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El mundo|Sábado, 2 de abril de 2011
Las divisiones en la Alianza se hicieron notar

Ni los ritos unen a la derecha

Por Christian Palma

Desde Santiago

Ni la conmemoración de los 20 años del asesinato del senador Jaime Guzmán, máximo líder conservador chileno, calmó las aguas en la derecha de este país. Sus partidos –que dan sustento al gobierno de Sebastián Piñera–, la Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional (RN), están agarrados de las mechas, en una lucha interna que más parece pelea de adolescentes.

Para entender el tonelaje político de Guzmán, cuya influencia “moral y política” sigue vigente en ambas coaliciones, se debe consignar que fue uno de los colaboradores más cercanos a Augusto Pinochet, llamado el ideólogo de la dictadura. Fue fundador de la ultraderechista UDI, partido donde hasta hoy militan antiguos adherentes del genocida, enemigos acérrimos de Salvador Allende y todo lo que después olía a Concertación.

Su visión y habilidad política permitió a la UDI adentrarse en las poblaciones, logrando aumentar el apoyo popular que a la postre se convirtió en la masa de votantes que permitieron la llegada de Piñera al poder. Su muerte en 1991 –a manos del Frente Patriótico Manuel Rodríguez– lo elevó a la categoría de mito, donde incluso sus fanáticos seguidores han declarado que se comunican con él desde el más allá.

Por ello, se esperaba que las actividades para recordar su figura sirvieran para mejorar el clima en la derecha. Una caminata de la UDI a su tumba en el Cementerio General fue la oportunidad escogida por el presidente del partido, Juan Antonio Coloma, para pedir “unidad” a la Alianza, en medio del complicado escenario político gatillado por la acusación constitucional contra la intendenta del Bío-Bío, Jacqueline Van Rysselberghe (UDI), acusada constitucionalmente por falta a la probidad y el quebrantamiento del principio de igualdad ante la ley.

Este escenario tiene dividido a los partidos y salpica a La Moneda, que vio resentida su imagen con la división de la derecha. Así las cosas, al tradicional rito de ir a la tumba se excusaron algunos altos dirigentes con el presidente de RN Carlos Larraín, dejando claro que las relaciones están cortadas. La oportunidad sirvió también para reiterar que la UDI llegará hasta las últimas consecuencias para conseguir sentencia por el crimen de su fundador. Anunciaron que recurrirán a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en Washington para que intervenga ante el gobierno de Argentina para acelerar la extradición de Sergio Galvarino Apablaza, uno de los involucrados en el crimen, desde Buenos Aires.

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