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El mundo|Sábado, 15 de octubre de 2011
Por dispensar favores a un amigo íntimo y aceptar regalos de contratistas militares

Cayó el ministro de Defensa británico

La renuncia de Liam Fox llegó después de diez días de tempestuosos titulares sobre las relaciones laborales de Werritty y su privilegiado acceso al secretario de Defensa. En su renuncia admitió deslices en su vida personal.

Por Nigel Morris y Andrew Grice *
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Liam Fox luchó por preservar su cargo, pero ayer renunció por conflictos de interés.

Liam Fox se inclinó ante una abrumadora presión anoche y renunció como secretario de Defensa por vínculos con su íntimo amigo y asesor Adam Werritty. Finalmente abandonó su lucha por mantener su puesto y se convirtió en el primer conservador que deja el gabinete de David Cameron, admitiendo en una carta de renuncia que había permitido que la línea entre su vida personal y su función en el gobierno fuera “borrosa”. La renuncia de Fox llegó después de diez días de tempestuosos titulares sobre las relaciones laborales de Werritty y su privilegiado acceso al secretario de Defensa.

Fox trató de evadir la tormenta, pero ayer a la tarde llegó a la conclusión de que no podía postergarlo más. Telefoneó a Cameron para decirle que debía renunciar. Anoche, Fox limpió su escritorio en el Ministerio de Defensa y les dijo adiós a los funcionarios. Cameron lo reemplazó rápidamente con Philip Hammond, quien previamente había sido secretario de Transporte y es considerado como alguien seguro que continuará con la reforma de recorte de gastos de Fox en el Ministerio de Defensa. Hammond fue reemplazado en el Departamento de Transportes por Justine Greening, la secretaria económica en el Tesoro, quien es la quinta mujer en el gabinete.

Fox, considerado el abanderado de la derecha de los conservadores, estaba preparado para otra andanada de acusaciones en los diarios de mañana. Fuentes parlamentarias dijeron que el golpe final llegó ayer, cuando los informes sugirieron que el estilo de vida espléndido y los viajes alrededor del mundo de Werritty al lado de Fox estaban financiados por grandes cifras de negocios con intereses en empresas de defensa. También se supo que ambos compartían una agenda política neoconservadora, euroescéptica y proestadounidense.

Los parlamentarios conservadores, que montaron un show en apoyo de Fox en la Cámara de los Comunes el lunes, advirtieron ayer que el apoyo se estaba comenzando a agotar. Ayer por la mañana, Fox trató de mantener una posición “de trabajo como siempre”, en un intento de responder a las afirmaciones de los medios de que no podía mantener su rutina laboral. Estuvo apoyado por Downing Street, que insistió que el primer ministro estaba preparado para enfrentar la tormenta, por lo menos hasta que sir Gus O’Donnell, el secretario del gabinete, termine una investigación sobre el rol de Werritty y si Fox había roto el código de ética del ministerio. Había una creciente especulación en el Parlamento de que sir Gus encontraría que sí lo había hecho. “Sus días estaban contados”, dijo un funcionario.

Mientras las acusaciones crecían diariamente, surgió que Werrity, quien era el padrino en el casamiento de Fox, y su ex compañero de departamento, había visitado al ministro de Defensa catorce veces en sólo un año, a pesar de no tener autorización de la seguridad. Fox se había encontrado con su amigo en Gran Bretaña y en el exterior por lo menos 40 veces. Una investigación interna del Ministerio de Defensa fue entregada a sir Gus y Werritty fue entrevistado por segunda vez ayer.

Un amigo de Fox le dijo a The Independent: “La estrategia a comienzos de la semana era que la historia se quedaba sin oxígeno. Parecía ser una buena estrategia, pero no resultó porque había mucha gente alimentando la historia. Era claro que no iba a desaparecer”. En su carta al primer ministro, Fox admitió: “Erróneamente permití que se confundiera la línea entre mi interés personal y las actividades de mi gobierno”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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