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El mundo|Martes, 1 de noviembre de 2011
Al precandidato le sacaron a relucir acusaciones de acoso sexual de hace una década

Herman Cain, un republicano en aprietos

Herman Cain es un ex magnate de la pizza devenido en político que ayer dijo ser inocente, aunque admitió que había sido acusado de conducta inapropiada cuando dirigía la Asociación Nacional de Restaurantes.

Por David Usborne *
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Cain es un afrodescendiente que compite por quedarse con la candidatura republicana.

Después de viajar a la velocidad de la luz de ser un payaso en una carpa a convertirse en un potencial maestro de ceremonias, Herman Cain, el ex magnate de la pizza convertido en potencial esperanza republicana, ayer intentó sacarse de encima las acusaciones de acoso sexual que lo involucraron hace una década. Cain, quien asombró a los expertos por su rápido ascenso para la nominación presidencial republicana, admitió a la cadena Fox News que efectivamente había sido acusado de conducta inapropiada como jefe de la Asociación Nacional de Restaurantes en la década de los ’90, pero dijo que era inocente.

El supuesto escándalo, informado primero por Político.com, surgió a horas de que se difundiera una muy anticipada encuesta de votantes en Iowa, el primer estado de Estados Unidos en las primarias del 13 de enero. La encuesta mostraba a Cain en un reñido empate con Mitt Romney, el ex gobernador de Massachusetts, que había liderado la mayoría de los sondeos durante semanas y sin embargo parecía incapaz de despegar.

La campaña de Cain no sería la primera en ser atacada por insinuaciones de pasadas indiscreciones sexuales. A veces pueden ser fatales, como el ex senador Gary Hart puede atestiguar: era considerado un puntero para la nominación demócrata en 1988 hasta que surgieron informes de un affaire extramarital. Bill Clinton sobrevivió a acusaciones de acciones indebidas en 1992 para ganar la nominación y luego la Casa Blanca.

Político.com dijo que identificó a dos mujeres que habían presentado quejas contra Cain por hacerles insinuaciones sexuales que ellas no querían. El diario decía que no las nombraba por motivos de privacidad. Añadía que las mujeres habían dejado caer los cargos después de llegar a arreglos financieros con la Asociación de Restaurantes, que también requirió que no hicieran declaraciones públicas sobre el asunto.

Pero Cain, que se había convertido en jefe de la asociación después de renunciar como jefe ejecutivo de la cadena Godfather’s Pizza, fue categórico en que había sido “acusado falsamente” y que las acusaciones en realidad eran infundadas. “Nunca acosé sexualmente a nadie”, dijo Cain. El ex empresario no negó que se hubieran hecho arreglos financieros con las mujeres en cuestión, pero dijo que eso había sido manejado por la asociación directamente y no conocía los detalles o cuanto se le había pagado a cada una. “Espero que no haya sido mucho porque no pasó nada”, señaló a la prensa.

Que el tren expreso de la campaña de Cain se haya topado en las últimas semanas con curvas difíciles no está en cuestión. El mismo admitió que era una distracción que no lo alegraba. “Algunas personas van a alejarse por culpa de esta nube que alguien quiere poner sobre mi cabeza”, dijo. Si Cain, un afroestadounidense que originalmente viene de Georgia, se enfrenta a un descarrilamiento por las acusaciones, dependerá en gran parte de si surge más información, posiblemente de las mismas mujeres, o si la historia se desvanece tranquilamente.

Por ahora, sin embargo, se sostiene como la primera prueba real de una campaña que hasta ahora les ha prestado poca o ninguna atención a las normas aceptadas de una contienda presidencial. La semana pasada se emitió en YouTube un video mostrando a un gerente de campaña, Mark Block, hablando bien de su jefe mientras aspiraba profundamente un cigarrillo.

Como parte de su respuesta, la campaña de Cain tomó el arriesgado paso de evocar el caso del juez de la Suprema Corte, Clarence Thomas, también un afroestadounidense de Georgia, que fue interrogado profundamente en 2001 por supuestas indiscreciones pasadas en su oficina.

Otra encuesta en Texas lo mostraba a Cain empatado con el propio gobernador Rick Perry. La campaña de Perry, que vino en caída en las últimas semanas, sería la primera que ganaría de un colapso de Cain, quien ha sido muy atractivo para el ala conservadora del Partido Republicano.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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