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El mundo|Lunes, 10 de mayo de 2010
Figuras relevantes dentro del laborismo instan al premier británico a que abandone el liderazgo del partido

Crece la presión sobre Brown para que dimita

Mientras el foco de atención se mantiene en las conversaciones entre los tories y liberal demócratas, este fin de semana hubo múltiples contactos entre representantes del laborismo y miembros del partido de Nick Clegg.

Por Nigel Morris *
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Gordon Brown aún mantiene viva su idea de una alianza antitory; estaría dispuesto a aliarse con Clegg.

Las especulaciones crecían anoche en Downing Street frente a los rumores de que el primer ministro británico, Gordon Brown, presentará su renuncia como líder del Partido Laborista tan pronto como mañana. Las figuras más importantes del laborismo instaron a que Brown reconozca la sombría realidad de los resultados de la elección realizada la semana pasada y a que se baje lo antes posible de su rol de líder para que el partido se reconstruya como oposición.

Anoche, aliados al secretario de Energía y Cambio Climático, Ed Miliband, se negaron a desmentir las informaciones que apuntan a una futura candidatura como nuevo líder del laborismo. Su hermano mayor y ministro de Relaciones Exteriores, David Miliband, sería también uno de los posibles contendientes para el puesto. Otros nombres que empezaron a sonar como probables recambios para el cargo son los del ministro de Educación, Ed Balls, y el de Interior, Alan Johnson. Incluso la vicepresidenta del partido, Harriet Harman, entró en el derrotero de candidatos.

Mientras que el foco de atención aún se mantiene en las conversaciones informales entre los tories y los liberal demócratas, este fin de semana hubo múltiples contactos –a puertas cerradas– entre representantes del laborismo y miembros de partido de Nick Clegg. Varios ministros del gobierno han insistido en señalar que existen más puntos en común entre el laborismo y los libdem que entre los conservadores y los seguidores de Clegg. Sobre todo en lo que se refiere a la reforma electoral y la necesidad de reactivar la economía.

Altos funcionarios del gobierno han expresado, además, que la continuidad de Brown en Downing Street está socavando las oportunidades de negociar un acuerdo con los liberales. Aún en el cargo de primer ministro, Brown mantuvo en los últimos días reuniones con sus ministros y funcionarios del partido para discutir cuáles serán sus próximos pasos a seguir. Las mismas incluyeron al secretario de Negocios, Lord Mandelson, la vicepresidenta de la formación, Harman, el autor del manifiesto laborista, Ed Miliband, y el ex secretario de prensa de Tony Blair, Alastair Campbell.

El aparente progreso en las conversaciones entre conservadores y liberal demócratas no ha frenado al laborismo. Brown aún mantiene vivo el prospecto de una alianza progresista antitory, que incluiría a nacionalistas de Escocia y Gales, así como también a miembros del partido en Irlanda del Norte. Fuentes de la formación de gobierno han sostenido que el premier estaría listo para negociar con Clegg en caso de que las conversaciones entre éste y Cameron fracasen.

Según trascendió en la noche de ayer, una ola de críticas se habría generado en el seno del Partido Conservador cuando varios de sus integrantes manifestaron una fuerte oposición al intento de forjar una coalición con Clegg. Sus pedidos de reforma electoral y el descontento generado por el fracaso del partido en cumplir con las predicciones que auguraban una victoria histórica en las elecciones de acuerdo con las encuestas de hace seis meses se convirtieron en un desafío para Cameron, que intenta mantener a sus filas partidarias agrupadas.

En este escenario, Brown estaría atento a un fracaso en las negociaciones entre liberales y conservadores. El premier estaría dispuesto a ofrecerle al líder de los liberal demócratas una legislación inmediata para realizar un referéndum destinado a cambiar el sistema de votación vigente en Gran Bretaña. A pesar de la iniciativa, una futura mesa de negociación entre el laborismo y Clegg se presume difícil, teniendo en cuenta que el liberal ya dejó en claro que no respaldaría a Brown para continuar en el cargo de primer ministro.

Ayer, el diputado por la ciudad de Manchester, Graham Stringer, se convirtió en el tercer miembro del Partido Laborista en pedir públicamente que Brown se retire del cargo. “He hablado con probablemente más de 15 miembros de nuestro partido desde las elecciones. Algunos de ellos han apoyado a Brown reiteradas veces durante los últimos tres años. Hoy ninguno de ellos piensa que el primer ministro debería seguir”, afirmó Stringer.

Por su parte, el ex secretario de Energía, Malcom Wicks, dijo que el laborismo debería “crecer” y aceptar que ya perdió. “Hemos sufrido un gran revés electoral y tenemos que enfrentarlo. Cualquier perspectiva que apunte a una continuidad del laborismo en el gobierno con el apoyo de los liberales en una coalición que además cuente con una mezcolanza de nacionalistas es, según yo pienso, ridículA”, sintetizó.

A pesar de los golpes, Brown promete seguir dando pelea. Ayer, el premier envió un mail a varios de sus compañeros en el laborismo con una nota desafiante. “Mi resolución no cambió y no cambiará. Me comprometí a hacer todo en mi poder para pelear por el pueblo de este país, para asegurar su recuperación, proteger sus medios de vida y pelear por un futuro justo para todos ellos”, rezó el texto.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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