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El mundo|Miércoles, 2 de abril de 2003
AUMENTAN LAS MASACRES DE CIVILES MIENTRAS REDOBLAN LOS ATAQUES

Un horror que recorre el mundo

Treinta y tres civiles murieron en un bombardeo en la ciudad de Al Hillá que la Cruz Roja Internacional calificó como “un verdadero horror”. Y murieron 15 personas de la misma familia. Saddam Hussein llamó a la guerra santa, mientras los angloamericanos escalaban su ofensiva aérea para ablandar la resistencia terrestre.

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Un niño iraquí herido es consolado por su abuela en el hospital de Al Hillá en la provincia de Babilonia.
“Nuestro equipo de cuatro personas acudió al hospital de Al Hillá, al sur de Bagdad. Lo que vio allí es un horror. Hay decenas de cuerpos descuartizados”, declaró azorado Roland Huguen Benjamin, portavoz del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en la capital iraquí. Ese escenario macabro fue consecuencia de los bombardeos que la fuerza anglo-norteamericana llevó a cabo en la mañana de ayer en esa localidad sureña, causando la muerte de al menos 33 civiles entre ellos varios niños y otros 310 heridos, según el informe del director del hospital, Murtada Abbas. El portavoz de la Cruz Roja precisó que los heridos llegaban a 450, a la vez que se preguntó qué tipo de armas fueron usadas durante los bombardeos en Hindiya, una región agrícola a la salida de Al Hillá. “Se trata de mujeres y de niños. Todos son civiles, agricultores y sus familias que se encontraban en sus tierras o en sus casas”, relató. A todo esto, el Pentágono expresó sus condolencias por los siete civiles muertos entre mujeres y niños anteayer en Najaf. Saddam Hussein llamó a su pueblo a librar una guerra santa contra los “maléficos agresores”.
La Cruz Roja informó que parte de las bombas cayeron sobre el barrio residencial de Nader, en la periferia sur de Al Hillá, situada en la provincia de Babilonia. Hughen Benjamin describió la imagen de la tragedia: “Hay decenas de cuerpos despedazados, miembros amputados. El hospital está desbordado. Hay muertos y heridos por todas partes, sobre las camas, en el suelo. Es increíble”. Razek Al-Kazem Al Jafaj contó el drama en que se convirtió su vida. En un instante perdió a su mujer, a sus seis hijos, a su padre, su madre, a sus tres hermanos y a sus cuñadas. Su familia huía de los combates que se libran en Nasiriya, a 350 kilómetros al sur de Bagdad, cuando recibió el impacto de un cohete lanzado desde un helicóptero Apache contra el vehículo. El clan quedó deshecho. Sólo se veían los 15 ataúdes que Al-Kazem mostraba, sin consuelo, a un fotógrafo. En los lugares atacados, decenas de restos de lo que parecían ser bombas de fragmentación equipadas con pequeños paracaídas se encontraban desparramados por el suelo, según describieron los testigos. Otros cuerpos, algunos de ellos de mujeres y niños, yacían en el hospital de Al Hillá, a unos 100 kilómetros al sur de Bagdad.
“Nuestros equipos en la zona han visto como transportaban al hospital a varios cadáveres visiblemente destrozados por bombardeos”, indicó la vocera del CICR para Medio Oriente, Nada Doumani. Doumani agregó que, según el equipo que visitó el hospital, la escena de ayer se trató de “víctimas de los bombardeos” perpetrados en los alrededores, particularmente en Hindiya. “Se han quedado horrorizados al ver que no paraban de llegar cadáveres al hospital”, precisó Doumani, quien señaló que además se habían contabilizado en ese hospital 310 heridos. El ministro iraquí de Información, Mohamed Saíd Al Sahaf, había declarado en la mañana que nueve niños, uno de ellos un bebé, habían resultado muertos en los bombardeos perpetrados en Al Hillá. El ministro leyó un mensaje de Saddam Hussein llamando a los iraquíes a la guerra santa (jihad) contra los agresores. La Cruz Roja anteriormente había criticado que la ayuda humanitaria llegara a los civiles iraquíes de mano de los militares angloamericanos. Otras organizaciones humanitarias expresaron sus advertencias: Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) advirtió sobre la necesidad de la que ayuda fuera en grandes cantidades, mientras que Human Rights Watch denunció que Estados Unidos está utilizando bombas de racimo prohibidas por Naciones Unidas.
En el norte de Irak, al menos 21 civiles iraquíes murieron y otros 75 heridos en un bombardeo anglo-norteamericano al poblado cristiano de Bartala, según informó la cadena árabe de televisión por satélite Al Jazeera. La emisora mostró las imágenes de varios heridos graves, entre los que figuran mujeres y niños, tendidos en camas del hospital Saddam de Mosul, adonde fueron trasladados tras el ataque. Por otra parte, la muerte de siete mujeres y niños iraquíes, víctimas de disparos norteamericanos en un puesto de control cerca de Najaf (150 kilómetros al sur de Bagdad) porparte de soldados de la 3ª división de infantería estadounidense provocó una fuerte conmoción mundial. Amnistía Internacional pidió que se investigue el hecho, mientras que la Comisión Europea lo deploró como un “incidente horrible”. El lunes también un avión militar norteamericano atacó dos ómnibus que transportaban escudos humanos, entre los cuales había dos ciudadanos estadounidenses, afirmó ayer el ministro Sahaf, agregando que hubo heridos que fueron atendidos en Rutba. Pero la versión de Human Shields (escudos humanos) fue otra. Según su sitio web oficial se informa que miembros del “Equipo de Paz Iraquí” se vieron involucrados en un “accidente de auto en la ruta que va de Bagdad a Jordania”.
Por otro lado, las fuerzas estadounidenses vaticinaron ayer que la ocupación de la ciudad estratégica de Najaf sólo era una “cuestión de días”. Allí, las fuerzas norteamericanas encontraron una fuerte resistencia, pero los iraquíes parecían haber abandonado sus posiciones.

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