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El mundo|Domingo, 16 de octubre de 2011
BATAHOLA EN LAS CALLES DURANTE LA MANIFESTACION DE INDIGNADOS

Furia y represión en Roma

Unos 100.000 jóvenes, estudiantes universitarios, desocupados y empleados temporarios desfilaron por las calles del centro hasta que un enfrentamiento entre grupos de choque y la policía puso fin a la manifestación.

Por Elena Llorente

Desde Roma

Reguero de piedras tras la batalla entre policías y encapuchados en Roma.
Imagen: EFE.

En el coro de los indignados que hoy protestaba en más de 900 ciudades de 82 países, no faltó Roma en la que, según los organizadores, unos 100.000 jóvenes, estudiantes universitarios, desocupados y empleados temporarios se dieron cita para desfilar por las calles del centro, pero cuya manifestación prácticamente no pudo llegar a su fin por el enfrentamiento entre grupos de choque y la policía.

La protesta contra la política económica de los países europeos que maltrata a jóvenes y de-socupados y privilegia al mundo financiero, se organizó para el mismo día que en París se reunían los ministros de Economía y titulares de Bancos Centrales del Grupo de los 20, para buscar soluciones a la crisis europea.

La manifestación en Roma, que empezó siendo pacífica como pacíficos eran la mayor parte de sus participantes y los objetivos, degeneró poco después cuando grupos de encapuchados, como los llamados Black Bloc, comenzaron a lanzar petardos, piedras y otros objetos contundentes contra vidrieras de bancos y supermercados e incendiaron autos y contenedores de basura.

La marcha había comenzado en la Plaza de la República para pasar luego cerca del Coliseo y terminar en la Plaza de San Juan de Letrán, lugar tradicional de las manifestaciones de la izquierda. Enarbolaban carteles alusivos a los bancos y a la deuda pública italiana, considerada entre las más importantes de Europa y que está causando graves problemas a su economía. “No-sotros no pagaremos la deuda”, “Unidos para el cambio global”, decían algunos.

Organizada en todo el mundo gracias a las redes sociales y a Internet en general, la manifestación apuntó en Europa contra las políticas económicas de los gobiernos, los bancos, las multinacionales y otros poderes fuertes, dijeron los organizadores. La marcha, a la que adhirieron sindicatos, organizaciones contra la globalización y partidos políticos varios, mayormente progresistas –pero ninguno de ellos con su propia bandera o insignia– llevaba un cartel inmenso al principio con la frase, en varios idiomas, “Pueblo de Europa levántate”. Otros carteles daban una idea de la rabia de los manifestantes: “Ellos la crisis, nosotros la alternativa”, “Desarmemos a los mercados”, “Cristo esta aquí, ¿cuándo estará toda la Iglesia?”, “Que la especulación financiera pague un impuesto”, “Primavera árabe, otoño europeo”, “¡Occupy Rome!”, “¡El fin no justifica los medios!”.

Decenas de camiones de la policía habían sido distribuidos en la ciudad por miedo a los desórdenes que se temía podrían ser provocados por exponentes de los llamados movimientos insurreccionales, anarquistas u otras organizaciones similares. Se temía en particular el accionar de los llamados Black Bloc que, en diciembre de 2010, incendiaron coches, atacaron bancos y rompieron vidrieras como desde los años ’70 no se veía en Roma. Y la acción de estos jóvenes, enteramente vestidos de negro, con pasamontañas, cascos de motocicletas y palos, llegó puntualmente.

La batalla campal entre los camiones hidrantes de la policía, de los carabineros y de la Guardia de Finanzas y los grupos violentos duró varias horas, pero se produjo sólo en algunos puntos de la ciudad, áreas en las que casi no se podía respirar por el humo de los gases lacrimógenos y de los petardos. Hubo al menos 20 heridos y el incendio de un edificio y de un camión de carabineros. Pero no se vio a los hombres de la policía reprimir con sus palos a los manifestantes, aunque los jóvenes seguían tirándoles piedras y cuanto objeto contundente encontraban por la calle. Los camiones hidrantes iban de acá para allá, mojando a todo el mundo y tratando de contener el avance de los violentos. Mientras los enfrentamientos continuaban por un lado, la parte pacífica de la manifestación seguía su curso hacia la Plaza de San Juan de Letrán, casi sin saber qué estaba pasando a pocas cuadras de distancia. Tanto los manifestantes pacíficos como el mundo político italiano, de derecha y de izquierda, condenaron la violencia. Entre otros el presidente de la provincia de Roma, Nicola Zingaretti, del área progresista, expresó su solidaridad con aquellos que hoy manifestaron pacíficamente para llamar la atención de las instituciones y por una sociedad más justa.

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