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El mundo|Sábado, 23 de junio de 2012
HUBO PAROS Y MANIFESTACIONES EN LAS PRINCIPALES CIUDADES DE ITALIA

Sindicatos de base en contra del ajuste

Mientras Monti recibía a los mandatarios de Francia, España y Alemania, Roma y Milán se veían afectadas por los huelguistas. El transporte público sufrió demoras, el tráfico fue un caos y adhirieron empleados públicos y privados.

Por Elena Llorente
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Protesta de los sindicatos de base en contra del ajuste en la capital italiana.

Desde Roma

Los Cobas, sindicatos de base de Italia que no responden a las tradicionales tres centrales sindicales, con un paro y una manifestación ayer lograron complicar el ya difícil tránsito en la capital italiana, levantando consignas contra el gobierno de Mario Monti el día que se hacía en Roma el vértice de los cuatro principales países de la Zona Euro: Alemania, Francia, España e Italia.

Mientras los tres mandatarios invitados llegaban a Villa Madama, donde se realizó el encuentro, en las afueras de Roma algunos cientos de manifestantes marchaban por el centro de la capital levantando un inmenso cartel que decía “Detengámoslos”, en tácita alusión al accionar de Monti y sus colegas.

Nacidos en los años ’80 como una forma de protesta contra las centrales sindicales demasiado burocratizadas, los sindicatos de base o Cobas nacen primero a nivel de los maestros y luego se extienden a todas las categorías. Son generalmente de izquierda o anarquistas. De la protesta, contra las medidas de austeridad y las reformas económicas y sociales impuestas por el gobierno italiano, participaron sindicatos de base de bomberos, investigadores, trabajadores de cooperativas, de la Justicia, del Instituto Nacional de Previsión (INPS) e inmigrantes, entre otros.

Los medios de transporte, como subterráneos y buses y hasta trenes, fueron los principales protagonistas de la jornada, por lo cual se vieron largas filas de personas esperando en las paradas de los buses hasta que pasara alguno. La falta de medios de transporte en una ciudad como Roma, ya de por sí complicada, duplicó el trastorno. Cientos de personas se vieron obligadas a usar el propio auto para ir a trabajar o caminar decenas de cuadras para intentar llegar a sus lugares de trabajo.

En la manifestación que marchó por el centro de Roma, algunos llevaban carritos de supermercado vacíos, con carteles que decían: “La compra semanal es un espejismo”, “Yo la deuda no la pago”, “Merkel, Rajoy, Hollande, Monti, ladrones de presente, asesinos de futuro”, “La precariedad no es un bien común” y un volante llamaba a no rendirse: “Nosotros no nos rendimos. Que se vaya el gobierno Monti, que se vaya el gobierno de los banqueros”. “Soy un desocupado desde hace tres meses. Ya me cortaron la luz y el gas y dentro de poco tendré el desalojo. A dónde voy a ir a parar”, contó uno de los manifestantes.

La huelga, que comenzó a las 8.30 de la mañana y se extendió por 24 horas, estuvo centrada en el transporte público y privado, pero también adhirieron empleados de otras empresas públicas y privadas donde están representados esos sindicatos.

La segunda manifestación importante se realizó en la ciudad de Milán, corazón financiero y comercial de Italia. Los manifestantes fueron menos tiernos y no faltaron huevos y tomates podridos contra las sedes de algunos bancos. En Milán fueron suspendidas las tres líneas de subte, se abstuvieron de trabajar numerosos empleados ferroviarios y los dos aeropuertos de la ciudad, Linate y Malpensa, estuvieron bloqueados por varias horas. En este caso, los trabajadores protestaban sobre todo contra la privatización de la empresa que gestiona esos aeropuertos. Fueron anulados más de 30 vuelos en cada uno. Mientras tanto en el centro de Milán, cientos de trabajadores marcharon hacia la Plaza del Duomo donde se concluyó con un acto en el que hablaron los principales líderes del sindicalismo de base. Hubo protestas también en ciudades como Bolonia, Génova y Florencia. Trabajadores de Nápoles y de Palermo viajaron de noche a Roma para poder participar de la manifestación en el centro de la capital.

Pero los disturbios no llegaron a interrumpir la reunión de los gobernantes realizada en Villa Madama, un palacio del siglo XVI rodeado de jardines donde el gobierno italiano realiza normalmente encuentros de esta naturaleza. La reunión concluyó con una rueda de prensa de Monti, Mariano Rajoy, François Hollande y Angela Merkel, en la que quisieron dar una “señal de coherencia” y “de fuerza” a los mercados y anunciaron el programa común que defenderán en el Consejo Europeo de fin de mes. Los cuatro principales países de la Zona Euro hablaron de la “irreversibilidad” de la moneda euro, como para aplastar a quien se anime a pensar que alguno de estos países podría abandonarla, de que trabajarán para conseguir la unidad fiscal y bancaria de la Unión Europea (UE), y de que propondrán una tasa para las transacciones financieras (Tobin Tax) y un “paquete de medidas para el crecimiento”, para el que se deberá destinar el 1 por ciento del PIB de la UE, lo que equivale aproximadamente a 130.000 millones de euros.

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