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El mundo|Lunes, 16 de agosto de 2010
El gobierno de Bolivia está negociando con los manifestantes

Veinte días y un paro en Potosí

Los ministros enviados a terminar la protesta exigen el fin de las medidas de presión que tienen al departamento aislado y desabastecido desde hace semanas. La ausencia del presidente Evo en la discusión complicó el diálogo.

Por Sebastián Ochoa
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En su segundo mandato, Evo Morales enfrenta protestas de sectores sociales aliados.

Desde La Paz

El paro general de Potosí cumplió 19 días con negociaciones recién iniciadas –pero avanzadas– entre los manifestantes y el gobierno de Evo Morales. De los seis puntos en discusión, sólo uno fue cerrado hasta la noche del sábado. Los ministros enviados a terminar la protesta exigen el fin de las medidas de presión que tienen al departamento aislado y desabastecido desde hace semanas. Pero el Comité Cívico Potosinista (Comcipo) sostuvo que sólo detendrán la manifestación cuando el presidente se comprometa ante ellos a respetar los acuerdos.

La ausencia de Morales en las negociaciones fue una traba desde el inicio del conflicto, cuando el Comcipo puso su presencia como condición del diálogo. Desde el Palacio Quemado aseguraban que el presidente recibiría a los potosinos en La Paz “con los brazos abiertos”, siempre y cuando cesaran las protestas. Pero los cívicos, liderados por Celestino Condori, se mantuvieron firmes en sus reclamos.

El viernes pasado, como señal de flexibilización, el Comcipo aceptó negociar en la ciudad de Sucre, a 160 kilómetros de la Villa Imperial, capital potosina. Como no concurrió Morales, la centena de manifestantes se anunció en huelga de hambre y comenzó a mascar coca en la sala de la Prefectura de Chuquisaca, donde transcurriría el diálogo. Coreaban “que venga el presidente”.

Los ministros de la Presidencia, Oscar Coca; de Autonomías, Carlos Romero; y de Minería, José Pimentel, exteriorizaron sus nervios y multitud de tics. Cuando quisieron forzar el inicio de la negociación, recibieron silbidos y acusaciones. “Ustedes ministros son de derecha. Díganme un acto verdaderamente socialista que haya hecho este gobierno”, increpó el presidente del Comcipo.

En la mañana del sábado, conscientes de que Morales no vendría, los potosinos retornaron a su departamento para seguir la huelga de hambre. Entonces Coca adelantó que los manifestantes volverían solos. “Estamos seguros de que los pobladores rurales, ya por su cansancio ante esta intolerancia, puesto que fueron objeto de abusos, decidieron que van a normalizar las actividades.” Aunque no se reunió con los dirigentes del Comcipo, el presidente había conversado en La Paz con líderes de organizaciones campesinas de Potosí, profundamente fieles a Morales.

Ayer, cuando los manifestantes pasaban por Yotala de regreso a Potosí, fueron interceptados por comunarios, quienes los persuadieron de que volvieran a Sucre para charlar con los ministros.

En esa ciudad, una de las dos capitales de Bolivia, los esperaban seis ministros designados por Morales para repartirse en las mesas de negociación, que se instalaron pasado el mediodía. El cerro Pahua se encuentra entre las comunidades Quillacas, en Oruro, y Coroma, en Potosí. Ambas dicen que les pertenece, con más vehemencia desde que se descubrió en él un yacimiento de piedra caliza, materia prima del cemento. Hasta ayer, en esta mesa se evaluaba que la Asamblea Legislativa Plurinacional podría definir por ley los límites entre estos departamentos.

También se debatía dónde debía ubicarse la fábrica de cemento. Para que no hubiera mayores roces, el gobierno propuso crear dos, una para cada departamento. Para ello, el Ejecutivo gestiona un crédito de 300 millones de dólares, posiblemente de Irán. En una tercera mesa, se analizaba construir una nueva ruta que conectara a Potosí con Tarija, en el Sur del país. Otras comisiones trataban sobre la reactivación de la fundidora de metales de Karachipampa, detenida desde 2006. También analizaban cómo conservar al Cerro Rico de Potosí, explotado desde hace 400 años y con riesgos de derrumbe en varias zonas.

Hasta ayer, uno de los seis puntos había sido resuelto, sobre la exigencia de hacer un aeropuerto internacional en Potosí. En enero de este año, el presidente había firmado la Ley 4157, que declaraba a esta obra de “prioridad nacional”. Ahora el gobierno de Morales se comprometió a respetar esta ley, lo que no fue considerado un gran logro para el Comcipo.

Desde hace 19 días la población de Potosí se levantó contra el gobierno nacional para que cumpla las últimas promesas electorales. Aquí, el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Morales obtuvo el 78 por ciento de los votos en las elecciones generales de diciembre pasado. Luego de seis meses sin reconocimiento por su lealtad, los potosinos cerraron todos los caminos y comenzaron a marchar a diario, con consignas como “Potosí federal” o “Muera el gobierno”. En las calles juntan muñecos que personifican a ministros de Morales, quienes finalmente son destrozados por los manifestantes.

Desde hace días se siente la falta de alimentos en esta población de 160 mil personas. Aún quedan algunos turistas por evacuar, que fueron tomados por los potosinos como fichas de negociación con el gobierno.

En su segundo mandato, Morales enfrenta protestas de sectores sociales aliados, quienes le exigen honrar la promesa de “acelerar el proceso de cambio”, diseminada en discursos de campaña. En mayo y abril, marchas de docentes, fabriles e indígenas corrieron al presidente por izquierda. Entonces apeló a acusar al gobierno de Estados Unidos. Con Potosí recurrió a lo mismo, cuando dijo días atrás que “los vendepatrias y neoliberales quieren confundir a los movimientos sociales y cívicos”.

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