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El mundo|Viernes, 28 de enero de 2011
WASHINGTON REAFIRMO QUE PERSEGUIRA LA COCA

El acullicu es el enemigo

Por Sebastián Ochoa
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Desde La Paz

Dentro de tres días vence el plazo para que los países de las Naciones Unidas decidan si se quita o no a la hoja de coca de la lista de sustancias prohibidas de la Convención sobre Estupefacientes de 1961. A raíz de este planteo del presidente Evo Morales, el gobierno boliviano y varias organizaciones sociales impulsan una campaña internacional para dejar en claro que la coca es solamente un arbusto, mientras el proceso para lograr la cocaína requiere otros químicos, hallables en la mayoría de los hogares. Sin embargo, los gobiernos de Estados Unidos y otros países europeos adelantaron que no permitirán modificaciones al texto en cuestión, según el cual varios pueblos deben ser “educados” para dejar de mascar la hoja, sagrada en las culturas andinas.

Mediante un comunicado, la Embajada de Estados Unidos había declarado que reconoce al acullicu como una costumbre de las y los bolivianos. En la misma página, la diplomacia de Barack Obama sostiene que de ninguna manera se avalarán modificaciones a la Convención de 1961, con el argumento de que perjudicaría la lucha contra el narcotráfico.

Ayer, el vicepresidente Alvaro García Linera indicó que la coca se mastica desde hace 5000 años, hábito que según él se mantendrá. “Estados Unidos reconoce el acullicu, pero no acompaña la modificación de la Convención de 1961. ¿Qué van a hacer? ¿Nos van a lanzar bombas? No pueden, 5000 años vamos a seguir acullicando”, dijo en la puerta del Palacio Quemado. “Entendemos que por política no se ha querido aceptar un hecho necesario, histórico y justo, por mero cálculo político. Esperemos que con el tiempo (Estados Unidos) abandone esas actitudes políticas y se sume a ese concierto de pueblos del mundo que han entendido que el acullicu es parte de nuestra cultura”, dijo el vicepresidente.

“La posición del gobierno de los EE.UU. de no apoyar la enmienda propuesta (por Bolivia) se basa en la importancia de mantener la integridad de la Convención de 1961, que constituye una herramienta importante para la lucha mundial contra el narcotráfico”, dice el comunicado de la Embajada de EE.UU., cuyo contenido carece de coherencia para varios legisladores oficialistas y funcionarios del gobierno.

La puerta de la Embajada de EE.UU., en esta ciudad, fue el epicentro de las manifestaciones pacíficas del miércoles pasado, cuando se celebró el Día Nacional del Masticado de Coca en varias ciudades y localidades, convocadas por varias organizaciones sociales. En el ámbito internacional, el canciller boliviano, David Choquehuanca, visitó Gran Bretaña, Suecia, España, Francia y Bélgica para pedir apoyo en la despenalización.

Hasta ahora, Colombia, Macedonia, Egipto y España aseguraron que están con el pedido del presidente Morales. Pero con la oposición ya declarada de EE.UU., Gran Bretaña y Suecia los retoques a la Convención de Viena no prosperarán, porque requieren del consenso de todos los integrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Las posturas ante la hoja de coca provocan los principales roces entre EE.UU. y Bolivia, cuyos embajadores fueron mutuamente expulsados en 2008, luego del intento de golpe de Estado que, según Morales, fue compuesto por “los gringos”. Ese mismo año y con el mismo motivo, el gobierno del aymara expulsó del país a los agentes de la DEA (siglas de la Administración de Lucha contra las Drogas de EE.UU.). Desde entonces, en la nación de Obama juzgan que Bolivia no enfrenta adecuadamente a la producción y al tráfico de drogas.

Días atrás, consultado sobre el conflictivo vínculo entre estos países, el canciller Choquehuanca dio una respuesta vaga, lo cual permitió a varios medios publicar que Bolivia volvería a dejar entrar a la DEA.

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