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El mundo|Jueves, 14 de junio de 2012
Al menos setenta muertos en distintos atentados contra peregrinos chiítas en Bagdad

Una ola de violencia religiosa en Irak

Cuatro bombas explotaron mientras los peregrinos marchaban por Bagdad para conmemorar el aniversario del imán chiíta Moussa al Kadhim, un bisnieto del profeta Mahoma. Decenas de ataques sembraron la desolación en todo el país.

Por Donald Macintyre *
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Más de veintiún bombas explotaron en Bagdad y las ciudades del sur, incluyendo Kerbala, Balad y Haswa.

Más de setenta personas murieron ayer en Irak cuando los terroristas atacaron a peregrinos chiítas en Bagdad y en todo el país en el peor día de violencia desde que las últimas tropas de Estados Unidos se fueron, en diciembre. Por lo menos treinta de las víctimas resultaron muertas cuando cuatro bombas explotaron mientras los peregrinos marchaban por Bagdad para conmemorar el aniversario del imán chiíta Moussa al Kadhim, un bisnieto del profeta Mahoma. El imán está enterrado en un mausoleo en el norte de Bagdad. En total, al menos 42 ataques sembraron la desolación en Bagdad, Hilla Kerbala, Azizia, Balad, Baquba (centro del país) y Kirkuk y Mosul (norte). De esos atentados, 18 fueron cometidos con coches bomba, 18 con otro tipo de bombas y seis a mano armada, dejando un saldo de 250 heridos. Las bombas, de las que se hace responsables a los insurgentes sunnitas, explotaron a continuación de una serie reciente de ataques cuyo blanco eran los miembros de la población mayoritaria, chiíta. Llegaron en medio de una continua crisis política en la que el primer ministro chiíta, Nouri al Maliki, se enfrenta a un esfuerzo de sunnitas, kurdos y rivales de su propia secta para conseguir un voto de no-confianza en protesta de lo que ahora dicen es su fracaso en distribuir empleos gubernamentales más equitativamente entre los partidos.

El policía Wathiq Muhana le dijo a Reuters: “Un grupo de peregrinos estaban caminando y pasaron frente a una carpa que ofrecía comida y bebidas cuando de pronto un automóvil explotó cerca de ellos. La gente se iba corriendo cubierta de sangre y los cuerpos yacían en el suelo”. Mientras 22 personas murieron en la ciudad predominantemente chiíta de Hilla, al sur de Bagdad, donde la policía dijo que dos autos bomba –uno de ellos detonado por un terrorista suicida– explotaron fuera de los restaurantes frecuentados por las fuerzas de seguridad locales. Maitham Sahib, el propietario de un restaurante cercano, dijo: “Cuando un minibus lleno de policías se detuvo cerca de los locales de comida, un automóvil explotó cerca del ómnibus. Es desgarrador. Son sólo sirenas y gritos de gente herida”.

En total, más de 21 bombas explotaron en Bagdad y las ciudades del sur, incluyendo Kerbala, Balad y Haswa, todas mayormente chiítas y blanco en el pasado de insurgente sunnitas. Una persona también murió cuando dos bombas impactaron las oficinas de un partido kurdo en la rica en petróleo y étnicamente mezclada ciudad norteña de Kurkuk, que el kurdistán iraquí también reclama. En Tikrit, las fuerzas de seguridad desactivaron dos bombas colocadas en sendos vehículos, sin causar víctimas.

Pero las posibilidades de que los insurgentes sunnitas recomiencen el sangriento conflicto sectario, que era encarnizado en 2006 y 2007, son improbables, dado que con el poder firmemente en manos de la mayoría chiíta, hay menos incentivo para un revanchismo.

Aunque hubo fuerte aumento en la violencia después de la retirada de Estados Unidos –73 personas murieron en un bombardeo el 5 de enero–, las estadísticas del gobierno iraquí sugieren que el porcentaje de incidentes violentos está mermando. El gobierno anunció que hoy no será un día laborable en la administración pública de la provincia de Bagdad para “facilitar el trabajo de las fuerzas de seguridad y el movimiento de peregrinos”. Los militantes extremistas sunnitas, que consideran herejes a los peregrinos chiítas, multiplicaron en el pasado los ataques contra ellos, sobre todo en las fiestas religiosas, que siempre son multitudinarias. El primer ministro, Nouri al Maliki, advirtió de las “consecuencias negativas que las diferencias políticas están acarreando en el ámbito de la seguridad”.

Las representaciones de la ONU y Estados Unidos en el país condenaron estos atentados, al igual que el presidente del Parlamento iraquí, Osama al Nuyaifi, que lo calificó de intento “de provocar un conflicto entre diferentes confesiones religiosas”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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