Desde Caracas
El Paseo de los Próceres de Caracas se colmó de venezolanos y venezolanas de todas las edades que caminaban cantando o en silencio, algunos secándose las lágrimas de sus mejillas, otros gritando “uh, ah, Chávez no se va”, mientras los incesantes bocinazos de fondo de las motos y algunos vehículos pedían el paso hacia la Academia Militar del Fuerte Tiuna, adonde fueron llevados los restos de Hugo Chávez. Puertas adentro de la Academia Militar se celebró una ceremonia religiosa en la que participaron los familiares del presidente venezolano fallecido el martes tras una larga batalla contra el cáncer, acompañados de los principales dirigentes del gobierno, entre ellos, el vicepresidente Nicolás Maduro, el canciller Elías Jaua y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. Estaban allí presentes frente al féretro cubierto por la bandera venezolana la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner –junto a su hermana Giselle–; sus pares de Uruguay y Bolivia, José Mujica y Evo Morales, así como la senadora y esposa de Mujica, Lucía Topolansky.
La Academia Militar fue elegida para las exequias porque para Chávez era su segundo hogar. Allí comenzó todo, había dicho el líder venezolano en una entrevista con José Vicente Rangel. El mundo militar, la nostalgia de su pueblo Barinas a sus 17 años, cuando era cadete, sus ascensos, su conciencia del poder. Un lugar que dejó huella en la vida del líder bolivariano. En el salón Simón Bolívar se instaló una capilla ardiente, en donde será velado hasta el funeral de mañana viernes. Durante la ceremonia de ayer en la tarde, Kirchner, Mujica, Morales y Topolansky fueron los primeros en pararse alrededor del féretro como guardia de honor; sus rostros mostraban un absoluto sobrecogimiento. Cuando les tocó el turno a las hijas de Chávez, el aplauso fue prolongado. La Presidenta argentina tenía previsto un encuentro con las hijas de Chávez, María Gabriela, Rosinés y Rosa Virginia, y otros integrantes de la familia del líder venezolano al término de la ceremonia.
Afuera, en las inmediaciones, los seguidores del mandatario que gobernó 14 años lo recordaban con el slogan de campaña de octubre pasado: “Chávez corazón del pueblo”, muchos vestidos con remeras y boinas rojas. “¿Eres argentina, no?”, preguntó un hombre de mediana edad que dijo haber llorado desde que supo que Chávez murió. “Tú tienes una tremenda presidenta. Se compara con Eva Perón, ¡nos sentimos argentinos, tú eres venezolana!”, dijo con el ánimo exaltado Joaquín Pineda, un herrero y soldador de Pdvsa, la petrolera venezolana.
“¡Arriba Nicolás Maduro, carajo!”, gritó un joven mientras caminaba con paso firme para despedir al mandatario. Antes de su última operación Chávez había señalado al vicepresidente Maduro como su delfín político en caso de que él no siguiera en el poder a causa de su enfermedad. Por el Paseo de los Próceres, la despedida se mezclaba con consignas políticas de campaña, como si entre las muestras de cariño y dolor existiera la conciencia de que el legado del presidente fallecido debía continuar. Parado entre la gente, el joven Irving Berlotti dijo que tras la partida de Chávez, cuando se haga un llamado a elecciones anticipadas, él va a votar por el oficialismo. “Uno va a seguir con la línea que dejó Chávez. Es triste haber perdido un líder a nivel internacional, el presidente que más ha influido en la historia de Venezuela que conocí en mi corta edad”, dijo Irving, de 32 años y empleado administrativo. Maduro, de 50 años, será el candidato oficialista para las elecciones presidenciales que deberán “proceder” en un plazo de 30 días, según indica la Constitución, probablemente contra el líder opositor Henrique Capriles, de 40 años, quien perdió ante Chávez en octubre pasado como líder de la Mesa de la Unidad Democrática.
A una mujer que esperaba en la fila para poder pasar y decirle adiós a Chávez se le humedecieron los ojos al recordarlo. “Nos duele en el alma que se haya ido. Estoy muy triste”. dijo Rosa Aldana. Y siguió: “Chávez dejó enseñanzas, nos dejó las misiones sociales para ayudar a los pobres, se ocupó de las viviendas. Algunas personas no lo quieren aceptar”. La acompañaba unos pasos atrás su vecina, Sofía Bordones, conmovida. “Siento que es algo demasiado triste. Y espero que el gobierno siga con sus proyectos, con sus misiones”, agregó la empleada de un laboratorio clínico, de 52 años, vestida con una remera roja y una visera al tono.
Poco tiempo antes había pasado por ahí el auto con el féretro rodeado de una multitud que lo saludaba. La madre de Chávez, Elena Frías, se apoyaba en él, llorando. Maduro, vestido con una campera deportiva con los colores venezolanos, había participado del cortejo junto al presidente boliviano Evo Morales, ministros y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. La marcha había salido del Hospital Militar, donde estuvo internado Chávez las últimas dos semanas desde que regresó de Cuba y poco a poco las calles se fueron llenando de seguidores. Chávez estuvo en La Habana desde el 9 de diciembre hasta el 18 de febrero, cuando regresó a su país.
Un señor de gorra con una V dijo que caminó desde el Hospital Militar porque quería despedir físicamente al comandante. “En mi mente va a estar presente siempre. Tenemos que seguir pá’lante los lineamientos que dejó, sea con Maduro o Diosdado”, dijo Dany Avila, refiriéndose a los dos pesos pesado del chavismo, de quienes se comenta que existe una rivalidad por ganar espacios de poder. De hecho, los medios resaltaron durante el día que no quedaba claro quién asumirá la presidencia hasta que se llame a elecciones. Como no hubo una jura de un nuevo gobierno, los “maduristas” sostienen que este momento forma parte del gobierno anterior y por eso le corresponde al vicepresidente ocupar ese cargo. En cambio, los “cabellistas” afirman que cuando se produce la ausencia absoluta del mandatario en los primeros cuatro años del gobierno, la Carta Magna estipula que es el presidente de la asamblea quien asume.
“Si viene otro presidente va a ser Maduro, seguiremos con él”, dijo Aloisa Aldana, ama de casa que apoya al vicepresidente “porque Chávez lo eligió a él”. A la mujer le quedaba un buen rato para poder despedirse de Chávez. Secándose los ojos con un pañuelo, Aloisa dijo que estaba agradecida por las misiones sociales. “Este gobierno me ayudó con la operación de mi nieta y para que pueda comprarle la medicina.” Otros como ella juntaban recuerdos y añoranzas para estar allí presentes. Como un pedacito del poema que escribió Chávez en sus días en la Academia Militar y que una vez leyó en su programa Aló Presidente: “Adelante centauros / al galope con la lanza en alto / hacia el horizonte del siglo XXI”.
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