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El mundo|Martes, 10 de abril de 2012
En Washington, Rousseff criticó la política cambiaria de la administración Obama

Estados Unidos y la crisis monetaria

Entre la presidenta de Brasil y su par norteamericano hubo elogios, pero también reproches, como el de Rousseff sobre la política cambiaria del país del Norte. Evitaron tocar temas como Cuba o Irán y apostaron al buen entendimiento.

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“La relación entre Brasil y Estados Unidos nunca estuvo más fuerte”, dijo Obama ante su colega Rousseff.

En la cumbre entre el presidente de Estados Unidos y su par de Brasil hubo halagos, pero también reclamos. Mientras Barack Obama dedicaba un tramo de su discurso a elogiar el intercambio con el país sudamericano, Dilma Rousseff –en su primera visita a la Casa Blanca– hizo observaciones sobre las medidas económicas de los países avanzados.

“La buena noticia es que la relación entre Brasil y Estados Unidos nunca ha estado más fuerte, pero se pueden hacer cosas más ambiciosas”, señaló Obama ante la prensa desde el Salón Oval. Rousseff, en tanto, criticó las políticas monetarias de aquellos países que llevan a la desvalorización de las monedas de las naciones en desarrollo, poniendo en peligro su crecimiento. “Estados Unidos puede jugar un rol muy importante, tanto en la contención de la crisis mundial como en el impulso al crecimiento”, dijo la mandataria brasileña, y consideró que países como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (enrolados en el Brics) contribuyeron de manera significativa al crecimiento mundial.

Brasil, que ocupa hoy el lugar de la sexta economía del mundo, enfrenta una apreciación de su moneda frente al dólar, alimentada por la política de tasa casi cero que aplicó la Reserva Federal para combatir los efectos de la crisis de 2008. Ambos colegas se reunieron por espacio de una hora y media, acompañados por delegaciones ministeriales, y continuaron la visita protocolar con un almuerzo de trabajo restringido. Aunque ambos mandatarios coincidieron en la intención de intensificar la cooperación bilateral, los anuncios concretos fueron modestos.

En este sentido, divulgaron un nuevo memorando en materia de cooperación aeronáutica, reafirmaron su compromiso con un programa de intercambio estudiantil y recordaron que han facilitado las condiciones de viaje para los turistas brasileños. Más temprano, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, elogió a la primera mujer que lleva las riendas del gigante latinoamericano, durante un acto celebrado con empresarios en la Cámara de Comercio, y destacó la importancia de ese país en la escena internacional. “Brasil es un socio responsable”, señaló Clinton en presencia de su homólogo brasileño, Antonio Patriota.

Clinton hizo un tiro por elevación a la bonanza que atraviesa la economía brasileña cuando señaló: “Nuestra región y el mundo enfrentan complejos desafíos y necesitamos a Brasil para resolverlos. Brasil tiene (ante sí) complejos desafíos a causa de su creciente poder, que sólo puede resolver con la ayuda de otras naciones, como Estados Unidos”, diagnosticó la canciller norteamericana. Con el timing de un ajedrecista, Patriota salió a responderle: “A medida que presenciamos la transformación hacia un mundo más multipolar, Brasil presta especial atención a todos los polos de esta nueva configuración”.

Y continuó: “No hemos privilegiado a los nuevos polos emergentes en comparación con socios más tradicionales como Estados Unidos”, remarcó. El gobierno de Rousseff mantiene la línea diplomática trazada por Luiz Inácio Lula da Silva. La resistencia de llevar adelante sanciones contra Irán o Siria y su reconocimiento al Estado palestino generaron decepción en Washington.

Sin embargo, desde la última visita de Obama a Brasil, las relaciones fueron mejorando gradualmente. “Nos gustaría ser un vínculo pacífico y constructivo entre todos los polos”, agregó Patriota. Hace un mes, la fuerza aérea norteamericana canceló abruptamente la compra de 20 aviones Super Tucano fabricados por la empresa Embraer. Esta situación encendió una luz de alerta y molestó al país del jogo bonito, que todavía analiza una futura compra de 36 aviones caza, entre ofertas de Estados Unidos, Francia y Suecia. La balanza comercial entre ambos países, de 74 mil millones de dólares en 2011, fue deficitaria en más de 11 mil millones para Brasil.

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