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El mundo|Viernes, 22 de febrero de 2013
OLAV KJORVEN, DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE POLITICAS PARA EL DESARROLLO DEL PNUD

“Será el proyecto de consultas más ambicioso de la historia”

El funcionario explica los alcances de la llamada Conversación Global, que definirá la agenda de metas que reemplazará a partir de 2016 los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Habrá consultas en cien países, entre ellos la Argentina.

Por Pedro Lipcovich
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”Estamos llevando adelante el proyecto de consultas más ambicioso en la historia de la humanidad”, sostiene el noruego Olav Kjorven al referirse a la Conversación Global, auspiciada por Naciones Unidas, para definir una agenda de metas que, desde el 1º de enero de 2016, ocupe el lugar de los actuales Objetivos de Desarrollo del Milenio, que rigen hasta 2015. Kjorven es director del Departamento de Políticas para el Desarrollo del PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo). En febrero del año pasado, el funcionario dijo a este diario que la Conferencia Río+20 sobre Desarrollo Sustentable –que se efectuó en junio de 2012– podría “ser ocasión para establecer una agenda diferente” en cuestiones como la emisión de gases con efecto invernadero, causante del calentamiento global. Hoy admite que en Río+20 “no hubo compromisos muy concretos”, pero es entusiasta en la esperanza de que la Conversación Global “asegure que la voz de los ciudadanos sea parte integral en el proceso”. Porque “los líderes políticos de los países sólo aceptarán compromisos difíciles en la medida en que haya un nivel de presión desde la sociedad civil”. La vasta Conversación se propone en varios niveles: el de la participación mediante canales globales, como lo son las páginas web www.worldwewant2015.org y www.myworld2015.org; el de la participación en el orden nacional, mediante consultas que organizarán las delegaciones de Naciones Unidas en cada país; el nivel de la consulta a expertos sobre temas específicos; el nivel regional, donde continentes y subcontinentes como América latina examinarán los problemas compartidos; pero también se procurará dar cuenta de debates generados en las redes como Facebook y Twitter. El conjunto de estas actividades constituiría, según Kjorven, “una movilización sin precedentes en la historia del mundo”.

–Organizaciones dedicadas a los temas ambientales sostienen que la Conferencia Río+20 sobre Desarrollo Sostenible (efectuada en junio de 2012) fracasó fuertemente en cuestiones centrales como el control de los gases de efecto invernadero. ¿Cuál es su evaluación?

–No diría que la Conferencia haya fracasado. Su meta no era exactamente resolver los problemas, muy serios, que tenemos en campos como el del medio ambiente o la lucha contra la pobreza. La agenda de Río no se refería a resolver en el corto plazo, sino a establecer acuerdos para el largo plazo, crear una agenda para el desarrollo sostenible a largo plazo. El documento oficial establece principios muy importantes en cuanto a la necesidad de integrar las dimensiones social y económica en una política sostenible que pueda atacar la pobreza, la desigualdad, la destrucción ambiental. También en Río vimos una alianza que no se había registrado antes: la que involucra a la sociedad civil, con compromisos de aportar 50 mil millones de dólares desde el sector privado.

“Ahora –continuó Kjorven– se trata de ayudar a todos los países a poner en marcha políticas más poderosas y eficaces para construir un futuro diferente. Esto no es fácil, hay muchos intereses que se oponen a esto. Pero ahora, más que nunca antes, entre los ciudadanos de países del norte y del sur se ha difundido el conocimiento de que la integración es la única manera de resolver los problemas que tenemos. El 21 de enero, Barack Obama, en el discurso que inauguró su segundo período presidencial, otorgó a la cuestión del cambio climático más atención que a ningún otro tema, y afirmó que en los próximos cuatro años Estados Unidos intentará hacer mucho más que lo que se hizo en los últimos años; ahora es necesario actuar, no sólo hablar, sino hacer cosas diferentes, sostuvo en este discurso donde planteó un compromiso mucho más fuerte que el que hemos registrado últimamente en Estados Unidos y en otros países.”

“Actualmente, desde el PNUD llevamos adelante un proceso muy interesante: definir las metas de desarrollo para el futuro; la agenda para los años posteriores a 2015. Ese año finaliza el plazo para el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. La determinación de la nueva agenda es una oportunidad global para definir compromisos, que, incluso, pueden dar más contenido a los que se lograron en Río+20. Llamamos a esto una conversación global, que debería desarrollarse en todos los países del mundo. Y ya hemos empezado. Desde el PNUD estamos dando apoyo a consultas que tendrán lugar en 60 a 100 países. Queremos asegurar que la gente, en todo el mundo, también las personas pobres y generalmente excluidas, pueda contribuir a definir las metas para el futuro.

–¿Esos objetivos se refieren también al orden ambiental?

–Todavía no estamos proponiendo objetivos o metas concretas. Primero queremos consultar, y escuchar, y aprender lo que dice la gente en todo el mundo: qué es lo importante para ellos. A partir del resultado de las consultas, se negociará con los distintos gobiernos, y creo que presenciaremos compromisos más concretos que los que se plantearon en las ocho Metas del Milenio, las que expiran en 2015. Veremos compromisos más fuertes sobre el tema del medio ambiente. Hay discusiones muy activas e interesantes sobre el agua, los mares, el cambio climático, los problemas específicos de las distintas regiones; también sobre el ambiente urbano, el desarrollo de ciudades sostenibles, la protección de las tierras y la productividad, los bosques. Creo que tenemos una buena oportunidad para asegurar que las metas que se definan configuren un marco de desarrollo sostenible.

–Entidades ambientalistas denuncian que cuestiones que usted acaba de mencionar, como la conservación de los océanos y la pesca, no fueron incluidas en el texto final de Río+20, como tampoco los objetivos en materia de energías renovables...

–En el documento final de Río+20 había referencias al tema de la energía y a la situación de la pesca, pero estoy de acuerdo con lo que usted dice en que no hay compromisos muy concretos. Había mucho texto, mucha descripción de los problemas y se hablaba también de soluciones, pero sin compromisos duros para hacer las cosas diferentes. Estoy de acuerdo en que en Río+20 hacía falta un nivel de concreción en cuanto a los compromisos. Pero, aun así, es importante que el documento final haya incluido esos temas, y ahora, con el trabajo alrededor de las metas para el futuro, también en materia de desarrollo sostenible, tenemos una oportunidad muy buena para incluir ese tipo de cuestiones de manera más fuerte.

–¿Por qué en 2015 sería posible lograr compromisos que hoy no se están logrando?

–Es cierto que éstas son cuestiones muy políticas, donde juegan intereses muy fuertes y divisiones entre países. Por eso siempre va a ser complicado lograr los acuerdos que hacen falta para resolver problemas mundiales. No va a ser fácil, pero precisamente por eso hemos empezado con este proceso, que es el proyecto de consultas más ambicioso en la historia del mundo. Se trata de asegurar que la gente, en todo el mundo, pueda participar en la conversación y contribuir a definir qué mundo queremos, qué futuro queremos tener. Yo creo que los líderes políticos de los países sólo aceptarán compromisos políticamente difíciles en la medida en que haya un cierto nivel de presión por parte de la población, de la sociedad civil. En relación con esto, planteamos una movilización sin precedentes en la historia del mundo, para asegurar que la voz de los ciudadanos sea parte integral en el proceso.

“Al mismo tiempo –continuó–, vemos en todo el mundo los cambios dramáticos causados por el calentamiento global; los cambios climáticos y ambientales se están acelerando a causa del fracaso en poner en marcha las políticas que hacen falta. En Estados Unidos, la magnitud del huracán Sandy, el año pasado, ha tenido impacto. Hasta entonces, casi no era posible aludir al concepto de cambio climático en el debate político. Después se abrió un espacio para hablar verdaderamente sobre el tema. Y en todo el mundo vemos cambios así en los debates. Desafortunadamente se producen como consecuencia de desastres o cambios muy fuertes en las condiciones de vida de la gente: inundaciones, huracanes, sequías, grandes calores. En los dos años que restan hasta 2015 hay que poner energía y urgencia en introducir estos temas en el diálogo político. Es cierto que no será fácil, no podemos dejar de lado la complejidad de las cuestiones, sobre todo en la agenda referida al ambiente.

–El proyecto de consultas que ustedes emprenden a nivel global, ¿no requiere la colaboración de los distintos gobiernos nacionales?

–Trabajamos en distintos niveles. Lo fundamental es utilizar nuestra presencia en países de todo el mundo para promover consultas nacionales: deben ser organizadas de modo que maximicen la inclusión, que ofrezcan a todos los actores la posibilidad de participar, abarcando a representantes de los más excluidos, los pobres, los pueblos indígenas, las personas con discapacidad. Todos los sectores deben tener voz para definir la agenda de metas en los diferentes países. Y, efectivamente, estamos dialogando y colaborando estrechamente con los gobiernos. Porque cada consulta requiere ser organizada y porque los gobiernos deben a su vez considerar estas consultas como algo útil para formar políticas nacionales desde las cuales participar en las discusiones en el nivel internacional.

“Se trata de que, cuando lleguemos al punto de concretar las negociaciones, sea sobre la base de reflejar lo que piensa y dice la población en cada país –continuó Kjorven–. Nuestra meta es apoyar el proceso de consultas nacionales en cien países. No sólo trabajamos en los países en desarrollo, sino que insistimos en que los países de la OCDE, los países ricos, organicen sus consultas nacionales del mismo modo, utilizando el mismo abordaje a fin de garantizar la inclusión. Efectuada la consulta, analizaremos los resultados y, comparando los datos de los distintos países, produciremos un informe que pueda contribuir a las negociaciones internacionales, al señalar qué dicen los distintos actores, en todo el mundo, sobre cada tema.”

“Y hay un segundo nivel –advirtió Kjorven–. Es el de las consultas temáticas globales: dar la oportunidad a que expertos con experiencia en diferentes campos discutan cuáles son las soluciones para los problemas, de modo de asegurar un mayor progreso en las metas para el futuro. Un tema de estas consultas a expertos es la sustentabilidad medioambiental. Otro tema es la desigualdad; otro la salud; otro la seguridad. También son temas la energía, el agua, el crecimiento, el empleo. Y todavía hay otro nivel. Actualmente, gracias a las tecnologías y las redes sociales, es posible desarrollar una conversación global, con ciudadanos en todo el mundo, mediante recursos como los teléfonos móviles, Facebook, Twitter y muchas otras modalidades. Queremos captar y analizar lo que dice la gente. Y hay aún otro nivel, el regional: en todas las regiones del mundo, incluida por supuesto América latina, se harán reuniones específicas para examinar las cuestiones regionales.

–Un ciudadano cualquiera que desee participar en la consulta, ¿de qué modo podría hacerlo? Tal vez este ciudadano no pueda o no quiera opinar sobre los grandes temas globales, pero tenga inquietudes referidas a su situación, a su comunidad...

–Tenemos mucho interés, no sólo en las perspectivas referidas a las comunidades nacionales o la comunidad mundial, sino en entender los problemas más importantes en las distintas comunidades. Cotejando lo que la gente diga en diferentes partes del mundo, podremos detectar tendencias. Es claro que esta consulta no puede resolver directamente problemas locales, pero para el proceso global es muy importante entender las tendencias que se dan en las distintas comunidades; ver cómo diferentes personas, en distintas comunidades de distintos lugares del mundo, definen los problemas que experimentan en sus vidas. En cuanto al nivel global de participación de la gente, es totalmente abierto, y cualquier persona puede participar por diferentes medios. Existe un sitio específico de Internet mediante el cual se puede intervenir en la Conversación Global. Estamos trabajando, utilizando los canales de comunicación de Naciones Unidas y nuestras oficinas en distintos países, para hacer llegar la información acerca de esta consulta. Pero, junto con el nivel de participación global, donde cualquiera en el mundo puede acceder a ese sitio web, también queremos que las consultas nacionales sean bien accesibles, y esto depende de cómo se organicen en cada país.

“Los sitios web habilitados son: http://www.worldwewant2015.org/, y también http://www.my world2015.org, donde se puede votar sobre distintas cuestiones; ambos tienen opciones para elegir idioma –precisó Kjorven–. Esto es a nivel global, pero, como decía, también es muy importante la consulta nacional que se efectúe en cada país. Este es en muchos sentidos el núcleo del proyecto. Queremos generar información sobre cada país, maximizar la participación y estar en condiciones de informar a los gobiernos de todo el mundo sobre lo que dice la gente acerca de la agenda para después de 2015. A veces me preguntan por qué hacemos todo esto; por qué todo este trabajo, tantas reuniones y procesos: ¿resultará en algo concreto para la gente? Mi respuesta es que los Objetivos de Desarrollo del Milenio, los que rigen hasta 2015, ya demostraron que una agenda con metas compartidas para todo el mundo es algo enormemente importante para el desarrollo humano; ha hecho una diferencia enorme, en muchos países de todo el mundo, y los efectos los apreciamos en muy distintos niveles. Por ejemplo, la infección por VIH/sida disminuyó muchísimo. También bajó mucho el nivel de mortalidad infantil y materna. Hicimos grandes progresos en el tema del agua potable. Hemos visto que la mayoría de los países integraron las Metas del Milenio en sus presupuestos y en sus estrategias para acelerar el desa-rrollo humano. Nada es perfecto, tenemos todavía muchísimos problemas. Y las Metas no enfocaron suficientemente las cuestiones del medio ambiente, de la de-sigualdad, de la vulnerabilidad. No todo es perfecto, pero hemos aprendido que tener una agenda común entre todos los países, con todos los actores unidos para trabajar hacia el cumplimiento de los objetivos, eso tiene un valor muy grande. Y sería una tragedia histórica si, en la mañana del 1º de enero de 2016, nos despertamos sin una agenda en común para la humanidad.

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