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El mundo|Miércoles, 21 de septiembre de 2011
BURHANUDDIN RABBANI LIDERABA EL CONSEJO SUPERIOR PARA LA PAZ

Matan a un ex presidente afgano

Rabbani es el último político de alto perfil que cae víctima de la campaña de asesinatos del talibán. Los afganos están desilusionados con el proceso de reconciliación y esta muerte confirma ese sentimiento, advierten los analistas.

Por Julius Cavendish *
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El nombramiento de Rabbani como líder del Consejo de Seguridad para la Paz había sido resistido.

Desde Kabul

Un militante detonó una bomba oculta en su turbante cuando se encontró ayer con el ex presidente afgano Burhanuddin Ra-bbani, poniendo fin a la vida del hombre que tenía la tarea de la reconciliación con el talibán. Dos insurgentes se reunieron con Rabbani en su casa en Kabul, cerca del sitio donde se libró la semana pasada una batalla entre las fuerzas de seguridad y los militantes relacionados con el talibán. De acuerdo con los informes iniciales, uno de los dos visitantes detonó los explosivos ocultos en su turbante, mientras abrazaba a Rabbani, matando al político instantáneamente. Massoum Stanikzai, el asesor del presidente Hamid Karzai sobre la reconciliación y reintegración –un tecnócrata considerado el arquitecto de los intentos de paz del gobierno afgano–, se salvó pero quedó muy malherido, según señaló la policía.

El presidente Karzai interrumpió inmediatamente su visita a la Asamblea General de la ONU en Nueva York para regresar y lidiar con la secuela que podría ser considerable en el tiempo. Rabbani fue una de las figuras más divisivas en la política afgana. El hombre frágil, de voz suave, fue una vez uno de los más notorios caudillos del país, líder del partido Jamiat-e-Islami y el hombre que ayudó a hundir a Afganistán en la fase más sangrienta de su guerra civil, cuando se negó a renunciar a la presidencia rotativa en 1994. Siguió gobernando hasta que el talibán tomó el poder en 1996.

Cuando en 2010 fue nombrado unilateralmente presidente del Consejo Superior para la Paz, la reacción de los delegados convocados por Karzai para darle el visto bueno al hecho consumado fue tan feroz que Rabbani se vio obligado a huir y regresó sólo cuando sus aliados habían acallado a los delegados. El talibán tomó el nombramiento de Rabbani como un insulto, dijo Michael Semple, académico y uno de los defensores más importantes de la paz negociada en Afganistán. “Están tan enojados que es muy difícil comunicarse”, le dijo recientemente a The Independent. “Ese nombramiento fue infame. Karzai no es estúpido, sabe lo odiado que es Rabbani. De manera que el talibán pone el ejemplo del Consejo Superior para la Paz como evidencia de que ni Karzai ni los estadounidenses son serios sobre la reconciliación.”

Sin embargo, también había gente que quería a Rabbani. Para muchos miembros de la comunidad étnica tajika de Afganistán, era un héroe, un defensor de sus intereses. Ahmed Wali Massoud, hermano del combatiente antitalibán muerto, Ahmed Shah Massoud, le dijo a The Independent: “Fue un gran líder como conductor de la resistencia mujahidin, así como de la Jihad (guerra santa) contra la ocupación soviética. Fue un grande. Por lo tanto, su asesinato, especialmente por la forma en que sucedió, es preocupante para todos”.

Rabbani es el último político afgano de alto perfil que cae víctima de la campaña de asesinatos del talibán. En julio, un terrorista con turbante mató a Ghulam Haider Hamidi, el alcalde de la ciudad de Kandahar. Apenas una semana antes que eso, un confiable guardaespalda de Ahmed Wali Karzai, el medio hermano del presidente, le disparó a su empleador en la cabeza. Los asesinos también mataron al principal comandante de la policía en el norte de Afganistán, el general Daud Daud, con una bomba a fines de mayo.

Haroun Mir, un analista político en Kabul, dijo que el último asesinato fue otro golpe para la paz. “La gente está desilusionada sobre este proceso y el asesinato del ex presidente Rabbani fortalecerá este sentimiento”, dijo. “También será un revés para Karzai, porque el presidente Rabbani era un gran partidario de Karzai y su compromiso con este proceso lo convirtió en un proceso nacional. Su vacío no podrá llenarse”, agregó.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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