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El mundo|Martes, 19 de abril de 2011
Goodluck Jonathan tuvo el apoyo mayoritario de los estados cristianos del sur

Elección y choques en Nigeria

Si bien hubo irregularidades, denuncias y actos violentos, los observadores internacionales coincidieron en que el país africano pasó la prueba de la transparencia. Según los analistas, fue fuerte la incidencia de la religión.

Por Jerónimo Giorgi
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Goodluck Jonathan fue reelecto jefe de Estado.
Desde Jos

El actual presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, quien asumió el cargo el año pasado tras el fallecimiento de Umaru Yar’Adua, será quien lidere el país por los próximos cuatro años, al ganar las elecciones en al menos veinticuatro de los treinta y seis estados del país.

El mayor desafío de Nigeria en estos comicios fue demostrar a la comunidad internacional la credibilidad de la democracia más grande de Africa, en un momento en que el continente se tambalea. Y si bien hubo irregularidades, denuncias y actos violentos, los observadores internacionales coincidieron en que el gigante pasó la prueba. Sin embargo, cuando ayer por la mañana se hicieron públicos los primeros resultados preliminares, partidarios del candidato del principal partido de oposición, el musulmán Muhammadu Buhari, se lanzaron a las calles en gran parte de las ciudades del norte de país, de mayoría musulmana, para protestar. “Esta fue una elección religiosa y los musulmanes están frustrados”, comentaba Emarek, de cuanteta años. Y es que esta ha sido una de las elecciones con “mayor incidencia de la religión” (afirmaba el analista Adam Higazi) y la fractura de la alternancia de ocho años entre cristianos y musulmanes.

En cuanto a la credibilidad de las elecciones, esta fue la primera vez que “se pudo ver el proceso electoral”, afirmaba Naser Abbas, miembro de una sociedad civil de la ciudad de Kaduna. A diferencia de las elecciones anteriores, en esta instancia no fue posible acreditarse más de una vez debido al registro de la huella digital, comentaba la observadora Lillian Rwang, de la organización Evergreen Peace, quien monitoreaba el proceso en el centro de votación ubicado en Ladura Du, en el sur de la ciudad de Jos. En los últimos meses, Nigeria ha vivido una escalada de violencia con explosiones y ataques a centros políticos que han costado la vida a más de veinte personas, según Amnistía Internacional, y la violencia política y los conflictos religiosos que vive el norte del país mantuvieron en vilo la seguridad de los comicios.

Sin embargo, el sábado, “a pesar de las dificultades en la distribución del material y la desorganización de algunos centros de votación”, la elección se llevó a cabo con total normalidad, afirmó la encargada de la oficina de la Comisión Electoral Nacional Independiente (INEC) en la ciudad de Jos, Chenyene Okone.

El presidente electo, Goodluck Jonathan, cuyo partido –Partido Democrático del Pueblo (PDP)– ha ganado todas las elecciones desde 1999, tuvo el apoyo mayoritario de los estados cristianos del sur del país, mientras Muhammadu Buhari, del Congreso por el Cambio Progresivo (CPC), un musulmán del norte con reputación de duro, obtuvo el apoyo de los estados del norte. De esta manera, queda clara la polarización entre musulmanes y cristianos que vive el país más grande de Africa.

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