal demócrata. Su propuesta quedó sin respuesta ante la mirada perpleja de sus dos contrincantes.

El agujero presupuestario en las finanzas públicas de Gran Bretaña asciende a más de 82.000 millones de euros, pero los tres líderes no lograron identificar cómo resolver esta situación: qué parte del gasto público debe ser recortado y qué impuestos deben subir. El único punto de concordancia entre los candidatos fue indignarse con la actitud y gestión de créditos por parte de los bancarios.

Sin demasiadas propuestas claras que los diferencien en el núcleo duro de sus propuestas económicas, el punto de máxima tensión en el debate se vivió cuando irrumpió la temática de la inmigración, en el tramo final de la noche. Ahí, el blanco de todas las críticas fue Clegg, que impulsó la regularización de inmigrantes ilegales que llevan años en el país. Una tesis ampliamente denostada tanto por conservadores como laboristas.

“Están aquí, es un problema y hay que afrontarlo”, dijo el liberal demócrata. A esto, Cameron defendió la imposición de topes a la llegada de inmigrantes, aduciendo que la inmigración fue durante demasiado tiempo demasiado alta y planteando además que el límite debería imponerse especialmente a aquellos países por fuera de la Unión Europea. Brown, por su parte, apuntó contra ambos. Criticó la regularización porque atraería más ilegales y rechazó la imposición de topes explicando que el actual sistema vigente ya es suficiente para imponer un freno.

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