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El mundo|Jueves, 4 de agosto de 2011
Berlusconi pide apoyo político

La crisis italiana

Por Elena Llorente
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Desde Roma

Después de cambiar dos veces el horario de su discurso ante el Parlamento para no influir sobre la marcha de la Bolsa, Silvio Berlusconi se presentó ayer ante la Cámara de Diputados y el Senado muy serio (foto) y con una larga lista de bondades de la economía italiana, estable, según él, como el gobierno, y capaz de relanzar el crecimiento económico que se espera desde hace tiempo. “Nuestras economía tiene base sólida. Nuestros bancos también son sólidos, tienen liquidez y están en condiciones de apoyar el crecimiento”, subrayó Il Cavaliere. El plan de ajuste aprobado por el Parlamento hace algunos días, con el que se pretende emparejar las cuentas del Estado para 2014, “cuenta con la confianza de las autoridades europeas”, recordó por otra parte como un elemento más a favor de Italia.

Y como para responder a quienes lo acusan de no decir la verdad y presentar desde hace años un país sin problemas, Berlusconi dijo que de todas maneras “la crisis no se puede negar”. Pero se apuró a aclarar que “no es italiana sino planetaria” y que el crecimiento se ha visto afectado en muchos otros países, también en Estados Unidos y Japón. Pero claro, no especificó las razones que pudieron influir en esos países: cuna de un tsunami financiero en 2008 uno y centro de un tsunami natural el otro. En Italia, según Berlusconi, todavía se arrastran los efectos de la crisis financiera del 2008 que se apoyó sobre una “pesada herencia del pasado”.

En su discurso, extrañamente, Berlusconi no atacó a la oposición, a la que muchas veces ha acusado de aprovechar los momentos críticos para intentar derrocarlo. Respondiendo a un pedido de unidad del presidente de la República, Giorgio Napolitano –quien ha mantenido un rol muy activo en esta crisis, cosa poco habitual para un presidente en Italia–, por el contrario le pidió ayuda porque en este momento difícil hay que estar unidos, dijo. Todas las propuestas serán escuchadas y toda colaboración “patriótica” será bienvenida, subrayó.

El pánico de que el discurso de Berlusconi pudiera tener un efecto negativo en la marcha de la Bolsa hizo que el premier cambiara dos veces el horario de su discurso. Se trató de evitar efectos imprevisibles en los ambientes financieros en los que cunde una gran inestabilidad últimamente. El primer ministro mencionó algunas medidas que el gobierno tomará a fin de estimular el crecimiento y dijo que se puso en marcha un plan de 7400 millones de euros para relanzar la economía del sur de Italia. Pero también habló de una especie de pacto entre empresas y sindicatos. Mañana, en efecto, Berlusconi recibirá a los sindicatos y a los exponentes de la Confidustria, la principal organización de empresarios. Y aludiendo a la conclusión de su mandato en 2013, Il Cavaliere aseguró que “el gobierno hará su deber para entregar a los italianos dentro de dos años, un país más seguro de sí mismo”.

La oposición, por boca del líder del Partido Democrático, Pierluigi Bersani, se mostró alarmadísima. Aunque se dijo dispuesto a colaborar, Bersani, así como el líder de Italia de los Valores Antonio Di Pietro pidieron antes que nada la renuncia de Berlusconi. “Italia tiene problemas serios –dijo Bersani–. Nuestro país padece una crisis que no tiene precedentes. Después de ocho años de gobierno Berlusconi hemos perdido seis puntos del PIB y escasamente hemos recuperado dos. La crisis no es sólo especulación, es que los inversionistas no confían más en nuestro país.” A esto se le agregó la frase lapidaria de otro opositor, Francesco Rutelli de la Alianza para Italia: “Hace seis meses, Berlusconi había dicho que todo andaba bien y miren ahora en qué situación estamos”, dijo.

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