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El mundo|Martes, 22 de enero de 2013
La ofensiva francesa recuperó dos ciudades que estaban ocupadas por salafistas

El próximo objetivo militar: Tombuctú

Los éxitos militares de la intervención francesa en Mali se conocieron cuando empezaba a resquebrajarse en Francia el consenso que respaldó la invasión. Hollande afirmó que permanecerán allí “el tiempo que sea necesario”.

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Una aldea en el centro de operaciones militares en Mali.

Soldados de Francia y de Mali recuperaron ayer el control de Diabali, una localidad a 400 kilómetros al noreste de la capital, Bamako, que había sido ocupada por los insurgentes islamistas la semana pasada. En París, el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, anunció también la toma de Douentza. Mientras que en Mali se prolongó el estado de emergencia durante tres meses, comenzó a resquebrajarse el consenso político francés en torno a la intervención.

En el undécimo día de la operación militar francesa en Mali, unos 200 soldados, a bordo de una treintena de vehículos blindados y apoyados por helicópteros Gazelle, ingresaron a Diabali, donde no encontraron resistencia y fueron recibidos con algarabía por la población local, según la radio France Info. También se conoció el avance sobre Douentza. “Este avance del ejército maliense hacia las ciudades controladas por sus enemigos constituye un éxito militar seguro para el gobierno de Bamako, y para las fuerzas francesas que intervienen en apoyo a las operaciones”, señaló Le Drian a través de un comunicado. Luego de haber consolidado sus bases en el sur y centro del país, otra columna de militares franceses proveniente de Niono fue desplegada en Sévaré, a 630 kilómetros al noreste de Bamako, aseguró el enviado especial del canal BFM TV, quien participa en la misión con las tropas francesas. Sévaré es una ciudad clave por su aeropuerto, el que Francia planea usar para continuar con su ofensiva en las grandes ciudades del norte, como Tombuctú, Gao y Kidali, cercanas a la frontera con Argelia, que fueron tomadas en marzo de 2012 por los rebeldes de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI).

Durante la jornada, el gobierno de Mali anunció la prolongación del Estado de Emergencia durante tres meses debido a la situación de seguridad que vive el país. La decisión, divulgada a través de un comunicado y tomada en una reunión extraordinaria del Consejo de Ministros, se produjo diez días después de que el Ejecutivo decretara el Estado de Emergencia por primera vez, cuando el gobierno maliense decidió esta medida en respuesta a lo que consideraron una ofensiva lanzada por los grupos rebeldes salafistas que controlan el norte del país. Ante el avance, el presidente de Mali, Dioncunda Traore, pidió la ayuda de Francia, que se unió a las tropas de ese Estado para detener el avance islamista.

La situación sigue teniendo repercusión internacional. A pesar de que Londres apoyó desde el inicio la ofensiva francesa con el envío de dos aviones de transporte, el gobierno del Reino Unido reafirmó ayer que no desplegará soldados en el Estado africano. “La mejor forma de ayudar a Francia y al gobierno de Mali es a través de logística e inteligencia”, indicó un portavoz del primer ministro, David Cameron. Por el contrario, el presidente egipcio, Mohamed Mursi, rechazó ayer la intervención militar al considerar que podría provocar un nuevo foco de violencia. “No aceptamos la intervención militar en Mali porque esto inflama el conflicto”, dijo el mandatario en la inauguración de la tercera Cumbre de Desarrollo Económico y Social en la capital de Arabia Saudita.

El sábado, Hollande reiteró que Francia permanecerá en Mali el tiempo que sea necesario “para que el terrorismo sea vencido” e insistió en que, conforme a la Constitución, el Parlamento deberá aprobar el principio de esta intervención si debiera prolongarse. De esta forma, hizo referencia a la polémica suscitada en Francia por haber intervenido militarmente en ese lugar sin el visto bueno del Congreso y sin un mandato específico de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ante esta situación, el consenso político con el que contaba para la intervención comenzó a resquebrajarse no sólo como consecuencia de las críticas de los partidos conservadores y ultraderechistas sino también de aquellas fuerzas políticas ubicadas a la izquierda del socialismo.

En tanto, el grupo islamista Ansar Dine (Defensores del Islam) reivindicó en su primer balance de guerra haber matado a 60 militares malienses y derribado a dos helicópteros franceses. Los integristas sólo reconocieron la pérdida de ocho muyahidines. Por su parte, el ejército de Mali sostiene que 11 militares murieron en la reconquista de Konna (centro), mientras que Francia informó sobre la muerte de un piloto de helicóptero, quien rápidamente fue inhumado con honores militares en París.

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