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El mundo|Lunes, 20 de febrero de 2012
Una escola de samba le rindió homenaje a Lula, quien no pudo estar en la fiesta paulista

La pasarela política del Carnaval

El sambódromo paulista atrajo la atención del público cuando fue recorrido por las carrozas alegóricas a Lula, el histórico líder del Partido de los Trabajadores. Es en San Pablo donde la presidenta Rousseff se juega el primer test electoral.

Por Darío Pignotti
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Su esposa Marisa fue en representación de Lula.

Desde Brasilia

Aunque estuvo ausente del sambódromo, Luiz Inácio Lula da Silva fue la figura estelar del Carnaval de San Pablo. El homenaje que le dedicó una escola de samba marcó –más allá de las mulatas sobrenaturales en sus tangas inexistentes– el arranque de un año electoral que la derecha definió, acertadamente, como central para el proyecto político iniciado en 2003, cuando el PT llegó al poder. “Lula, el hijo fiel que no huye de la lucha” fue el título dado al espectáculo montado en el sambódromo paulista por la agrupación Gavioes da Fiel, donde se nuclea la parcialidad corinthiana, incluso los referentes de la barra brava.

Mostrando los dedos en V, el mismo gesto con que celebró su triunfo en las presidenciales de octubre de 2002, Lula saludó a los simpatizantes de Corinthians. “Estén seguros de que éste es uno de los más grandes homenajes que recibí en mi vida, lo que más me gustaría sería estar con ustedes y Marisa (esposa del ex mandatario) en ese desfile”, agradeció el ex presidente a la muchachada. Lula, de cabeza rapada y sin barba, habló con la voz más ronca que de costumbre, debido a los efectos colaterales del tratamiento de radioterapia finalizado el viernes, cuando los médicos anunciaron que su tumor en la laringe desapareció, no obstante lo cual evitaron anunciar la cura del cáncer. “En esta fase final del tratamiento es importante seguir las recomendaciones de los médicos para que en poco tiempo pueda estar de vuelta”, explicó Lula, quien, pese a la dolencia, nunca se apartó de la conducción del PT: durante los 113 días de tratamiento mantuvo 51 reuniones políticas, 34 realizadas antes durante su internación en el Hospital Sirio Libanés.

A nadie escapa que el mayor templo del Carnaval está en Río, pero este fin de semana la pasarela de San Pablo atrajo las atenciones del público cuando fue recorrida por las carrozas alegóricas a Lula. Es en San Pablo donde se juega, en último análisis, el primer test electoral de la presidenta Dilma Rousseff, llegada al gobierno en enero de 2011. Pese a que habrá comicios en 5600 alcaldías de todo el país en octubre, los de San Pablo son los únicos que gravitarán en la sucesión presidencial de 2014 y hasta en el modelo de desarrollo de los próximos años, según interpreta la dirigencia del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), principal expresión de lo que resta del proyecto neoliberal.

Para el titular del PSDB, Sergio Guerra, las elecciones paulistas pondrán a prueba al “proyecto de Lula de democracia de partido único... porque el objetivo de Lula siempre fue transformar al PT en el partido único”. Con base en ese razonamiento, Guerra propuso que el ex candidato presidencial socialdemócrata José Serra, considerado por sus conmilitones como un símbolo de la “resistencia” al PT, sea el candidato socialdemócrata al municipio paulista.

Si esto ocurre, San Pablo será el ring donde chocarán dos pesos completos de la política nacional, el socialdemócrata Serra y Lula, como hacedor y estratega del joven Fernando Haddad, que ya está confirmado como postulante del PT. Es por todo lo anterior que el experimentado jefe petista movió los hilos (o al menos nada hizo para impedir) para que su biografía haya sido exaltada ayer en el sambódromo de San Pablo, convirtiendo a ese centro de espectáculos en un escenario proselitista.

En un país que da al Carnaval carácter de fiesta patria, es pertinente que el año electoral se inicie entre bailarinas y carrozas recargadas de adornos. Además, la movida de Lula –usar al Carnaval como plataforma de lanzamiento electoral– lo confirma como un líder de inusual olfato popular, un personaje que ya ha merecido varias biografías no autorizadas y recientemente inspiró el libro de un psicoanalista, Tales Ab Saber, que lleva por título Lulismo, Carisma Pop y Cultura Anticrítica.

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