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El mundo|Martes, 31 de enero de 2012
Los que más apuestan en Italia son jubilados y jóvenes desocupados

Jugar en tiempos de crisis

Las slot machines han ocupado un gran espacio territorial, dentro de los cafés y de los bares. Los gobiernos fueron permitiendo nuevos juegos para conseguir mayores fondos. El volumen del negocio llega a 76.000 millones de euros anuales.

Por Elena Llorente
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La mafia está infiltrada en el negocio del juego y manipula las máquinas para obtener sus ganancias.
Desde Roma

Se dice que a casi de treinta millones de italianos les gusta hacer apuestas. Algunos juegan un euro, otros dos, muchos otros cantidades mayores, en docenas de portales de apuestas online, en las loterías oficiales o en las slot machines que se han difundido por todo el territorio nacional como una enfermedad generada por la crisis económica.

El amor desenfrenado por las apuestas parece haberse propagado en forma directamente proporcional a las desgracias, a la deso-cupación, al congelamiento de los salarios y al aumento de la edad jubilatoria. No hay gente adinerada que pierda su dinero jugando a estas simples cosas, pensadas para la gente simple precisamente. Aunque claro, siempre hay excepciones, como el caso de una famosa cantante de ópera y de un conductor televisivo muy conocido en Italia, que se han visto obligados a hacer trabajos no afines a su propia profesión para poder pagar sus deudas de juego. Pero, en general, los amantes de los nuevos juegos son jubilados, jóvenes desocupados y personas en dificultades, que creen que con un euro pueden llegar a ser ricos. Y la ilusión o la esperanza, como dice el dicho, es lo último que se pierde...

En el momento de una crisis económica como no se veía desde la posguerra, el territorio italiano está siendo literalmente invadido por locales llamados “casinos”, como los grandes centros del juego, pero que en realidad se reducen a una habitación con numerosas slot machines donde se puede jugar a todo y perder de todo a la ruleta, al poker, al solitario, al Black Jack. Las slot machines han ocupado un gran espacio también dentro de los cafés y de los bares. Se ven salas de casino y publicidades gigantescas como nunca antes se habían visto. Y se las ve en los lugares más concurridos e inesperados como las “Llegadas” de vuelos europeos en el aeropuerto romano de Fiumicino. El casino está exactamente frente a los asientos donde espera la gente. Una verdadera tentación si se tiene que esperar un largo rato...

Según cifras difundidas por la RAI (Radio y Televisión Italiana), el volumen de negocios del juego en Italia llega a 76.000 millones de euros anuales, el doble de lo que las familias italianas gastan cada año en asuntos relativos a la salud y cuatro veces lo que gastan en educación. Buena parte de ese dinero va a parar a la caja fuerte del Estado, en torno del 50 por ciento del total. Y algunos piensan, como Riccardo Zerbetto, presidente de la Asociación de Estudios sobre el Juego de Azar y los Comportamientos Riesgosos, que la tendencia creciente del juego autorizado en Italia está asociado a los planes económicos de los distintos gobiernos. Es decir, los gobiernos fueron permitiendo nuevos juegos para conseguir mayores fondos. Lo malo, y criticado por muchos, es que difunde sin problemas una costumbre, el juego, que puede hacer estragos en la sociedad y entre los jóvenes sobre todo, como han demostrado numerosas investigaciones. Carteles en los lugares de juego con la leyenda “Juega pero sin exagerar”, aparentemente pretenden contener la enfermedad, aunque es improbable que lo hagan.

No hay cifras todavía sobre el efecto desde que comenzó la crisis, de las apuestas online, ambiente perfecto para gastarse todo lo que se tiene sin que nadie se entere, sentadito en la propia casa. En Europa, según la Comisión Europea que se ha ocupado del tema, existen al menos 15.000 portales de Internet de juego online que facturan unos 6000 millones de euros al año.

Se dice que unos 13 millones de italianos son jugadores fijos, aunque tal vez no todos enfermos. Jugar uno o dos euros al Gratta e Vinci (raspa y gana), por ejemplo, puede parecer algo ingenuo. Pero con el tiempo puede transformarse en una verdadera obsesión. Se agrega el hecho de que la policía financiera italiana ha descubierto hace algunos días, miles de tarjetas de Gratta e Vinci falsificadas por la mafia. Esto quiere decir que quien las compraba, pagaba, pero nunca jamás ganaba nada. Se sabe que la mafia está infiltrada en el negocio de los casinos y slot machines y que también manipula las máquinas para obtener sus ganancias. La organización no gubernamental Libera, que reúne a su vez una serie de asociaciones contra las mafias, asegura que la mafia usa el juego de azar para lavar dinero sucio obtenido por otros medios como el tráfico de drogas.

Los italianos, especialmente del sur de Italia, han sido tradicionalmente amantes del juego, particularmente del Lotto, una especie de lotería estatal, y de las tarjetas asociadas a los partidos de fútbol, como el Totocalcio y el Totogol. Pero ahora han proliferado no sólo los casinos o slot machines que son privados, sino las apuestas ilegales sobre los partidos de fútbol y las loterías nacionales de varios tipos. Al tradicional Lotto se le han agregado el Superenalotto, el Flipper y el Si Vince Tutto, que se juega cada último miércoles del mes. La perla de todos estos juegos oficiales es, sin lugar a dudas, Win for Life, una lotería aparentemente “importada” de Estados Unidos, que no entrega al ganador todo el premio de una sola vez, sino que le asigna una suerte de “sueldo” mensual durante 20 años. De más está decir que cuando fue lanzada hace ya más de un año, los jubilados y los desocupados fueron los principales compradores. Pero los jubilados italianos tienen ahora también otros gustos copiados de Estados Unidos, como los viajes a Atlantic City que se organizan desde distintas localidades estadounidenses para llevar gente a los casinos de esa ciudad los fines de semana. El viaje incluye el hotel y hasta la entrada al casino. Algo parecido sucede ahora en el norte de Italia desde donde varios autobuses parten cada viernes con el mismo programa a Eslovenia.

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