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El mundo|Sábado, 22 de mayo de 2010
Israel rechazó amigarse con Qatar

Siguen peleados

Por Donald Macintyre *

Desde Jerusalén

Israel rechazó una oferta de Qatar para reanudar contactos diplomáticos a cambio de que le permitan exportar materiales de construcción a Gaza, dirigidos a recuperar la infraestructura destruida en los ataques israelíes. El pequeño Estado del Golgo Pérsico le había ofrecido a Tel Aviv un acuerdo que le habría permitido reabrir su oficina de intereses en Doha, cerrada por orden del emir durante la cruenta invasión a la Franja de Gaza en enero de 2009.

A cambio sólo le pedía a Israel que flexibilizara el bloqueo que mantiene sobre Gaza hace tres años. Qatar proponía ingresar al territorio palestino cemento y otros materiales de construcción para comenzar a reconstruir toda la infraestructura destruida durante la invasión y los sistemáticos bombardeos aéreos israelíes.

Al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, le había tentado la oferta en un principio, ya que hubiese significado un primer paso hacia la normalización de las relaciones entre Tel Aviv y un Estado árabe que oficialmente no lo reconoce. Internacionalmente, hubiese además ayudado a mejorar su imagen como líder negociador, en vez de belicista e intransigente.

Pero funcionarios de su gobierno confirmaron que ni Netanyahu ni algunos de sus ministros estaban convencidos de aceptar las demandas de la familia real de Qatar, ya que temían que algunos de los materiales exportados a Gaza terminaran en manos de Hamas y fueran utilizados con fines militares. La decisión final del gobierno ultraconservador fue fuertemente criticada por el diario israelí Haaretz, que recordó que Qatar, a pesar de ser un aliado de Washington, es considerado también por varios Estados árabes como un amigo de Irán.

A casi un año y medio de la invasión que dejó más de 1400 palestinos muertos, Israel sólo permite el ingreso, restringido, de ayuda humanitaria a Gaza. Recientemente aceptó la importación, muy limitada, de materiales de construcción para proyectos específicos, como la construcción de un sistema de cloacas en el norte de la Franja y la reconstrucción del hospital Al Quds, que quedó prácticamente destruido por los bombardeos israelíes con fósforo blanco, una sustancia prohibida por el derecho internacional.

Pero esas son apenas las excepciones. Israel continúa prohibiendo la entrada o salida de bienes comerciales, incluido el cemento y otros materiales típicos de la construcción. Según calculó el año pasado la comunidad internacional, la Franja necesitará más de cinco mil millones de dólares para reconstruir las casas y las fábricas destruidas durante la invasión de principios de 2009.

A pesar de ello, Israel reiteró esta semana que bloqueará los intentos de trabajadores humanitarios de ingresar ayuda a través de la costa. El bloqueo no sólo es para detener el ingreso de productos, sino también de personas. Ningún periodista ni trabajador humanitario –excepto autoridades de la ONU– pueden recorrer y documentar la situación en la Franja.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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