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El mundo|Jueves, 15 de marzo de 2012
Describe treinta métodos usados por el gobierno de Assad en contra de la oposición

Amnesty denuncia a Siria por torturas

En el documento, llamado “Quería morir”, cita textual de las declaraciones de una de las personas torturadas, AI también condena violaciones a los derechos humanos cometidas por miembros de la oposición, como secuestros y asesinatos.

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Imagen de video de una víctima de la masacre de Maaret al Noman, cerca de Turquía.

Amnistía Internacional (AI) denunció que la tortura y el maltrato contra la oposición siria alcanzan niveles sin precedentes y forman parte de un ataque sistemático contra la población civil. A un día de que se cumpla un año del inicio de la revuelta contra el régimen de Bashar Al Assad, en la que ya murieron 6500 personas según AI, la organización de derechos humanos pidió a Damasco detener los arrestos y las torturas contra la población y que permita el acceso de observadores internacionales. Además, emitió ayer un informe en el que, a partir de los testimonios de diecinueve opositores sirios, refugiados en Jordania, recoge una treintena de métodos de tortura utilizados por las fuerzas de Al Asad. En el documento, llamado “Quería morir”, cita textual de las declaraciones de una de las personas torturadas, AI también condena violaciones a los derechos humanos cometidas por miembros de la oposición, como secuestros y asesinatos.

Según este organismo, las personas arrestadas durante las protestas, desde menores de edad hasta ancianos, son torturadas sistemáticamente con golpes, insultos, amenazas y otros métodos como descargas eléctricas, violaciones o vejaciones. La violencia sexual es una práctica habitual entre las fuerzas de seguridad sirias que, según algunos testimonios, han llegado a abusar de algunos detenidos o les ataron objetos pesados a los genitales. Diferentes métodos de maltrato se han generalizado en los centros de detención sirios, desde que empezaron las revueltas, según denuncia el informe.

“Cada día nos sacaban de la celda durante una o dos horas para golpearnos. Nos forzaban a arrodillarnos, con los ojos cubiertos y las manos atadas, en la sala de interrogatorios y nos golpeaban por todos lados. Así fue durante seis días”, relató Raed, un joven graduado de 27 años que estuvo una semana encarcelado. En otros casos, los arrestos se alargaban durante semanas, en las que los detenidos vivían en pequeñas celdas atestadas de gente, sin apenas poder ir al baño ni recibir asistencia médica, alimentados a base de un trozo de pan diario.

Varios testigos afirman, incluso, haber sido aislados en espacios diminutos durante días o encerrados con cadáveres o presos moribundos.

El informe también recoge casos de víctimas a quienes han colgado de un gancho durante días mientras los golpeaban, sometidos a posiciones de estrés durante horas, como estar de puntillas o ser arrancada su piel con pinzas. AI exigió a la comunidad internacional que investigue si se produjeron crímenes contra la humanidad en Siria y que impida la venta de armamento al gobierno de Damasco.

La práctica de la tortura y otros malos tratos en Siria alcanzan niveles que no se habían observado durante años y que tienen reminiscencias de la oscura etapa de las décadas de 1970 y 1980. “La experiencia de las numerosas personas aprehendidas en la campaña de detenciones masivas a lo largo de 2011 se parece mucho a la descripta por personas que estuvieron detenidas durante el régimen del ex presidente Hafez el Asad: una pesadilla de tortura sistemática”, señaló Ann Harrison, directora adjunta en funciones del Programa de AI para Medio Oriente y Norte de Africa.

“Los testimonios que hemos oído ofrecen un alarmante retrato de un sistema de detención e interrogatorio que, un año después del inicio de las protestas, parece tener como finalidad principal degradar, humillar y aterrorizar a las víctimas para que guarden silencio”, agregó. AI afirma que la tortura y otros malos tratos a detenidos siguen normalmente un patrón fijo. Muchas víctimas aseguraron que los golpes comenzaban en el momento de la detención y que, a su llegada a los centros de detención, recibían palizas brutales –con palos, culatas de fusil, látigos y puños, cables trenzados–, práctica conocida como “la bienvenida” (haflet al istiqbal). A los detenidos recién llegados suelen despojarlos de la ropa interior y en ocasiones los dejan a la intemperie hasta 24 horas seguidas. Pero, según testimonios recibidos por la organización de derechos humanos, el mayor peligro para los detenidos aparece durante el interrogatorio. Varios sobrevivientes contaron su experiencia con el “neumático” (dulab), método de tortura donde la víctima es obligada a introducirse en un neumático –que suele estar suspendido– y golpeada, en ocasiones con cables o palos.

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