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El mundo|Martes, 14 de agosto de 2012
Tras las purgas militares, el mandatario egipcio concentra el poder

Un superpresidente en Egipto

Las prerrogativas legislativas que eran de los militares pasaron al nuevo presidente Mohamed Mursi, lo que fue respaldado por los partidos islamistas, pero produjo resquemores por la concentración de poder.

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El general Abdel Fatah El Sisi pasó a ser el nuevo ministro de Defensa y comandante en jefe.

Aunque los cambios en la cúpula militar anunciados por el presidente egipcio Mohamed Mursi fueron bien recibidos por las fuerzas políticas, muchos expresaron sus reservas ante la concentración de poder que pasó a tener el mandatario. En un giro que sorprendió a todo el país, Mursi ordenó el paso a retiro del ministro de Defensa, Husein Tantawi, y del jefe del Estado Mayor, Sami Anan. Al mismo tiempo, anuló las enmiendas constitucionales que reservaban a las fuerzas armadas. De este modo, el mandatario aglutina en su persona todo el Poder Ejecutivo y Legislativo, pues el Parlamento fue disuelto por una orden judicial. También obtiene la capacidad de designar una Asamblea Constituyente en caso de que la actual plantee impedimentos para completar la redacción de una nueva Carta Magna. Mursi nombró como ministro de Defensa y comandante general de las fuerzas armadas a Abdel Fatah El Sisi.

Los más entusiastas con el descabezamiento del ejército realizado por Mursi fueron sus antiguos compañeros del Partido Libertad y Justicia (PLJ). La fuerza afín a los Hermanos Musulmanes estuvo liderada por Mursi hasta que fue elegido en junio para hacerse cargo del Ejecutivo egipcio. Esam el Arian, su reemplazante, señaló que las órdenes del mandatario son decisiones valientes que ayudarán a conseguir los objetivos de la revolución. En un comunicado difundido en la web del partido, Arian afirmó que Mursi ejerció su deber soberano y que sus decretos contribuyeron a frustrar complots contrarrevolucionarios, en alusión a las prerrogativas que los militares se habían reservado en las enmiendas constitucionales ahora anuladas.

Otros que mostraron su apoyo a Mursi fueron los salafistas de Al Nur (La Luz), el segundo mayor bloque en el disuelto Parlamento. Según dijo Mohamed Nur, su portavoz, las decisiones de Mursi van en el camino correcto, porque, como presidente, ejerce sus poderes normalmente. “Cuando Mursi fue nombrado presidente pedimos que tuviera poderes completos y respondió a las peticiones del pueblo. No hace falta que la institución militar intervenga ahora en el poder, porque el estado de emergencia se acabó y la situación volvió a la normalidad”, remarcó.

El vocero de la Casa Blanca, Jay Carney, dijo que Estados Unidos confía en que el cambio en el Ministerio de Defensa servirá a los intereses del pueblo egipcio y mantendrá las buenas relaciones con los vecinos de Egipto. Las declaraciones de Carney parecen referirse a la preocupación que sobrevuela la relación entre Egipto e Israel, luego del atentado ocurrido la semana pasada en la península del Sinaí, en el que islamistas mataron a 16 soldados egipcios y se infiltraron en el estado judío.

Por su parte, el gobierno de Israel manifestó su preocupación por la decisión del presidente egipcio de desplazar a Tantawi y a Anan. “Es prematuro hacer evaluaciones, pero estamos observando lo que sucede con inquietud”, dijo un funcionario israelí que prefirió no revelar su identidad. La misma fuente aseguró que la cooperación militar es necesaria más que nunca “para restablecer el orden en la frontera y en el Sinaí. La nueva jerarquía militar lo sabe, pero resta esperar qué cosa quieren los políticos”, agregó.

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