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El mundo|Domingo, 7 de octubre de 2012
RECIBIO UN AÑO Y MEDIO, LA MITAD DE LO QUE LE CORRESPONDIA POR EL VATILEAKS

Una condena leve al mayordomo papal

Los jueces tuvieron en cuenta sus antecedentes y que hubiera confesado. Le dieron prisión domiciliaria hasta que se defina si apela o no el fallo, y se descuenta que el Papa le “concederá la gracia” y no irá a la cárcel.

Por Elena Llorente

Desde Roma

Paolo Gabriele, ex mayordomo del papa Benedicto, en la audiencia en que fue condenado.
Imagen: EFE.

Paolo Gabriele, el mayordomo del papa Benedicto XVI, fue condenado ayer en el Vaticano a un año y medio de cárcel, la mitad de la pena originalmente impuesta por el tribunal, por haber robado documentos del departamento pontificio. Muchos piensan que el proceso no aclaró el verdadero enigma del Vatileaks, el porqué y el para qué docenas de documentos salieron del Vaticano y terminaron en manos de la prensa, y si realmente todo fue obra de una sola persona.

El Vaticano, por lo visto, ha querido que el proceso terminara antes del Sínodo de Obispos –del 6 al 28 de octubre–, que reúne en Roma a los prelados de todo el mundo para discutir el delicado tema de la nueva evangelización y el modo de transmitir la fe cristiana. En medio del Sínodo, el 11 de octubre, el Papa inaugura el Año de la Fe con una misa multitudinaria en la plaza de San Pedro.

El mayordomo acusado de “robo agravado” fue condenado a tres años de cárcel, pero dada la serie de atenuantes tenidos en cuenta por el tribunal presidido por Giuseppe Dalla Torre –como no tener antecedentes penales, la foja de servicios y haberse declarado culpable– la pena fue reducida a un año y medio más las costas del proceso.

La última audiencia del proceso relámpago fue ayer, duró pocas horas y marcó una semana exacta de haber comenzado el juicio, que tuvo sólo otras tres audiencias. Algunos vaticanistas piensan que el caso Gabriele fue sólo una advertencia de cómo podrían andar las cosas si otros recorren el mismo camino. De ser ciertas las motivaciones que Gabriele declaró en el juicio, ayudar al Papa porque lo creía manipulado, el problema se revela mucho más complicado. Basta recordar que fue el propio pontífice quien encargó, en un primer momento, a una comisión de cardenales que investigara el Vatileaks, lo que hace suponer que presentía la existencia de otros problemas. El presidente del tribunal, por su parte, advirtió que todavía se estaba evaluando el material informático secuestrado en casa de Gabriele, por lo que algunos no descartan la posibilidad de nuevas acusaciones. El mayordomo habló ante los jueces de siete personas que lo “sugestionaron”, entre ellas dos cardenales. Uno, se supo, almorzó hace dos días con el pontífice. El fiscal Antonio Picardo descartó sin embargo que hubiera cómplices verdaderos. Gabriele “es un hombre sugestionable pero eso no significa que hubiera cómplices”, dijo.

Hasta ahora queda un sólo acusado más por procesar, Claudio Sciarpelletti, técnico informático de la Secretaría de Estado vaticana, deberá responder sólo por “encubrimiento”, ya que aparentemente sabía lo que hacía Gabriele. Ayer, antes de emitir la sentencia y luego de que hablaran los abogados, el presidente del tribunal le preguntó una vez más a Gabriele si se declaraba culpable o inocente, a lo que éste contestó: “Dentro de mí siento la convicción de haber actuado por exclusivo amor, diría por visceral amor a la Iglesia de Cristo y a su jefe en la tierra. No me siento un ladrón”, concluyó.

Al escuchar la sentencia a Gabriele no se le movió ni un pelo. Pero al salir del aula esbozó una sonrisa. Su defensora, la abogada Cristiana Arru, comentó que “es una buena sentencia y ahora deberemos evaluar las motivaciones”. Al hablar ayer ante el tribunal, Arru explicó que de las actas del proceso surge claramente la voluntad de Gabriele de ayudar y no dañar a la Iglesia. Su cliente “se vio empujado por todo el mal que veía a su alrededor”, concluyó. La defensora también denunció que se había violado la dignidad de su defendido, porque las pericias psiquiátricas fueron entregadas a los periodistas y hoy están en Internet.

La abogada tiene tres días para decidir si apela, mientras Gabriele espera en arresto domiciliario. De ser confirmada la sentencia, el mayordomo debería cumplir su condena en una cárcel italiana porque el Vaticano no tiene prisiones. Pero ayer el encargado de prensa de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, dio casi por descontado que el Papa le concederá la gracia, lo que significa que podría evitar la cárcel. Pero no se sabe cuándo y lo que es más probable es que Gabriele no vuelva a pisar el departamento papal.

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