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El mundo|Martes, 30 de agosto de 2011
La guerra aumentó las hostilidades raciales en Libia

Los rebeldes detienen a los africanos negros

Por Patrick Cockburn *
Desde Trípoli

Yassin Bahr, un senegalés alto y flaco vestido con jeans rotos, niega que haya sido un mercenario o luchado a favor de Mua-mmar Khadafi. Con frases nerviosas y cortas, Bahr trata de convencer al líder de la milicia local, a cargo de la comisaría en el distrito de Faraj de Trípoli, de que es un obrero de la construcción que fue arrestado simplemente por el color de su piel. “Me gustaba Khadafi, pero nunca luché a su favor”, dice Bahr, añadiendo que había trabajado tres años en Libia colocando azulejos.

Pero los rebeldes libios son hostiles hacia los africanos negros en general. Uno de los milicianos, que ha tenido el control de la comisaría desde que la policía huyó, dijo: “A los libios no les gusta la gente de piel oscura, aunque algunos de ellos puedan ser inocentes”. De acuerdo con la experiencia de Bahr, cualquier africano negro en Libia puede ser sujeto a un arresto salvo que pueda probar que no fue miembros de las fuerzas de Khadafi.

Fathi, un contratista de la construcción que no quiso dar su nombre completo y estaba dirigiendo temporariamente la comisaría, quería saber por qué Bahr tenía un permiso de residencia especial que un trabajador inmigrante no hubiera obtenido normalmente. “Usted debe haber estado luchando para Khadafi para tener un permiso así”, dijo. Bahr dijo que hace tres años caminó a través del Sahara y cruzó la frontera ilegalmente con otros africanos del oeste buscando trabajo. Fueron detenidos por la policía libia, pero pagó para obtener el permiso de residencia.

El racismo contra los africanos negros y los libios de piel oscura hace tiempo que provoca resentimientos en Libia. Antes de la guerra se estimaba que había un millón de inmigrantes ilegales en el país, que tiene una población de seis millones, de los cuales 1,7 millón son trabajadores.

En el 2000 hubo motines antiinmigrantes en los que murieron docenas de trabajadores de países como Ghana, Camerún, Nigeria, Chad, Níger y Burkina Faso. La guerra aumentó las hostilidades raciales. Los rebeldes afirman que muchos de los soldados del coronel Khadafi eran mercenarios negros africanos. Amnesty International dice que estas acusaciones no están probadas en su mayoría y desde el comienzo del conflicto muchos de aquellos arrestados o, en algunos casos, ejecutados por los rebeldes, eran trabajadores indocumentados aprehendidos en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Pero no hay duda de que todos los negros africanos están ahora bajo sospecha. El jefe de la milicia en Faraj, un hombre bajo, de barba, de túnica marrón llamado I-ssam, explicó que los insurgentes locales habían tomado el área el 19 de agosto, diciéndoles a los partidarios del coronel Khadafi que entregaran sus armas y se quedaran en sus casas. No hubo casi resistencia por parte del régimen desmoralizado y poca gente había sido arrestada. Luego Issam añadió, como en un aparte, que sus hombres también habían detenido a “decenas de africanos a los que mandamos a la cárcel”. No explicó por qué habían sido encarcelados.

En el pasado, los inmigrantes negros africanos se habían beneficiado con la aspiración del coronel Khadafi de ser un líder panafricano. La posición de inmigrantes ilegales fue siempre incierta, pero eran esenciales para la economía. Con la caída de Khadafi, aquellos que todavía no han huido se enfrentan a la persecución y hasta al asesinato.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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