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El mundo|Jueves, 10 de junio de 2010
Cumbre con Abbas y 400 millones de dólares para la Franja de Gaza

Obama criticó el bloqueo

Aunque no condenó el ataque a la flotilla humanitaria, el presidente estadounidense dijo que la situación en Gaza es insostenible y se mostró optimista con el proceso de paz. Abbas pidió negociaciones directas con Israel.

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Abbas y Obama conversan sobre Medio Oriente en la Casa Blanca.

A diez días del ataque israelí contra la flotilla humanitaria que dejó nueve muertos, el principal aliado de Tel Aviv, el presidente Barack Obama, se reunió a solas con su par palestino, Mahmud Abbas. El anfitrión esquivó nuevamente cualquier condena y se centró en su pedido de una investigación exhaustiva. “El presidente describió la situación en Gaza como insostenible y demandó un cambio importante en la estrategia”, agregó la Casa Blanca en un comunicado difundido después del final del encuentro. Para compensar su tibia posición le prometió un paquete de ayuda por 400 millones de dólares al jefe de la Autoridad Palestina, una cifra muy similar a la que le había entregado el año anterior. Abbas apenas habló en la conferencia de prensa. Sólo aclaró que no le puso ninguna condición a Obama para avanzar en las negociaciones de paz. “Acordamos que deberíamos avanzar, alcanzar las negociaciones directas. Estamos trabajando con ese objetivo”, se limitó a comentar el líder palestino.

El gobierno norteamericano había sido la única potencia que se negó a condenar el ataque militar al barco turco y a los 600 activistas internacionales que hace dos lunes intentaron romper el bloqueo que pesa sobre la Franja de Gaza desde hace tres años. Mientras Europa, los países musulmanes y prácticamente todos los miembros de la ONU pidieron una investigación internacional sobre el ataque –similar a la que la organización hizo después de la invasión israelí a la Franja de fines de 2008–, Washington se limitó a reclamarle a Tel Aviv que incluya a alguna figura extranjera en su investigación interna. Con eso, sostuvo el gobierno de Obama, quedaba garantizada la imparcialidad del proceso.

“Es necesario aclarar todos los hechos”, dijo Obama, intentando tranquilizar a su invitado. Le prometió presionar por una investigación “creíble y transparente” y, aún más importante, se comprometió –nuevamente– a utilizar todo su peso político para destrabar las negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Palestina. “Tenemos que conseguir convertir una tragedia en una oportunidad”, habría dicho el mandatario norteamericano. Más tarde, el comunicado de la Casa Blanca lo puso en palabras más concretas: “El presidente quiere una estrategia de largo plazo para avanzar en las conversaciones”. Dicha estrategia incluiría al Estado israelí, la Autoridad Palestina, y Estados Unidos y Egipto como mediadores.

A pesar del clima de tensión y bronca que rodeó el conflicto en las últimas dos semanas, Obama intentó mantener el optimismo y pronosticó importantes avances para finales de este año. “Mientras trabajamos con nuestros socios para poner en marcha esa estrategia, estos proyectos representan una muestra del compromiso de Estados Unidos con los palestinos en Gaza, quienes merecen una mejor vida y expandir sus oportunidades, y la posibilidad de construir un Estado palestino viable e independiente, junto con los que viven en Cisjordania”, sostuvo el mandatario norteamericano, según el comunicado.

Esos proyectos, financiados con los 400 millones de dólares que aportará el Tesoro norteamericano, estarán centrados en reconstruir escuelas y casas y reparar el sistema de salud y de agua potable en la devastada y empobrecida Franja de Gaza. Los tres años de bloqueo israelí no hicieron más que acentuar las carencias y la situación de crisis que dejó la última invasión de las fuerzas israelíes, quienes a pesar de la desconexión de 2005 nunca dejaron de controlar con mano de hierro todas las fronteras del territorio palestino.

Ni el presidente norteamericano ni sus voceros quisieron entrar en el detalle de cuánto de esa partida millonaria se utilizará en la Franja, controlada desde mediados de 2006 por la organización radical Hamas. Abbas y la Autoridad Palestina no tienen ningún poder real dentro de ese territorio ocupado y, como Estados Unidos y Europa, cuestionan abiertamente la forma de hacer política de Hamas –aunque no llegan a calificarlos como terroristas–. Por eso la comunidad internacional está concentrando sus inversiones y los millones en ayuda humanitaria en Cisjordania, controlados por la Autoridad Palestina.

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