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El mundo|Miércoles, 23 de noviembre de 2011
Tras la brutal represión de plaza Tahrir, asumen las nuevas autoridades en Egipto

Un gobierno de “salvación nacional”

Ante los reclamos, la Junta Militar egipcia se comprometió a mantener el inicio de los comicios legislativos en su fecha prevista del próximo lunes y aceptó la dimisión presentada ayer por el gobierno del primer ministro Essam Sharaf.

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Un joven arenga a la multitud ayer en plaza Tahrir, tras la caída del gobierno egipcio.

La Junta Militar y los partidos políticos egipcios acordaron ayer formar un gobierno de salvación nacional y celebrar elecciones presidenciales antes del 30 de junio, luego de cuatro días de protestas contra el gobierno militar que dejaron 36 muertos y un millar de heridos. La información, inicialmente proporcionada por representantes políticos que asistieron a una reunión realizada más temprano con la Junta Militar, fue confirmada luego por cadena nacional por el jefe del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el mariscal de campo Mohamed Hussein Tantawi.

Tantawi también dijo que las fuerzas armadas “están dispuestas” a convocar a un referendo para la transferencia inmediata del poder a una autoridad civil “si el pueblo así lo reclama”, exigencia que condensa las demandas de los miles de egipcios que abarrotaron las calles de varias ciudades en estos últimos días. El acuerdo contempla asimismo mantener el inicio de los comicios legislativos en su fecha prevista del próximo lunes y la aceptación de la dimisión presentada ayer por el gobierno del primer ministro Essam Sharaf, dijeron líderes políticos presentes en la reunión. Además incluye el cese de la violencia contra los manifestantes, el respeto al derecho a las protestas pacíficas y la liberación antes del sábado de todos los detenidos en las protestas.

La oferta de los militares, sin embargo, no satisfizo a decenas de miles de manifestantes que, por cuarta jornada, permanecían al caer la noche en la plaza Tahrir de El Cairo para exigir la renuncia inmediata de la Junta o, caso contrario, lanzar una “segunda revolución” como la que derrocó a Mubarak. En el marco de una convocatoria bajo el lema de “marcha del millón”, los manifestantes portaban pancartas y cantaban consignas contra la Junta y en particular contra su jefe máximo como “el pueblo quiere la caída del mariscal”, “él se va, nosotros nos quedamos”.

“Nuestras exigencias son claras. Queremos que el consejo militar renuncie y entregue la autoridad a un gobierno de salvación nacional con autoridad plena”, dijo en la plaza Tahrir Khaled el Sayed, miembro de la Coalición Juvenil Revolucionaria.

Antes del acuerdo logrado ayer y en medio de la creciente efervescencia política, al menos tres personas murieron y otras 80 resultaron heridas en diversos enfrentamientos en El Cairo y otras ciudades egipcias. Los principales choques entre manifestantes y las fuerzas de seguridad se produjeron en la ciudad de Ismailiya, en el nordeste del país. Las fuerzas de seguridad reprimieron las protestas registradas en la madrugada utilizando balas de goma y gas lacrimógeno, provocando la muerte de tres personas y heridas a unas 60. Los otros enfrentamientos, en los que hubo unos 20 heridos, se registraron en la mañana en la plaza Tahrir, donde volvieron a chocar manifestantes con las fuerzas de seguridad.

Los enfrentamientos entre la policía y los manifestantes continúan en los alrededores de la plaza cairota de Tahrir, donde miles de personas siguen congregadas pese a las promesas de la Junta Militar de abandonar el poder. En las calles aledañas a la plaza y que conectan con el Ministerio del Interior, decenas de personas lanzan piedras contra los agentes que, a su vez, responden con gases lacrimógenos.

Un total de 38 grupos opositores convocaron a la “marcha del millón” de ayer para obligar al gobierno militar a traspasar el poder a un gobierno civil. Los influyentes Hermanos Musulmanes no participaron en la movilización.

El lunes, presionado por la magnitud de las protestas, el gobierno de transición del primer ministro Sharaf anunció su dimisión, mientras los militares llamaron a los partidos políticos a solucionar juntos la crisis, lo que fue aceptado de inmediato por los Hermanos Musulmanes. “La única forma de salir de la crisis es cumplir las demandas justas de los manifestantes, celebrar elecciones parlamentarias a tiempo y establecer un calendario para la transferencia del poder antes de mediados de 2012”, señaló la agrupación islamista en un comunicado.

Anteriormente, fuentes dijeron que el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) se había acercado a Mohamed el Baradei, un político de la oposición y un posible candidato presidencial, para formar un nuevo gobierno interino. El Baradei parecía estar dubitativo porque quería tener toda la autoridad para elegir su gabinete de ministros sin presiones de los militares.

Las protestas de ayer coincidieron con la publicación de un documento de Amnistía Internacional (AI) en el que afirma que el CSFA egipcio “ha fracasado completamente” en su intento de mejorar la situación de los derechos humanos en el país. “Con el uso de los tribunales militares para juzgar a miles de civiles, la represión contra protestas pacíficas y la extensión de la vigencia de la Ley de Emergencia de Mubarak, el Consejo Supremo continuó con la tradición de mandato represivo contra el que los manifestantes del 25 de enero lucharon duramente”, declaró el director de AI para Medio Oriente, Philip Luther.

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