TURQUIA PONE EN ENTREDICHO LA APERTURA DE UN FRENTE NORTE
Luz amarilla para los planes de Bush
EE.UU. ofreció 26.000 millones de dólares de ayuda económica a Turquía para que le permita abrir un frente norte con Irak, pero Ankara seguía vacilando ayer. Y la Casa Blanca pidió una respuesta rápida.
Por Owen Bowcott, Ewen MacAskill, Gary Younge y Suzanne Goldenberg
Desde Londres, Nueva York y Bagdad
La determinación de la administración Bush de mantener un calendario estricto para tener listas las fuerzas para la guerra a principios de marzo corre peligro de desmoronarse. Los planes para abrir un frente norte contra Irak, asumido como vital para asegurar un movimiento de pinzas hacia Bagdad, parecían hasta anoche tambaleantes en la medida en que Turquía rechazó un ultimátum de Washington para que acepte desplazamientos de tropas norteamericanos en su suelo o pierda un paquete multimillonario en compensación. El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, advirtió a Ankara que se le ha presentado una oferta financiera final –que se supone supera los 26.000 millones de dólares– y que se necesita una respuesta rápida. “Llega el momento de hacer planes, de tomar decisiones, y no se puede estirar indefinidamente”, declaró.
La disputa con Turquía está rodeada de nuevos obstáculos diplomáticos. Estados Unidos y Gran Bretaña han sido forzados a posponer hasta la semana próxima la publicación de un proyecto de segunda resolución concebido para ganar apoyo dentro del Consejo de Seguridad de la ONU para una acción militar. La resolución no será sometida a votación hasta principios de marzo, luego de otro informe del jefe de inspectores de la ONU, Hans Blix. El nerviosismo británico respecto a los problemas para persuadir a la ONU de que respalde la guerra se acentuaron ayer cuando funcionarios del gobierno insistieron en que seguirán adelante con una acción militar incluso si no se llega a esta segunda resolución. La posibilidad de que esto suponga un contratiempo diplomático se acentuó con la grieta abierta entre Estados Unidos y Francia y Alemania que se puso ayer, una vez más, de manifiesto. El secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, acusó en efecto a los dos países europeos de ser demasiado cobardes para ir a la guerra. “No es una solución satisfactoria el hecho de que las inspecciones continúen indefinidamente porque ciertos países tienen miedo de afrontar su responsabilidad para imponer la voluntad de la comunidad internacional”, declaró Powell.
Pero el problema más urgente que enfrenta Estados Unidos en su camino a la guerra es Turquía, un aliado tradicional en la OTAN. El líder del partido gobernante turco, Recep Tayyip Erdogan, indicó ayer que no había signos de que la impasse se resuelva rápidamente, al decir que no estaba prevista esta semana la votación en el Parlamento para permitir el paso de las tropas norteamericanas en suelo turco.
La negativa turca, de confirmarse, a abrir las bases de Estados Unidos en su territorio para el paso de las tropas, significa que los buques que transportan en estos momentos miles de soldados y equipamiento esencial para la guerra deben ser redireccionados hacia el Golfo Pérsico o a otra región. Y todo ataque contra Bagdad desde el norte debería ser abruptamente desestimado. El bloqueo para las tropas estadounidenses también podría dejar a los kurdos del norte vulnerables a un contraataque iraquí. Como medida paliativa, tropas especiales de Estados Unidos y combatientes kurdos han estado reacondicionado tres pistas de aterrizaje en el norte de Irak para ser utilizadas como posiciones avanzadas de aprovisionamiento. Pero en ese caso Estados Unidos no podrá contar con la infraestructura moderna de las bases aéreas en Turquía como Incirlik, Batman y Diyarbakir.
Las últimas encuestas en Turquía establecen que el 90 por ciento del electorado se opone a la guerra. La resistencia turca a participar en una guerra impopular, que además puede afectar seriamente su ya débil economía, ha sido fogoneada por la fuerza de las protestas contra la guerra del fin de semana pasado en todo el mundo. El secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, admitió que la falta de cooperación está causando molestias. “Obviamente, cuanta más ayuda tengamos, más fácil será la operación. Y cuanta menos ayuda, más difícil será”, señaló. Pero predijo que Turquía se sumaría a los planes. La confusión en estos planes fortalecerá al gobierno iraquí, que ya ha sido favorecido por el último informe de Blix y por las manifestaciones contra la guerra. Funcionarios de la ONU dijeron ayer que el gobierno iraquí se envalentonó al punto de no ver urgencia para cumplir con los pedidos de los inspectores por una mayor cooperación.
De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.