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En la última sesión del llamado “juicio del siglo”, el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil decidió ayer despojar de sus mandatos a tres diputados condenados por su participación en la desviación de dinero público para pagar sobornos a legisladores aliados del gobernante PT, conocido como “mensalao”. El fallo –que genera polémica en el Congreso–- fue adoptado por una mayoría de cinco votos a cuatro, luego de que el último magistrado, el decano de la Corte Suprema, Celso de Mello, se pronunciara en favor del desafuero de los diputados Joao Paulo Cunha, del Partido de los Trabajadores (PT), Valdemar Costa Neto, del Partido de la República (PR), y Pedro Henry, del Partido Popular (PP).
La decisión también afecta al ex presidente del PT José Genoino, quien fue elegido suplente de la Cámara baja en los comicios de 2010 y asumiría su mandato en enero de 2013, en lugar de su correligionario Carlinhos de Almeida, quien en octubre pasado ganó las elecciones para alcalde de la ciudad de Sao José dos Campos. “El STF hizo un buen trabajo. Condenó a los que debía condenar, absolvió a los que debía absolver y definió las penas. Pero no puede, al final del proceso, invadir un campo que es del ámbito del Poder Legislativo. Esto noso-tros no lo admitiremos”, advirtió el presidente de la Cámara de Diputados, Marco Maia del PT. En el voto que definió el desafuero de los diputados condenados por corrupción, el magistrado Celso de Mello respondió indirectamente a Maia, y advirtió que desobedecer a un fallo del STF constituiría un hecho “gravísimo” y expondría a sus autores a juicios penales y administrativos.
“Cualquier autoridad pública que deje de cumplir una decisión salida del Poder Judicial viola la estructura institucional”, advirtió el magistrado, Celso de Mello quien afirmó que la Constitución le asegura al STF “el monopolio de la última palabra”.
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