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El mundo|Lunes, 14 de enero de 2013
Hoy entra en vigencia la reforma que elimina restricciones

Los cubanos salen sin trabas

La eliminación de las barreras para viajar era el giro político más esperado entre los cubanos desde que el gobierno de Raúl Castro comenzó con los cambios paulatinos. No hacen falta la tarjeta blanca (permiso) ni la carta de invitación.

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La reforma migratoria elimina el permiso de salida y se necesita tener el pasaporte al día.

Hoy entrará en vigencia la reforma migratoria en Cuba, que permitirá a sus ciudadanos viajar al exterior sin restricciones. Por ello hay una gran expectativa, tanto entre los habitantes de la isla como en los posibles destinos, en especial en Estados Unidos. La eliminación de las barreras para salir del país era el giro político más esperado entre los cubanos desde que el gobierno del presidente Raúl Castro comenzó con los cambios paulatinos, como las medidas económicas para hacer más competitiva la economía y recortar los empleos públicos o la liberación de disidentes presos.

La reforma migratoria, anunciada el 16 de octubre pasado, elimina el permiso de salida, conocido como tarjeta blanca, y la carta de invitación que necesitaban los cubanos para viajar al exterior. También amplía de 11 a 24 meses el permiso de estancia legal en el extranjero para no perder bienes en la isla y la posibilidad de retorno.

Si bien la nueva normativa permitirá viajar a todos los que obtengan pasaporte y visa del país de destino, las expectativas de algunos cubanos están limitadas, ya que al anunciar la reforma, el gobierno de Castro aclaró que se tomarían medidas para preservar el capital humano creado por la Revolución.

Entre las excepciones que implica la nueva Ley de Migración, figuran razones de interés público o de defensa y seguridad nacional. Con el objetivo de defenderse del “robo de cerebros” formados por la Revolución, continúan algunas limitaciones para los viajes al extranjero de cuadros directivos, profesionales de la salud o la educación y atletas que sean “vitales” para el país.

La nueva regulación busca, sin embargo, “normalizar las relaciones de la emigración con su patria” y flexibiliza algunas condiciones para los cubanos que estén en el exterior. Es que la entrada en vigencia de la Ley de Migración es esperada también con ansiedad en Estados Unidos, ya que miles de cubanos tienen parientes allí.

La reforma migratoria cubana ofrece también algunos pasos para permitir, inclusive, la “entrada temporal” de emigrados que el gobierno cubano consideró “ilegales”, incluidos médicos y deportistas que desertaron o abandonaron el país en los años noventa. En este sentido, se permitirá el regreso temporal de emigrantes que salieron ilegalmente de la isla a partir de 1994 –cuando Washington se comprometió a conceder al menos 20.000 visas anuales a cubanos—, quienes podrán visitar Cuba transcurrido un plazo de ocho años tras su salida. Así, los que abandonaron definitivamente el país podrán viajar a la isla y permanecer durante 90 días sin prórrogas, un plazo que se amplía a 180 días si se trata de ciudadanos cubanos que tienen permiso de residencia en el exterior, conocido como “PRE”.

No obstante, la nueva reforma migratoria mantiene aún limitaciones sobre los movimientos de los cubanos, ya que las autoridades pueden denegar la concesión de un pasaporte por razones de “interés público”, o de “defensa y seguridad nacional”, entre los requisitos que se mencionan para obtener el documento. Por eso muchos temen, especialmente entre sectores de la disidencia, que ahora el “filtro” para poder salir del país sea la expedición o validación del pasaporte.

Otro de los problemas que plantea para los cubanos la reforma migratoria es que dobla el precio del pasaporte: antes costaba 55 pesos cubanos convertibles (CUC, moneda fuerte, casi equivalente al dólar) y ahora cada cubano deberá pagar 100 CUC, en un país donde el salario medio mensual apenas llega a los 20 dólares.

La reforma migratoria cubana proyecta también retos hacia Estados Unidos ante un posible aumento de la emigración cubana hacia su vecino del norte, aunque no parece probable que se produzca un éxodo masivo desde la isla. El tema migratorio ocupa un lugar destacado en el viejo conflicto diplomático que mantienen Washington y La Habana desde el triunfo de la revolución castrista, en 1959, especialmente por la llamada Ley de Ajuste Cubano, que permite a los cubanos que logran entrar en Estados Unidos obtener allí residencia permanente.

En los últimos días, medios oficiales cubanos han resaltado que esa ley de ajuste “obstaculiza cualquier avance en el proceso de conversaciones para regular la migración de forma ordenada, regular y segura” y tachan a esa disposición estadounidense de “paradoja legal y anacronismo”. Se estima que aproximadamente, 1,4 millones de cubanos viven en el exterior, la mayoría de ellos (el 85,7 por ciento) en Estados Unidos y la mayor parte radicados en La Florida.

En este sentido, las autoridades cubanas informaron la semana pasada, a través de los medios oficiales, que la isla está preparada para la entrada en vigencia de la reforma, para lo cual dispusieron 195 oficinas en todo el país para el trámite de pasaportes.

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