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El mundo|Lunes, 5 de diciembre de 2011
El premier Monti lanzó su paquete de ajuste, en el que retrasa la edad para el retiro

Malas noticias para los jubilados de Italia

La ministra de Trabajo, Elsa Fornero, se emocionó al anunciar la reforma de las pensiones como parte del plan del “Decreto salva Italia”. Dicho plan incluye, además, un impuesto especial para los grandes patrimonios.

Por Elena Llorente
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Monti dijo que renunciaba a los sueldos de premier y titular de Economía en momentos en que les pide a los italianos que hagan sacrificios.

Desde Roma

Después de 18 días de gobierno, el primer ministro italiano Mario Monti presentó ayer el primer plan de recortes de su gestión –y quinto de un gobierno italiano en 2011– por valor de 24 mil millones de euros. Pero antes de darlo a conocer aclaró que, dado que estaba pidiendo sacrificios a los italianos, él personalmente renunciaba a los sueldos de primer ministro y de ministro de Economía, los dos cargos que ocupa en este gobierno que sustituyó al de Silvio Berlusconi. Los miembros de su gabinete, además, presentarán una declaración completa de todos sus patrimonios, cosa no prevista por las leyes hasta ahora.

En la rueda de prensa que Monti y algunos de sus ministros ofrecieron luego de tres horas de reunión y de haber consultado al menos dos veces con el presidente de la República, Giorgio Napolitano, sobre las medidas por tomar, Monti prefirió primero dirigirse a los italianos y luego responder a las preguntas de la prensa. Y dijo que el mandato que había recibido su gobierno era el de hacer que Italia saliera de la crisis que está amenazando “la destrucción de 60 años de trabajo”. Y advirtió que el nuevo plan tuvo en cuenta puntos fundamentales como el control de la deuda pública, el crecimiento económico, la equidad social, la distribución de sacrificios y la lucha a la evasión fiscal, entre otros. Todo dirigido al “despertar de Italia”, subrayó. “Queremos que los italianos se sientan orgullosos de serlo”, dijo al concluir su breve mensaje, al que calificó “de preocupación, pero también de esperanza”.

Durante el encuentro con la prensa, otro detalle dio la dimensión de la tragedia que están viviendo los italianos. Al anunciar las medidas referidas a las jubilaciones, la ministra del Trabajo y de las Políticas Sociales, Elsa Fornero, verdadero artífice de ese programa por su experiencia en materia previsional, se emocionó hasta las lágrimas y tuvo que dejar de hablar cuando le tocó anunciar lo que, por lo visto, consideraba la medida más injusta. Fue Monti quien entonces tuvo que anunciar el gran sacrificio: que las jubilaciones no serán indexadas en base a la inflación, como era hasta ahora, excepto aquellas mínimas que van de 480 a 960 euros.

El que Monti bautizó como “Decreto salva Italia”, basado en la transparencia y que la prensa italiana había demolido anticipadamente, no pareció todo lo desastroso que muchos habían previsto. Entre otras cosas introdujo lo que muchos partidos políticos progresistas, los sindicatos y hasta algunos industriales pedían desde hace tiempo: un impuesto especial para los grandes patrimonios, sobre todo inmobiliarios, pero también a los propietarios de barcos, aviones y automóviles de gran potencia. También creó un impuesto para la riqueza financiera, las acciones, títulos y las cuentas corrientes.

Si el tema de la reforma de las jubilaciones era uno de los que más preocupaban a la gente, Fornero se ocupó de explicar que se trató de buscar la “equidad entre las generaciones” porque muchas veces, dijo, los gobiernos toman medidas demagógicas porque, por ejemplo, se están acercando las elecciones, y después esas medidas recaen sobre generaciones que nada tienen que ver con aquel momento. La ministra habló de “flexibilidad” para jubilarse y de libre jubilación a partir de una edad mínima. Para las mujeres se estableció en 62 años la edad mínima a partir de 2012 y para los hombres, 66 años. Pero para las mujeres irá aumentando la edad jubilatoria hasta alcanzar los 66 años en 2018. A las jubilaciones más ricas se les ha pedido una “contribución de solidaridad”, explicó Fornero, añadiendo que la llamada “pensión por ancianidad de servicio”, es decir por años trabajados, será posible a los 41 años de servicio para las mujeres y a los 42 años para los hombres.

El segundo tema candente para los italianos y para el propio gobierno, a fin de mantener la credibilidad de la economía italiana en los mercados internacionales, fue el referido a la producción y al trabajo destinado a estimular el crecimiento de la economía, aunque en materia de trabajo, sobre todo de la ocupación, explicó Monti, la tarea no ha terminado y se seguirá trabajando con los sindicatos. No obstante, el ministro de Desarrollo e Infraestructuras, Corrado Passera, señaló algunas áreas que fueron particularmente tenidas en cuenta en el plan de recortes. Se trata, según explicó, de estimular la competitividad creando fuentes de trabajo, y para eso las empresas que reinviertan sus ganancias en la creación de puestos de trabajo, recibirán beneficios impositivos. También se estimulará el acceso al crédito, para lo cual se creó un Fondo Central de Garantía de unos 20 mil millones de euros que ofrecerá créditos a las pequeñas y medianas empresas. Asimismo se dará nuevo vigor al ICE, el Instituto de Comercio Exterior que deberá facilitar la apertura de los productores italianos a otros mercados.

El impuesto a las ganancias de las personas (no de las empresas) o Irpef, que muchos suponían que aumentaría, no fue tocado esencialmente. En cambio aumentó dos puntos el IVA, a partir de mediados de 2012.

El plan, como decreto ley, será presentado hoy ante el Parlamento y éste tiene 60 días para bocharlo o transformarlo en ley definitivamente. El gobierno espera ansioso la reacción de los mercados.

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