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El mundo|Sábado, 17 de diciembre de 2011
Apoyo parlamentario y amenazas por correo para los líderes del gobierno italiano

Votos positivos y balas de anarquistas

El voto de confianza para Monti y su ajuste en el Congreso se llevó a cabo en un clima enrarecido por los diez sobres con balas de fusil dirigidos al jefe de gobierno y otros dirigentes encontrados en un centro de distribución del correo de Roma.

Por Elena Llorente
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Monti, en el Congreso italiano, donde obtuvo un voto de confianza y apoyo para el ajuste.

Desde Roma

El decreto Salva Italia, que incluye innumerables medidas, entre otras la reforma jubilatoria y una serie de nuevos impuestos, para que el Estado italiano pueda ajustar sus cuentas y retomar el camino de la reactivación económica, fue aprobado ayer por la noche en la Cámara de Diputados por 402 votos a favor y 75 en contra. Ahora pasa al Senado, donde se espera que sea aprobada antes de Navidad y sea convertida en ley definitivamente.

Poco antes de que los diputados emitieran su voto final, Monti agradeció “de corazón”, dijo, que el Parlamento le hubiera concedido la confianza esta mañana por 495 votos contra 88, así, subrayó, como todas las indicaciones y ayudas que le han dado los distintos partidos. “Tenemos el mismo objetivo, que es luchar por el bien de Italia”, subrayó. Y refiriéndose al decreto votado poco después indicó que “no se trata de vivir más o menos como antes. No. En ausencia de estas medidas de urgencia correrían riesgo los ahorros de los italianos, el bienestar acumulado en generaciones. El riesgo es máximo. Y lo será todavía en cierto sentido aún después de la aprobación de este decreto, porque no todo depende de nosotros. ¿Será el último plan económico de sacrificios? Lo espero”. Y concluyó, “quien les habla, de todas maneras, está lleno de esperanza. Los invito a compartirla”.

El voto en la Cámara de Diputados se llevó a cabo en un clima enrarecido por la noticia de diez sobres con balas de fusil que se detectaron el jueves por la noche en un centro de distribución del correo de Roma y sobre los cuales la policía informó en la mañana de ayer. Los sobres tenían también un mensaje que aseguraba, entre otras cosas, a los destinatarios que “la pagarán”, ya que ahora, además, cuentan con la ayuda de “trotyl de los amigos árabes”. Firmados por el llamado Movimiento Armado Proletario, los sobres estaban dirigidos al primer ministro Mario Monti, la ministra del Trabajo y Previsión Social, Elsa Fornero –artífice de la reforma jubilatoria–, el líder del Partido Democrático (ex comunista) Pierluigi Bersani, el ex premier Silvio Berlusconi, uno de los líderes del llamado Tercer Polo, Pierferdinando Casini, y algunos directores de diarios. En definitiva, estaban dirigidas a quienes apoyaron, aun con numerosas críticas, el decreto Salva Italia de Monti.

Otros sobres con balas habían llegado días pasados a la ministra de Justicia, Paola Severino, y al alcalde de Roma, Gianni Alemanno, firmados por organizaciones anarquistas. Los controles de la policía se han multiplicado luego del atentado hace pocos días en Roma, con un paquete bomba, contra un dirigente de la empresa estatal Equitalia, que sufrió varias heridas. Un paquete similar fue recibido –desde Milán como el primero–, por un dirigente del Deutsche Bank de Berlín.

La batalla por el voto en el aula de la Cámara de Diputados había comenzado ayer por la mañana cuando cada partido tuvo la oportunidad de decir abiertamente si votaría a favor o en contra del decreto y por qué. Pero el caso más llamativo fue sin dudas el de la diputada de la Liga Norte (ex aliada de Berlusconi) Emanuela Munerato, quien presentó la posición de su partido vestida con un delantal y un gorrito de obrera de fábrica que sacó del bolsillo y se puso cuando comenzó a hablar. “Es el uniforme que usaba con orgullo hasta dos días antes de entrar a este edificio”, contó. “Este uniforme representa a millones de obreros que no están de acuerdo con su plan de ajustes”, dijo dirigiéndose al gobierno en pleno que estaba sentado frente a los diputados. Y con sarcasmo le dijo al primer ministro Mario Monti, ex rector de la distinguida universidad privada Bocconi de Milán: “No sé si alguna vez en la Bocconi vieron un uniforme así”. Y dirigiéndose a la ministra del Trabajo, Elsa Fornero, mientras mostraba los tapones para los oídos que usan en las fábricas, le dijo con sorna: “¿Tiene idea del ruido que hacen las cadenas de montaje, ministra?”.

“Los diputados de la Liga Norte parecen bajar de la luna”, contestó a esas agresiones el presidente del bloque del Partido Democrático, Dario Franceschini. “¿Por qué cuando estaban en el gobierno no eran guerreros como ahora, que han descubierto a los obreros, sino sólo soldaditos obedientes?”, les dijo.

Italia de los Valores (IDV), del ex juez anticorrupción Antonio Di Pietro, criticó que el gobierno hubiera pedido un “voto de confianza”, que pone en peligro su estabilidad, en vez de un voto común sobre el decreto. “No tenemos duda de la capacidad de este gobierno. Personas inteligentes como ustedes gozan de toda nuestra confianza. Pero la confianza en este caso, mal que nos pese, no podemos dársela porque consideramos que el decreto es injusto”, porque se han creado muchos nuevos impuestos, pero no se ha hecho nada por reducir los gastos del Estado, porque no se han tomado ciertas medidas a raíz de que el gobierno está siendo extorsionado por partidos y grupos de presión”, dijo el líder del IDV.

El presidente de la república, Giorgio Napolitano, había hecho un encendido llamado a la opinión pública el jueves, en ocasión de una campaña de recolección de fondos para la investigación. Italia debe hacer frente a grandes riesgos para su economía, “por eso pide sacrificios a los ciudadanos de todos los sectores sociales, también a los menos pudientes”, para poder tomar algunas decisiones necesarias a fin de preservar el desarrollo económico del país, enfatizó.

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